A principios de marzo, Meta anunció a sus empleados (la mayoría trabaja para Facebook) que no se mantendría el sistema de lavado de ropa gratuito y que la cena pasaría a ofrecerse a partir de las 18.30, media hora después de la partida del último micro para que los trabajadores vuelvan a su hogar. Cuentan algunos empleados que era frecuente ver a los compañeros cargados de bandejas con comida en sus asientos. Los anuncios llegaron a días de la reapertura de las oficinas, casi como una advertencia para quienes estaban acostumbrados a las comodidades de tiempos prepandémicos que incluían desde atención médica hasta sushi gratis.
Si bien desde la empresa lo negaron, el recorte llega a casi dos meses de la debacle que produjo el último informe de ganancias de la corporación. Ese 2 de febrero las acciones, que estaban en 327 dólares, cotizan desde hace algunas semanas en alrededor de los 200 dólares.
Especialistas del sector empiezan a dudar de que se produzca la recuperación en un mercado tecnofinanciero más interesado en las expectativas de negocios futuros que en la realidad contante y sonante. En marzo las cosas, lejos de mejorar, se tornaron aún más complicadas.
La fuente de los males
Hace años que Facebook sufre un bombardeo permanente de revelaciones que exponen los efectos secundarios de su modelo de negocios y conllevan multas millonarias. Sin embargo, nada impidió que su valor bursátil siguiera creciendo.
Todo parece haber cambiado desde el 2 de febrero cuando se publicó el balance del último trimestre de 2021. Allí se indicaba que la cantidad de usuarios diarios de la red social había caído medio millón sobre un total de 1930 millones. Si bien la merma es proporcionalmente insignificante, fue la primera en la historia de la red social y una prueba más de que los adolescentes prefieren otras redes.
Mark Zuckerberg reconoció en TikTok un competidor feroz en ese segmento. También pronosticó que el cambio en las políticas de privacidad de Apple, que a partir del iOS 14.5 permite a los usuarios bloquear en parte el seguimiento de su actividad online, le hará ganar 10.000 millones de dólares menos en 2022.
En previsión de estos reveses, Zuckerberg quiso adelantarse y en octubre pasado lanzó el Metaverso. Desde entonces empuja a sus empleados a sumarse a la iniciativa que, de momento, solo concretó un gasto de 3000 millones de dólares que las promesas vagas de ese mundo inmersivo no parecen justificar. El presupuesto del Metaverso para 2022 es de otros 10.000 millones de dólares.
Más regulaciones y más multas
Pero si las cosas no venían bien, las malas noticias arreciaron este último mes. En una intervención en la cámara de representantes, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, afirmó: "Debemos hacer responsables a las redes sociales por el experimento que están conduciendo en nuestros hijos para obtener ganancias". Luego anunció más regulaciones.
Las mejoras de los sistemas de control parental de Facebook e Instagram no alcanzaron. De hecho, el responsable de la cuestionada y, aparentemente, abandonada idea de un Instagram para niños, Pavni Diwanji, renunció a principios de mes.
También en estos días se supo de una nueva multa por 19 millones de dólares que la Unión Europea aplicó a Meta por violaciones a las normativas de privacidad. La cifra es pequeña para la corporación, pero sigue afectando su ya pésima imagen.
Se supo además que Facebook volvió a permitir los posteos elogiosos al grupo neonazi Azov, integrado al ejército ucraniano.
Meta dio a entender que abandonaría Europa si una decisión judicial le impedía almacenar información de ciudadanos de ese continente en servidores en los Estados Unidos porque allí rigen normativas de privacidad más laxas. Los gobiernos de Francia y Alemania ironizaron con lo bien que vivían sin redes sociales. Más tarde Meta aclaró que no se iría de Europa.
Vuelta de página
Para revertir la tendencia, Mark Zuckerberg anunció que los NFT (una forma de comercializar bienes digitales promocionada como la nueva gran innovación, pero también muy cuestionada) llegarían a Instagram. De hecho, uno de los grandes negocios de Metaverso puede darse por el uso de NFT, aseguran los más optimistas.
Meta obtiene el 98 por ciento de sus ganancias de la publicidad. Pero sus intentos por diversificarse fracasan una y otra vez, como cuando quiso subirse al tren de las criptomonedas, algo de lo que finalmente desistió.
Zuckerberg no se conforma con el fabuloso negocio que tiene entre manos: en el informe de ganancias de 2021, el mismo que hundió sus acciones, la corporación anunció un ingreso neto de casi 40.000 millones de dólares. En el peor de los casos, Meta necesitará años para dar pérdidas.
Todo indica que Zuckerberg sólo se interesa por negocios de crecimiento constante y buscará otra veta en la que volcar sus enormes recursos financieros y tecnológicos, además de los datos de un tercio de la población global que le dan una enorme ventaja sobre potenciales competidores.