"Siento el ritmo. Si me ponen un jazz, seguro que no voy a querer atacar a mi contrincante, voy a querer rapear sobre ese jazz." Al definir su espíritu freestyler, Valles T señala su puesto en el crisol batallero: él es, sin dudas, de los que compiten primero desde un sentido artístico.
Pero hay que actualizarse. "El freestyle está en su momento más deportivo", advierte. "Y yo estoy en un punto en el que le encuentro la lógica a ser deportivo, a ser robótico en los entrenamientos y a mirar a los rivales en la jugada." Robótico, justo él, que sacó de la galera aquello del "paso del robot" en la Red Bull Internacional 2018 contra Pepe Grillo y marcó su propio destino.
En ese pendular entre deportividad y expresión lírica encuentra el punto de equilibrio en el que hacer pie, entreverado en un panorama batallero que hoy exige partes iguales de competitividad e inspiración. "La única es evolucionar, tener un 50 por ciento de lo que llena el corazón, pero también el 50 que te va a ayudar a enfrentarte contra un Gazir", dicta. "A fin de cuentas, los artísticos van a tener un plus sobre los que vienen puro mecánico. La única opción que tenemos los vieja guardia, que ya estamos viejitos, es mutar para poder enfrentarnos a estas moles."
► Una aceitada a la máquina
Camilo Ballesteros llega para participar mañana viernes de la final internacional de Combate Freestyle en C Complejo Art Media (Av. Corrientes 6271, a las 19, con tickets en venta acá), como único competidor colombiano en una lista de 14 dominada por Argentina (Klan, Replik, Mecha, MP, Larrix y G Sony, en su retiro) y Chile (Acertijo, Basek, Drose, Metalingüística y Rodamiento), más el peruano Stick y el mexicano Rapder. "Fue sencillo, me compraron la fecha y listo. No sabía a quiénes más iban a invitar, tampoco que iba a ser el único colombiano. No me afecta ni atemoriza", dice.
--Este evento surgió durante el aislamiento. ¿Cómo están las competencias después de tantas fechas a puertas cerradas?
--Ahora estamos nuevamente en una normalidad y jalando más público que antes. Puede que siga su desarrollo como iba el freestyle, de menos a más. En su momento sí fue una gran embarrada para la escena; por lo menos a mí me afectó, estuve encerrado toda la pandemia. En Colombia ni siquiera había FMS como para seguir en ritmo. Cuando en 2020 por fin salí a la internacional de Red Bull, que fue sin público, ese formato era totalmente nuevo para mí. Todos los que participaron sí venían de FMS sin público en su país, entonces tenían más el chip de esa sensación. Ahora que está volviendo el público, pues yo estoy como volviendo al mood de las batallas. Fue un episodio difícil, pero mire, nacieron cosas bonitas, como este evento.
--¿Cómo te pegó ese tiempo en lo personal?
--Intenté distraerme, sacar freestyles, hacer contenidos. Me ayudó más a nivel personal: volví a ser más papá, más hijo, más pareja, más amigo; pero en carrera de freestyler fue una pausa total y me afectó en el regreso. Sin embargo, nunca me caí de cierto podio que ya existe en el freestyle, eso es importante. Todavía siguen las fechas, entonces tengo la oportunidad de reivindicarme: "Valles T, sabemos que estuviste sin aceite un par de meses, pero te seguimos contratando". Todavía estoy en eso, hay Valles T aquí pa' rato. Una de las formas de demostrarlo va a ser este fin de semana y en FMS Colombia.
--¿Por qué creés que este año Urban Roosters finalmente decidió crear la FMS de tu país?
--Era hora. Si querían tener la escena latinoamericana, había un espacio ahí para Colombia. También pienso que los motivó mucho ver que la KO ya estaba intentando armar una liga. Siento que fue más en cuestión de negocios que de corazón, porque si fuera de corazón, ya estábamos pidiendo a gritos antes de que se hiciera la de Perú. Y también por Marithea, que abrió bastante la expectativa.
► Trompa de elite
Hablar de Valles T es invocar a la elite del freestyle en castellano. Un trayecto de más de una década bien marcado por las Red Bull Batalla de los Gallos internacionales de 2018 y 2019, donde logró primero un tercer lugar y luego un subcampeonato, después de una semifinal colosal contra Azcino. En condición de bicampeón de Red Bull Colombia, ganó el espacio de máximo exponente de su país, lugar que conservó hasta hoy y de a poco comparte con la mencionada Marithea.
Al cabo de un paso por Chile, donde dio una exhibición en el Lollapalooza y aprovechó entre partidas de Mario Kart para entrenar junto a JNO y a Nitro -su acompañante en la próxima God Level-, el caucano de 24 años confiesa que trabaja en los modismos locales antes de llegar a cualquier país.
"A los modismos los entreno viviendo, sintiendo la experiencia", especifica. "Sobre Chile aprendí un montón andando en la calle. Ahora llego a Argentina con dos días de anticipación y voy a hacer lo mismo, aunque ya he andado sus calles bastante tiempo. Me interesa saber cómo ha fluido el país políticamente, las protestas que se viven y que uno nunca va a ver en la televisión. A veces toca googlear, pero prefiero rescatar información de las experiencias reales de las personas con las que me encuentre. Eso me parece muy interesante, saber de un país en el que vas a rapear."
--Viviste cosas importantes en Argentina. ¿Qué recuerdos aparecen dentro y fuera de las batallas?
--En 2017 vine a Chile por primera vez y pedí un mes más. Un amigo me compró un vuelo y me fui para Argentina, a trabajar a los buses y los trenes. Me acuerdo de una noche que me quedé en la casa de Duki, de haber ido a la plaza de El Quinto Escalón y hacer el filtro súper grande ahí en el parque. También me metí a un par de callejeras que me sirvieron mucho: aparte del boom mediático me dio una gran retroalimentación lirical. Me enseñó esa calle, amigo, esa calle que se siente, ¿viste? Ese auge villero (lo pronuncia como porteño). Me sirvió bastante. También me ayudaron con el apaño con el "paso del robot". Si no hubiera sido en Argentina, siento que no habría sido lo que fue.
--¿Por qué?
--Argentina tiene eso de que, si algo les gusta, lo vuelven grande o lo posicionan donde quieren. Lo podemos ver en diferentes casos, como el de Lionel Messi, que tiene una cuna que siempre lo va a volver el mejor. Duki, Paulo Londra, todo lo que se mueva en Argentina y la Argentina lo apañe, va a ser así. Tienen esa magia con sus representantes. Mira en lo que convirtieron a Trueno. Ese tipo de ejemplos es obviamente a otra escala, pero en mi caso siento que pasó igual, que al "paso del robot" Argentina lo puso a ese nivel. Cuando se dispararon mis seguidores en Instagram, la gente empezó a ver: "Valles T pasó los 100 mil, los 200 mil en tres días, los 400 mil en una semana, qué locura". Yo siento que fue toda la gente de Argentina. Un antes y un después en mi carrera.
--Recién hablabas de la importancia de Marithea. ¿Cómo ves su lugar en la escena?
--Marithea es un orgullo para Colombia. Primero por ser fenomenal rapeando. Segundo, también por ser mujer y posicionar al freestyle femenino en un nivel que no se había visto. Saliéndome del conflicto de hombres y mujeres, se puede decir que tenemos a la mejor en Colombia. Para hacer dupla, para hacer equipo, para que batalle sola. Es bonito que te tengan como referente de tu país, pero cuando van diez años y sigues siendo el único que invitan afuera, empiezas a sentir que hace falta otro colombiano ahí. Y a mí me ayuda compartir ese lugar con ella.