Hubo un tiempo en que Horacio Fontova solía pasar navidades y años nuevos con la familia Vitale. También compartía con ella cenas domingueras a mesa grande y tendida, en las que a veces, lógico, pintaba tanada. Una noche, de hecho, una discusión colectiva y subida de tono derivó en que uno de los jóvenes del clan vació una copa de vino en el pescado que estaba preparando Doña Esther, alma mater de la casa, y se fue raudamente del sitio. “El 'Negro' lo miró y dijo 'qué grosso, che'”, cuenta y ríe Lito Vitale, testigo directo de la secuencia. Otro día, más cerca en el tiempo, Laura Ros lo invitó a cantar un tema en un show y, cuando Fontova apareció en escena, ambos empezaron a reverenciarse recíprocamente en modo “bajar cabezas” hasta que los dos terminaron en el piso, boca abajo. “Cosas que solo podían pasar con él”, dice Ros, descostillada de risa. Rolando Goldman también conoció mucho al polifacético "Negro". Cierto martes, el charanguista lo invitó al programa que tenía en la Radio de las Madres. Y justo caía 13. “Fue muy divertido, Horacio dijo al aire que al amor de su vida (la querida Gabriela) la había conocido un martes 13 y que vivían juntos en la Calle Serrano 1313. Por cierto, en la mesa del estudio de radio pusimos algunas estampitas de Pugliese”, recuerda el músico.
Es una bendición que Horacio Fontova tenga un merecido homenaje artístico-musical como el que va a suceder este sábado a las 20 en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151), bajo el nombre Fontova presente. Pero tal no lo completa si no se lo adoba con el sinfín de anécdotas hermosas, risueñas y desafiantes que el cantautor, dibujante, humorista y actor argentino dejó en la memoria del pueblo, antes de abandonar el orbe en abril de 2020. “Cuando se hizo lo de Fontova presidente en el Estadio Obras, yo era invitada como el ministro de ¡gomería! y cantamos varias canciones juntos”, aporta Claudia Puyó, haciendo viajar su memoria hasta 1988, cuando tal hecho ocurrió. Se conocían de cuando la cantante concurría, de chica, al bar del “Negro”. Otro que lo conoció allá lejos en el tiempo fue Claudio Kleiman, que también será parte del concierto-homenaje. El periodista se suma al anecdotario. “En uno de los cumpleaños del Negro pude conocer desde el tipo que hacía la voz de Larguirucho hasta, no sé, Fabio Zerpa”, recuerda Kleiman.
Tal vez alguna secuencia bizarra más aparezca -ojalá- en el CCK cuando Vitale, Kleiman, Ros, Goldman, Puyó, una treintena de artistas más y una banda de catorce músicos dirigidos por Gustavo “Popi” Spatocco activen el largamente esperado homenaje a Horacio Fontova, producido artísticamente por su compañera de vida Gabriela Martínez Campos. “Ni bien me convocó Gabriela, supe que esto iba a ser algo del tamaño fontoviano”, aporta Spatocco a Página/12. “Porque las dimensiones de Fontova tienen que ver con esa cosa polifacética que él tenía en su talento, con sus múltiples formas de expresarse en el arte. Sabíamos que teníamos que armar un concierto que diera lugar a todas esas facetas, incluida la inteligencia de Horacio respecto de un montón de temas súper vigentes como su compromiso político, con la naturaleza o su existencialismo a ultranza matizado con toques de mucho humor. Por eso, el evento se terminó transformando en algo muy grande con músicos, actores y bailarines”, despliega el exdirector musical de Mercedes Sosa.
La banda de catorce músicos armada por “Popi” para la ocasión descansa su propósito, entonces, en el hecho de ser el soporte musical y estable de algo mayor. De algo que supera el mero hecho musical, claro. “La idea es darle una mirada actual a los temas del Negro. Necesitamos llorarlo y celebrarlo a la vez, porque se fue en plena pandemia, cuando los ritos de duelo tuvieron que suspenderse obligadamente. Esto tiene que ver con hacernos fuertes en el dolor”, cuenta el experimentado director y arreglador.
Facundo Guevara, uno de los convocados por Spatocco para integrar la banda tributo, tocará percusión junto a Matías Furió. “Me produce una gran emoción hablar de Horacio, a quien conocí por medio de dos entrañables amigas de ambos, Liliana Herrero y Liliana Vitale”, cuenta. “Supe de él desde que tuve uso de razón, sobre todo por sus intervenciones en la revista Expreso Imaginario. Tiempo después, pude entender cómo él trasladó esa estética a las canciones, desde el Fontova Trío hasta Fontova y sus Sobrinos, formación esta última que me marcó mucho, porque fue la primera manifestación de música afrolatina que percibí en la Argentina. Siempre escuché esos discos y, cuando pude conocer personalmente al Negro, se lo dije. Nos hicimos amigos, y siempre me demostró ser un compinche, alguien que estaba ahí haciendo el aguante”, suma Guevara.
El percusionista aportará sus ritmos para que Puyó mueva el vientre en uno de los temas del último disco del homenajeado (Fontova 2004, Negro), Ros cante “Que sí, que no” -tema que tiene mucho para jugar, por la libertad absoluta de su melodía y su letra humorística, según ella-, y Vitale encare junto a Marian Farías Gómez “Que viva la chacarera”. “Para mí va a ser un momento hermoso, porque adoro a Marian, a Popi y, claro, al Negro, con quien hicimos infinidad de cosas juntos”, vuelve Lito. Marian, que cantará a su lado, aporta su visión sobre el homenajeado. “Recordar al Negro es sonreír y darle una abrazo ¡era tan tierno! Aunque estuvieras pasando el peor de los momentos, él te sacaba caminando. Además, era un gran músico que terminó eligiendo lo popular en vez de algo más 'importante', entre mil comillas. Es más, era tan buen tipo que se fue sin avisarnos… No quiso amargarnos, porque sabía que era eso lo que nos iba a pasar”.
En el mismo ángulo emocional de Marian se para Laura Ros: “Vamos a tratar de hacerle honor a Horacio porque no pudimos despedirlo. Va a ser una noche medio intensa, muy emotiva, triste, y particularmente no sé cómo me va a pegar, porque él era como parte de la familia… Con mi mamá se decían primos, incluso. En fin, la idea es tratar de que sea un momento lindo, de celebración".
Tal como detalla Spatocco, la larga lista de partícipes conjuga actores, actrices, periodistas, músicos y gente de la cultura nacional y popular en general. Del primer rubro provienen Cecilia Roth, Cecilia Rossetto, Daniel Fanego y Mirta Busnelli, entre otros y otras. Entre los periodistas, estará el citado Kleiman que también es músico y que trabajó con Fontova en la Expreso Imaginario, durante el segundo lustro de la década del '70. “Era mi ídolo dentro de la revista”, cuenta él. “Además, era mi hermano. Nos habíamos elegido los dos como tales. Además, en la revista el Negro era un crack, hacía todo bien: dibujar, diagramar, armar volantes para algún recital… Era un todoterreno que resolvía todo y con un arte alucinante. Ya en ese momento actuaba y componía unas canciones alucinantes, incluso antes de armar el Expreso Zambomba. Enriqueció mi vida en todos los sentidos. En una oportunidad, se quedó a vivir en casa unos dos años y, en medio de la estadía, se me ocurrió pintar. El me ayudó con el techo y pintó una nubecita blanca. Bueno, ese siguió siendo mi cuarto y cada vez que miro el techo, pienso que Horacio me está saludando desde algún lugar”, se emociona Kleiman, que tocará la guitarra dobro en el blues “Adonde van”.
El elenco musical se completa con la Bruja Salguero, el Chino Laborde, Franco Luciani, Guillermo Fernández, Hernán Lucero, Juan Carlos Baglietto, La Bomba de Tiempo, Lidia Borda, Ligia Piro, Liliana Vitale, Luciana Jury, Richard Nant, Bruno Arias y Alfredo Piro, además de los mencionados. A Arias, por caso, le tocará en suerte interpretar “Canción del indio triste”, del Fontova Trío. “El Negro siempre tenía buena onda con los jóvenes. Cuando tocaba en una peña o en un festival se acercaba a nosotros y le gustaba compartir, estar con los músicos”, recrea el changuito jujeño. “Siempre nos tiraba la mejor. Una vez, poco antes de morir, me invitó a su casa a compartir unos mates y guitarrear un rato. Por supuesto, lo recuerdo con mucho cariño porque era una persona muy humilde, que abrazaba a los colegas. Y que no tenía grises, además: o era blanco o era negro. Políticamente, él siempre marcaba una postura y era un referente en ese sentido”.
Alfredo Piro, a quien le tocará en suerte ejecutar “Sacá la mano de la lata” en clave de milonga, también se deshace en elogios. “Horacio cantaba como solo los dioses humanos lo saben hacer. Además, era un guitarrista extraordinario, dibujaba increíblemente bien, componía lúdicamente con una fina ironía desde la cual, sin vestirse con ropaje de cantor de protesta, bajaba línea mejor que nadie o, en tal caso, mejor que todos. Además era autor, compositor, y también brillaba como actor tanto en el mainstream de la tele y de la calle Corrientes como en el under postpunk. Fontova es quizá para la cultura popular único en su especie: eslabón perdido entre el intérprete de la música de raíz, el rock y el capocómico de Peor es nada”, sentencia el cantor.
El vínculo entre Piro y el Negro se originó en un convite causal: lo invitó a cantar "Los argentinos", famoso vals de un grupo de actores y músicos de Mar del Plata que el mismo Fontova había popularizado, en uno de sus shows. “No solo vino a cantarlo, sino que terminó armando la idea de cómo llevarlo adelante de la mejor manera posible. Lo empezó cantando desde la platea, tal cual es ese irónico manifiesto: en primera persona del plural”, evoca Piro, quien terminó cruzándose con Fontova en innumerables “sobremesas sin reloj” en La Peña del Colorado, en la cooperativa del Club Atlético Fernández Fierro, en La Casona del Teatro, o en Moliere, tras cantar "Una copa derramada", junto a La Surca. “Alguna de esas noches, el Negro me contó que su tango preferido era el icónico clásico de Azucena Maizani, 'Pero yo sè'… Bueno, lo que yo sé es que no habrá ninguno igual. No habrá ninguno como el querido 'Nigger' del Comando Amelia Vence. Un artista inabarcable y una persona enorme en su generosidad, comprometido con las causas sociales y los derechos humanos”.
Con la realización audiovisual de Gonzalo Pérez Martínez Campos y una banda grande que, además de los citados Guevara y Furió, estará integrada por Ricardo Cánepa en contrabajo, Sebastián Henríquez en guitarra, Natalia Cabello y María Laura Bertero en violines, Elizabeth Ridolfi en viola, Paula Pomeraniec en cello, Paulina Fain y Martín Pantyrer en vientos, Iván Barrios en trombón, y la dupla Mora Martínez-Lucas Camejo en coros, Fontova presente unirá a todos y todas en un final cuyo contenido no será revelado hasta que ocurra.