“Esto es épico”, “es emocionante”, “colmó todas las expectativas”. Así definían los militantes de La Cámpora la marcha de este 24 de marzo. La que comenzó en la exEsma a las 10 de la mañana y culminó en Plaza de Mayo después de las cinco de la tarde. En ese recorrido de 13 kilómetros, a paso acompasado bajo el sol y por momentos bajo una lluvia suave, sus máximos referentes –Máximo Kirchner, Andrés “Cuervo” Larroque, Eduardo “Wado” de Pedro, entre otros--, caminaron con quienes había llegado desde distintos puntos del país para conmemorar la decisión de sostener como bandera la consigna de Memoria, Verdad y Justicia.

“¿Dónde está Máximo?”, le preguntaba una joven a otra mientras caminaban por una vereda de Libertador, al comenzar la jornada. En la avenida, sobre la formación encolumnada, flameaba ya una marea de banderas blancas con sello camporista celeste y negro, de procedencias varias: Córdoba, Salta, La Rioja, Exaltación de la Cruz, Curuzú Cuatiá. A medida que pasaba el tiempo, la formación crecía, sin pausa.

“La multitud superó nuestras expectativas”, confirmaba Larroque al promediar la tarde a Página/12, cuando en la intersección de avenida Santa Fe y Pueyrredón comenzaba a llover, y los cantos se escuchaban con más fuerza. Se esperaba a 30.000 personas. Muchos de “las distintas provincias” explicaba a este diario en horas de la mañana, uno de los organizadores. A las cuatro de la tarde, cuando la lluvia intermitente levantaba los ánimos, Larroque señalaba que eran “más de 50.000 personas, como piso”.

Entre los que llegaron primero está Sandra, de Misiones y toma una foto al estandarte gigante que dice: “Murga Armando”. Los murguistas vienen de Fiorito. Sol y Fer son de Chubut, caminan por la vereda. Llevan una bandera que de un lado pide “defender el agua”. “Es contra la minería”, explica Sol. Del otro lado muestra la multicolor wiphala “de los pueblos indígenas”. Un grupo de chicas de Marcos Paz describe: “Venimos para acompañar y estamos emocionadas porque somos muchos, y porque un pueblo sin memoria repite sus errores” dice Moira. Victoria y Agustina ríen. Están contentas. “Sos nuestra líder”, le dicen.

En otro grupo que llegó temprano, Guillermo de Lomas de Zamora señala: “Es un día especial para los compañeros de base como nosotros, por eso venimos, a defender la memoria y a reflexionar. Porque seguimos la lucha de las Madres para lograr el objetivo que es el bienestar de nuestro pueblo”. Para Guillermo “la necesidad de salir a expresarnos, porque la pandemia nos privó de eso” motiva a tanta gente. “Hay necesidad del reencuentro”, afirma.

Otro grupo llega de Varela. “A 46 años del golpe, seguimos luchando” dice su bandera. Y en la avenida, Jazmín que vino de Mar del Plata sostiene otra que la identifica como La Cámpora Diversa. Marcos y Julián llegaron de Chaco con 10 micros cuentan. “Desde Castelli, en las puertas del impenetrable, a Resistencia, de toda la provincia”, detallan.

Así crece la formación que, por más de siete horas, recorrió la distancia que media entre la exEsma y Plaza de Mayo. Y le permitió a La Cámpora establecer una nueva marca en la revisión de la aciaga actualidad política. Lo definió Máximo Kirchner al señalar que “esta caminata de 13 kilómetros y con estas ganas, marca el nivel de decisión que tenemos para transformar la patria”. El diputado del Frente de Todos coincidió en que “esta movilización superó ampliamente lo que esperábamos”. Para reafirmar: “Es con la gente adentro”. La calle colmada, le deba la razón.

Es que a los grupos que llegaron del interior se fueron sumando vecinos de CABA. A cada cuadra crecía la columna, sólida, “de gente con convicción” expresaba Horacio Pietragala al entrar en avenida Santa Fe. “Es emocionante y no perdemos la alegría”, explicaba Luz poco después ya que, desde un balcón de esa coqueta avenida, alguien arrojó huevos a los manifestantes. “No cuidan los alimentos, se ve que no les cuesta”, agregó Luz mientras se escuchó cantar: “¿A dónde están, que no se ven, los cacerolos de Callao y Santa Fe?”.

Fue esa la única demostración de hostilidad, visible, en un evento caracterizado por la emocional racionalidad con que se transitó al centro porteño, como cada año hizo La Cámpora desde 2016. “Cuando ganó Macri –recordó Mariano Recalde—, muchos decían que fuera del gobierno íbamos a desaparecer, justamente. Qué alegría hoy ver que estamos, volvimos y caminamos, con todo lo que significa hacerlo un 24 de marzo”. Mayra Mendoza agregaba, con una sonrisa: “Y pensar que en ese momento –cuando ganó Macri-- decían que se venían 20 años de neoliberalismo”.

La fiesta de la agrupación de pura cepa kirchnerista, había comenzado a las 8 de la mañana con las columnas apostadas frente al Sitio de Memoria exEsma. A las 11 comenzaron a llegar las caras conocidas y queridas por los manifestantes: todos querían fotos con el ministro del Interior, “Wado” de Pedro, con Larroque, ministro de Desarrollo de la Comunidad de Buenos Aires. Y cuando llegó Máximo Kirchner hubo también foto grupal con Axel Kicillof, Luana Volnovich, Teresa García, Mayra Mendoza.

Cerca, Mariana Braga, que era enfermera antes de la pandemia y hoy estudia medicina en la Universidad de José C. Paz, explica, en nombre de los equipos de salud de La Cámpora, que “esta es la madre de las movilizaciones”. “Nosotros ya lloramos por los compañeros que no están y abrieron el camino –subraya--, y estamos acá para seguir su ejemplo y transformar la realidad, es la enseñanza que nos dejaron ellos”.

Leandro Moreno, de Parque Patricios, sale de la columna para saludar a un amigo, otros se acercan. Hay charlas rápidas, miradas atentas. “Muchos no esperaban que llegara tanta gente” comenta. “Pero tenemos motivos, conmemorar la memoria y bancar la parada frente al FMI. Hay una relación lineal desde el ‘76 y los 30.000 desaparecidos, al gobierno de Macri –razona--. Por eso estamos acá, porque al Fondo se lo combate en la calle y con el pueblo organizado. Y para eso ¿qué mejor que un 24 de marzo?” se pregunta, antes de que la columna comience a moverse.

Para De Pedro, el fin es “mantener vivo el consenso logrado sobre el Nunca Más –expresó, antes de iniciar la marcha— para que no se reivindique a genocidios o a las dictaduras”. Larroque agregó el análisis político: “las expectativas fueron superadas y eso trae más responsabilidad por expresar al conjunto y estar a la altura de esas expectativas, que son las que generó el Frente de Todos en su origen”. Puesto ante la coyuntura sostuvo: “Esto constituye un punto de inflexión y permite renovar fuerzas de cara a lo que viene”.

Ya frente al Obelisco la columna comenzó a organizar su ingreso a Plaza de Mayo. En los primeros grupos podía verse, entre los militantes de base, a otros referentes de peso como Juliana Di Tullio, Araceli Bellota, Mara Brawer, Cristina Álvarez Rodríguez, Daniel Gollan, Ricardo Forster, Leopoldo Moreau. Eran las 5 de la tarde cuando la columna llegaba al Obelisco. Y seguían sumándose personas a la formación que caminaba las calles. El cineasta Fernando Spiner, era uno de ellos. Y mientras en la plaza comenzaban a leer el documento de los Organismos de Derechos Humanos, todavía faltaba que la mitad de la impresionante columna de La Cámpora, rodeara al Obelisco para dirigirse a la plaza.

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