“Con las armas de trabajo cotidiano: /El lápiz, el papel, la lapicera, /Estoy haciendo un collar/De poemas”, escribió alguna vez Alcira Fidalgo, una enorme poeta desaparecida durante la dictadura más cruenta de nuestra historia. Nació en Buenos Aires “por accidente”, según su padre, y al poco tiempo se hizo jujeña. Multifacética: pintora, ilustradora, mujer de letras, militante, fue secuestrada el 4 de diciembre de 1977 por Alfredo Astiz y su grupo de tareas. Tenía 28 años. Desde ese día hasta febrero de 1978 fue vista en la Escuela de Mecánica de la Armada.
El 24 de marzo del 1976 los funestos creyeron que podían arrancar la vida de Alcira, treinta mil vidas, pero se equivocan. Las han sembrado en el pueblo que reclama memoria, verdad y justicia, en cada otoño, en cada plaza: juicio y castigo.
Así, en el marco de las conmemoraciones por el Día de la Memoria, esta noche, en el Teatro del Pasillo (José de Iglesia 1190) de San Salvador, se inicia un Festival que desplegará cine y teatro enlazado con los derechos humanos. Allí habrá, entre otras, piezas de producción jujeña vinculadas con “El apagón de Ledesma”.
El evento, que se extenderá hasta el 3 de abril, comenzará hoy con un homenaje a la artesana del “Oficio de la aurora”. En el encuentro, María del Carmen Echenique, Cecilia Lettoli y Rodolfo Pacheco recrearán poemas de la autora. Además, “Durante la presentación, la sala recibirá en custodia objetos personales de la poeta, valorando la relación de la familia Fidalgo con el grupo de títeres dirigido por Nélida Pizarro -Madre de Alcira- y el grupo Nueva Escena”, destacaron desde la organización.
Con el recuerdo siempre y la lucha como bandera, los gestores subrayaron que “la historia de la familia Fidalgo en Jujuy está íntimamente ligada a la cultura jujeña y tuvo un trágico destino en la dictadura militar. Andrés Fidalgo fue escritor y defensor de los derechos humanos, abogado defensor de presos políticos y de familiares de detenidos-desaparecidos en la provincia de Jujuy. Al comienzo de la última dictadura militar estuvo detenido a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y, al quedar en libertad, eligió junto con su esposa, Nélida Pizarro, el exilio en Venezuela, donde estuvo entre los años 1976 y 1982. Fue el primero en publicar la lista de desaparecidos de Jujuy”, rememoraron.
En la reunión, que sucederá en pocas horas, se oirán los testimonios de Rubén “Chuña” Iriarte y Estela Fidalgo, esta última, hermana de la versificadora, quien le dijo a Salta/12: “Este homenaje surge de las charlas del querido Chuña, que para mí es un gran amigo y un compañero de los títeres de mi madre. Compañero de la época de adolescencia de mi hermana también. Esto, organizado por él y los que fueron compañeros del colegio secundario de mi hermana es como decir que no la han olvidado. Su reconocimiento quiere decir que para ellos significó mucho también en esas etapas juveniles”.
Asimismo, reflexiva y emocionada, reveló: “por otro lado, yo creo que más allá de lo que se merece ella como poeta, el recuerdo de su persona en otras etapas de la vida me parece fantástico. De hecho, cuando les pasé los delantales a los compañeros del secundario, cuando sabía que se reunían en diciembre del 2021 para recordar los años de colegio de la Escuela Normal de Jujuy, yo sentí el deseo de regalarles aquello que había formado parte de esa etapa. Los guardapolvos que mi vieja guardaba, una servilletita de cuando estuvieron en un lugar de viaje de fin de estudio. Es decir, ¿qué sentido tenía que yo siguiera guardando sus cosas cuando para otros tenía más significado todavía, además del familiar? Entonces eso para mí significa muchísimo”, aseveró y amplificó la conversación.
-Los objetos, los poemas son también un puente hacia la Memoria…
-Hay muchísimas cosas de Alcira: cuadernos con sus poemas de cuando iba al colegio, dibujos... tantas cosas que por ahí digo: caramba qué manera de escribir mi hermanita querida, qué maravilla todas sus etapas, ¿no es cierto? Extrañar la familia, sus primeros noviazgos o entusiasmos amorosos, todo eso lo va plasmando en un montón de poemas. Y, por supuesto, la influencia increíble en ella, desde lo literario, de grandes poetisas como Gabriela Mistral o Alfonsina que ni hablemos, para ella fue fundamental. Juana deIbarbourou, la influencia de sus poemas. También en mí, obviamente. Yo no he tenido la capacidad literaria. Más bien mis cosas transitaron por otro lado. Es decir, sentía que mi amor por el ser humano se podía plasmar desde la medicina, por eso fui médica de la comunidad, no del consultorio privado.
-¿Cómo describiría a su hermana, en la intimidad del hogar?
-Alcira era un torbellino. Para mí ha sido muy importante. Mi única hermana obviamente, no éramos más que dos hermanas. Y eso es lo que también quiero recordar. Como militante, la lucha, su secuestro y tortura eso es muy dramático y nos ha atravesado a todos. Mis viejos murieron sin saber nada más de lo que hasta ese momento.
Una de mis hijas, que es la que nace el año en que a ella la secuestran, solo estuvo en brazos de mi hermana media hora, siendo una beba de menos de un mes. Y, sin embargo, lo vive desde lo más profundo de sus entrañas, habla de su tía y es una conmoción. Esa intimidad me lleva a decir: che, caramba, cómo la habrá tenido en sus brazos, qué transmisión de amor en ese poco momento que mi hija lo vive como si hubiera pasado veinte años al lado de su tía. De eso quiero hablar, de cómo fuimos con mi hermana, de cómo fue ella como compañera de colegio y demás. Esa será un poco mi intervención esta noche.
-El 4 de diciembre serán 45 años de su secuestro, un momento muy doloroso. ¿La recordarán entonces?
-Yo prefiero siempre recordarla el 8 de septiembre, que es el día de su cumpleaños. El 4 de diciembre perfora mi corazón, porque además coincidía con el aniversario de casados de mis viejos, que fue también un 4 de diciembre. Era una fiesta familiar que nos destrozó a todos.
Lo vamos a charlar. Tal vez Chuña quiera que hagamos una puesta en escena de algunas de sus cosas. Ella escribía, dibujaba y pintaba tan hermoso. Se me ocurre, pero todavía no lo he pensado.
-¿Su poesía, la acerca o conecta con ella de algún modo?
-La tengo cerca siempre. Quizás en los momentos más difíciles, no con nostalgia, sino que digo: ¿Qué miércoles hago, Alcira?, a ver, ¿cómo tomo está decisión, para qué lado arranco? Porque sé que ella me hubiera guiado. De hecho, era como una fortaleza para mí y siempre me apoyó.
La poeta de las cosas comunes
“Ahí está la poesía, de pie contra la muerte”, sentenció Juan Gelman al recibir el Premio Cervantes. Así, contra el silencio, contra el negacionismo, contra el olvido, los poemas de Alcira Fidalgo desfilan como gigantes en diversas antologías y reunidos en “Oficio de la aurora”. El título del volumen, que se publicó en 2002 por Libros de Tierra Firme, está tomado del último verso de un poema que la jujeña escribió con motivo de la muerte de Ernesto “Che” Guevara.
Reynaldo Castro, editor de la obra, rememoró aquella experiencia y confesó: “No fue una tarea fácil armar Oficio de aurora. Tuve que ver los rostros doloridos de Nélida y Andrés, tuve que leer los textos de Estela que recuerdan una infancia plena, las anotaciones diarias de Alcira, sus fotos... ¿Cómo soportar la injusticia de saber que Alcira, como tantos otros detenidos-desaparecidos estaba llena de vida y alegría y ahora no está?”, se preguntó el también investigador y periodista.
Castro explicó que el libro “completa una parte que uno desconocía. Es el eslabón perdido de la poesía de Jujuy. Hay referencia a este lugar de manera concreta y está la experimentación del verso breve que después desarrollarían Álvaro Cormenzana y Ernesto Aguirre. Hay poemas que son ‘aguirreanos’ (a pesar de que Ernesto publicó su primer libro el año que se pierde definitivamente el rastro de Alcira) como el de la telaraña que atrapó a una mosca, una avispa y los ojos de la poeta. El que más me gusta a mí es uno que le dedica a su compañero desaparecido: Entre las cosas más comunes/ y sencillas /te hago vivir conmigo /Tu cepillo de dientes /se toca con el mío /y tus camisas blancas /se abrazan a mi abrigo”, recitó el responsable de “Con vida los llevaron".
Finalmente, Castro afirmó que los poemas de Alcira hablan de cosas comunes: “el mate compartido, el diario en la mañana, la casa familiar. Ella nos hace encontrar significados más profundos en cuestiones cotidianas porque su poesía es la de alguien que mira con asombro. Por momentos parece como si ella, desde siempre, conociese el alma de las cosas y se esforzara por recordar ese conocimiento evocando que no era así como las había conocido, no con esos nombres y esos límites; pero no recordando nada más”.
“Con las armas de trabajo cotidiano: /El lápiz, el papel, la lapicera”, Alcira dejó testimonio de su voz, de sus luchas, de sus ideales. Hilvanó collares, entre estrofas y metáforas y signó con una huella indeleble nuestra historia, la historia de Jujuy, del NOA, de todxs, los que cada 24 marchamos y gritamos: Nunca más.