Isidoro Oliva y Evelina Rosa Ávila se conocieron en San Juan. Ella, llegó desde La Rioja a esa provincia y juntos partieron a Buenos Aires para vivir en Morón. Tuvieron tres hijas: Gabriela (47) Marcela (46) y Liliana que falleció poco tiempo después de la desaparición de su madre porque tenía una enfermedad congénita. 

Isidoro Oliva, enfermero y militante del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), fue secuestrado por militares en mayo de 1977. Luego, fueron a su domicilio y secuestraron a su esposa, Evelina Ávila. A las niñas las dejaron con una vecina y después quedaron al cuidado de su abuela paterna que en ese momento había viajado a Buenos Aires para festejar el cumpleaños de su hijo. Ante la desaparición denunciaron, la respuesta fue la amenaza y por ello decidieron viajar a San Juan donde Gabriela y Marcela residen hasta el día de hoy.

En Los Chelcos, departamento Rosario Vera Peñaloza, ubicado al sur de La Rioja,  será señalizado del lugar de nacimiento de Evelina Rosa Ávila. Hasta ese lugar llegarán este jueves sus hijas para participar del acto central por el Día Nacional de la Memoria, Verdad y Justicia, organizado desde el Gobierno provincial.

En diálogo con La Rioja 12 y desde San Juan, Marcela Oliva dijo estar “conmovida y agradecida” por este acto en un lugar que hasta el año pasado era desconocido para ellas. “El año pasado tuvimos un acercamiento por medio de Ramiro Mena y nos llevó a un lugar que no conocíamos, no teníamos conexión con esa zona y ni con los parientes de mi madre. Sí sabíamos que vivía ahí. Nosotras en San Juan hemos militado por su desaparición y la de mi padre y si bien, sabemos que mi madre era riojana todas las conmemoraciones la realizamos acá. La tenemos muy presente desde acá y cuando fuimos fue muy emocionante conocer a familiares, y este año, tener un reconocimiento, y que se ponga en el tapete la desaparición de mi madre, es muy conmovedor y me siento muy orgullosa por ellos y los 30 mil desaparecidos”, afirmó.

“No tenemos conocimiento a donde se los llevaron, no hemos podido reconstruir esa parte. Hemos hecho todo lo posible con mi hermana para ver si podíamos conectarnos con ex presos, pero al estar en Buenos Aires se rompió el lazo y solo pudimos aproximarnos a nuestra historia de ese momento al volver a ese lugar y que los vecinos nos cuenten”, comentó sobre su búsqueda. 

“Es importante sostener esta historia en el presente porque esto aún no pasó”, dice Marcela. “En mi familia no sabemos dónde están todavía, dejamos nuestros ADN donde corresponden y siempre estamos atentas a las excavaciones. Hay muchos chicos que aún no recuperan su identidad y que ya no son tan jóvenes. Esto no hace tanto que pasó, los genocidas aún están libres y están muriendo libres. Más allá de lo personal es una militancia para que no vuelva a ocurrir, para que se sepa la verdad. Reconozco que han logrado muchas cosas, pero falta un montón por hacer y esto es lo que nos mueve a nosotras porque los desaparecidos son de todos”, expresó.

Marcela militó en H.I.J.O.S y está en la Red por el Derecho a la Identidad, iniciativa coordinada por la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI) y la sociedad civil creada para difundir la búsqueda de los nietos y nietas.