No podrían ser más distintas las perspectivas de los dos rubros interpretativos femeninos de la 94º edición de los Premios Oscar. Por el lado de Reparto, la temporada ha visto ganar una y otra vez a la bailarina de 31 años Ariana DeBose por Amor sin barreras, por lo que llegará al domingo con el rótulo de favorita indiscutible colgado del cuello. Radicalmente distinto es el escenario en Actriz Protagónica, principalmente porque la mayoría de las asociaciones conformó, a diferencia de lo que ocurrió entre los varones, un plantel de nominadas muy distintos entre sí. Tanto así que ninguna de las cinco mujeres presentes en los BAFTA integra el quinteto del Oscar. Así como Penélope Cruz brilló por su ausencia en estos meses y la primera alfombra roja que recorrerá este año será la del Dolby Theatre, Lady Gaga tuvo un lugar en todas las ceremonias previas, pero no la tendrá en la de este fin de semana. No está nominada. En ese río revuelto, la pescadora que parece sacar una nariz de ventaja es la colorada –devenida en rubia para interpretar a la telepredicadora Tammy Faye en Los ojos de Tammy Faye– Jessica Chastain. ¿Podrá poner su primera estatuilla de la Academia en la vitrina?
Actriz protagónica
Hacía un buen tiempo que un rubro interpretativo no resultaba tan impredecible como el de Actriz protagónica de este año. Si bien Kristen Stewart arrasó en casi todas las premiaciones organizadas por asociaciones de críticos gracias a su atribulada Lady Di en Spencer, su ausencia en los SAG del Sindicato de Actores -cuyos ganadores suelen coincidir con el Oscar porque una buena porción de socios de esa entidad también pertenece a la Academia- y su caída ante Nicole Kidman en los devaluados Globos de Oro le hicieron perder el empuje inicial. No debería llamar la atención que Stewart no haya estado en los BAFTA, donde triunfó Joanna Scanlan por After Love: es sabido que a los académicos británicos no les cayó muy bien la caracterización de la realeza del director chileno Pablo Larraín.
Pero la protagonista de Being the Ricardos, donde interpreta a la comediante Lucille Ball, no volvió a llevarse ninguna estatuilla, y sus chances de conseguir su segundo Oscar luego de hacerlo en 2003 por Las horas caían en picada a medida que subían las acciones de Chastain. La colorada venía corriendo desde atrás con un papel en una película con poca repercusión en materia de nominaciones como la biopic Los ojos de Tammy Faye, hasta que con pocos días de diferencia se agenció el SAG y el Critics Choice, convirtiéndose así en la única del grupo que acumuló más de una estatuilla y, por lo tanto, en favorita para subir por primera vez al escenario del Dolby Theatre en su tercera nominación (las anteriores fueron en 2012 y 2013 por Historias cruzadas y La noche más oscura, respectivamente).
¿Y las otras dos? El notable trabajo de Olivia Colman en La hija oscura no se tradujo en premios. Pero es una de las actrices contemporáneas más apreciadas por la Academia gracias a sus tres nominaciones en los últimos cuatro años. Incluso se dio el gusto de ganar en su debut en el apartado protagónico gracias a su labor en La favorita (2018). Si bien no pudo repetir el año pasado, cuando integró la terna de Reparto por El padre, no debe descartarse que los electores –que votan más con el corazón que con una hoja de cálculos- se inclinen por ella.
Lo de Penélope Cruz, en cambio, es más llamativo. Dueña de una de la única nominación de Madres paralelas, la española, ganadora en Reparto en 2009 por Vicky Cristina Barcelona, no fue incluida en ninguna de las galas relevantes que preceden a la de este domingo. En ese momento se revelará si la Academia tiene una sorpresa bajo la manga para que haya agradecimientos y dedicatorias en la lengua de Cervantes.
Actriz de reparto
A excepción de la veteranísima Judi Dench, que a sus 87 años consiguió su octava nominación –con un triunfo, en la gala de 1999, por Shakespeare apasionado– gracias a Belfast e igualó a Gloria Stuart (Titanic) como la mujer de más edad presente en esta categoría, las contendientes de Actriz de Reparto tienen en común el hecho de que asistirán por primera vez a la ceremonia de la Academia. Entre ellas está Kirsten Dunst, que luego de asomar con una de las grandes revelaciones entre fines de los ‘90 y principios del milenio se alejó del mundo del espectáculo durante varios años y, gracias a El poder del perro, coronó su regreso a los primeros planos de Hollywood.
Pero la recordada Mary Jane del Spiderman de Sam Raimi –que ganó la Palma a Mejor Actriz en el Festival de Cannes de 2011 por Melancholia– ha asistido a todas las entregas de los últimos meses para hacer lo mismo que Jessie Buckley (La hija oscura), Aunjanue Ellis (Rey Richard: Una familia ganadora) y la mencionada Dench: aplaudir el triunfo de Ariana DeBose por Amor sin barreras, en lo que parece la única estatuilla segura para la remake a cargo de Steven Spielberg del musical de 1961. Arista multifacética con más experiencia en las tablas de Broadway que delante de las cámaras, la muchacha de 31 años se impuso en las cuatro postas principales previas a la gran noche de la industria, quedándose con el SAG, el Globo de Oro, el BAFTA y el Critics Choice. Se viene, entonces, un festejo a puro baile y canto.