No terminó siendo una fecha muy adecuada para presentar un disco pero claro, no había manera de preverlo. El 24 de marzo de 1976, el Teatro Coliseo iba a recibir a un dúo muy exitoso, otro proveedor de materiales para la guitarreada de fogón. Tenían, vaya coincidencia, una canción emblema que hablaba de sentirse libre aun en el encierro. Pero Alejandro de Michele y Miguel Angel Eurasquin no pudieron presentar En el hospicio, el disco de Pastoral producido por Litto Nebbia. Ya regía el estado de sitio. El terror se adueñaba de la Argentina.
Quizá lo mejor que le pudo pasar al rock argentino fue que los milicos no lo tomaran en serio. Que consideraran a sus representantes -cuando llegaban a saber quiénes eran- apenas unos maricones de vestimenta extravagante y sonido ruidoso. Sí, la cana perseguía a esos músicos y su público y la difusión era una quimera, pero el rock estuvo por debajo de las prioridades represoras de los genocidas. En 1976, el movimiento se cuidó bien de no exhibirse demasiado, pero también ejercitó músculos nuevos, que desconocía cuando todo se estaba iniciando en los '60. Una fuerza que cimentaría todo lo que vino después.
1976 fue el año en que la mejor manera de elaborar el duelo por la despedida de Sui Generis en septiembre de 1975 fue el surgimiento de La Máquina de Hacer Pájaros y Los Desconocidos de Siempre. Sobre todo porque la película Adiós Sui Generis, en octubre, llegó "Prohibida para menores de 18". Fue la temporada en la que PorSuiGieco tuvo que sacar "El fantasma de Canterville" de su disco por las presiones censoras, pero León Gieco se animó a titular así su tercer álbum (y no tardarían en crecerle los problemas que lo terminarían llevando al exilio).
Fue el año, también, en que Expreso Imaginario intentó traer algo de aire fresco desde el periodismo, con una propuesta tan novedosa que, como sucedió con otras creaciones de la era, no fue lo suficientemente entendida por el poder como para perseguirla. Una temporada de pocas ediciones y presentaciones acotadas, de clima tan espeso que hasta asustó a Rolando Castiello Junior, el baterista convocado junto al Negro Medina por un Pappo que recién volvía de Inglaterra: Castiello percibió lo que pasaba en la Argentina del terror, decidió volver a Brasil y Aeroblus fue apenas un instante. En La Plata, donde la represión alcanzaba cimas de salvajismo, la colaboración cinematográfica entre Guillermo Beilinson y Carlos "Indio" Solari habilitaba un aporte musical de Eduardo Beilinson, poniendo la semilla de una agrupación que haría historia grande.
El año terminaría con un soplo de vida en el país conquistado por la muerte. Invisible presentó El jardín de los presentes en el Luna Park, con Spinetta especialmente iluminado por el nacimiento de Dante. Fueron las pequeñas luces en plena oscuridad, las razones por las que el rock local demostró que no era ruido sino cultura. La resistencia de la belleza.