El sociólogo Atilio Borón y el teólogo de la liberación brasileño Frei Betto abordaron ayer, en el Centro Cultural Impa La Fábrica, los desafíos que enfrentan las fuerzas progresistas de la región de cara a la reconfiguración política que está viviendo América latina con las victorias de Mauricio Macri, en la Argentina, y la destitución de Dilma Rousseff, en Brasil. A contramano del discurso neoliberal, que interpreta estos acontecimientos como “el principio del fin de los ciclos progresistas”, Borón y Betto negaron tal interpretación y trazaron los pasos a seguir por la nueva izquierda latinoamericana.
Durante el debate “América latina en la encrucijada”, los especialistas desestimaron los argumentos de los agoreros del “fin del ciclo” y recorrieron la historia de la región. Borón enumeró dos razones que desmienten esa idea: que “los ciclos de lucha son interminables, a pesar de que se esté en una fase de meseta o incluso de regresión”, y que “los países considerados puntales conservadores, México, Brasil y Argentina, se caen a pedazos”.
“En Argentina estamos en presencia de un gobierno tambaleante, que no acierta en el rumbo económico, que no logra los apoyos económicos internacionales y que también le está yendo bastante mal políticamente, según las encuestas. Entonces, este fin de ciclo está apoyado en tres países que están girando en falso y seguramente van a sufrir una derrota política significativa”, vaticinó el sociólogo y politólogo argentino, quien también repasó la crisis política en la que está sumido Brasil, que “no logra estabilizar el proyecto de derecha”, que encabezaba Michel Temer.
Betto recorrió la historia de los movimientos emancipadores y destacó que el mayor problema que atraviesan los gobiernos progresistas es la “pérdida de conciencia histórica” de los ciudadanos, que no se reconocen como sujetos sociales pertenecientes a una Nación, ni a una clase, ni pertenecientes a un momento significativo en la historia. “Lo peor que se puede perder es la conciencia histórica, porque cuando eso pasa, regresamos para atrás y se repite el ciclo histórico”, advirtió.
Como autocrítica, el teólogo señaló que las fuerzas progresistas se autoproclaman como representantes del pueblo pero muchas veces “se separan y no reconocen sus valores”, por lo cual propuso “defender el patrimonio del pueblo”. Tomando el caso de Brasil, destacó también que es imprescindible una “articulación económica” y una “organización popular” para garantizar la gobernabilidad.
"Es un momento de crisis pero no de desesperanza, hay que evaluar la estrategia, el trabajo popular, la manera de conducir nuestras políticas porque no basta estar en el gobierno y hacer políticas sociales. Hay que hacer pedagogía liberadora para que la gente pase de una conciencia biológica de su vida a una conciencia política e histórica, para que asuman la responsabilidad del momento histórico.”, concluyó.