Las circunstancias tristes de estos días involucran contiendas bélicas, como la que sucede en Ucrania. La invasión rusa desmanteló la continuidad de una de las Orquestas Filarmónicas de ese país, con sede en la ciudad de Lviv. Y la situación quiso que su último proyecto haya tenido por protagonistas a dos argentinos: el maestro y compositor bonaerense Francisco Varela y el pianista rosarino Fabio Banegas.
Hace casi un año atrás, en las páginas de este diario, Banegas contó acerca de la edición internacional en CD de Bottiroli: Complete Piano Works 2. Nocturnos, dedicado al rescate de la obra de su mentor: José Antonio Bottiroli. Ayer, precisamente, Banegas presentaba en Buenos Aires una de las obras del ilustre compositor rosarino: “Es la primera vez que se toca Bottiroli en Buenos Aires, una obra pequeña pero hermosa para piano y orquesta: Pequeña obertura sobre algunos temas de Mario Tarenghi, un compositor milanés del que Bottiroli tenía un libro de piano a cuatro manos, que tocaba conmigo y con la esposa; de ahí él parafraseó uno temas y quedó esta obra, que es bellísima”, refiere el músico a Rosario/12.
Como se indicaba previamente, entre las actividades recientes de Banegas figura la participación con la Orquesta Filarmónica de Lviv, junto a la dirección de Francisco Varela, en la grabación de 5 obras sinfónicas de César Franck (1822-1890), con motivo del bicentenario del nacimiento del compositor, de origen belga y nacionalizado francés, de cuya música para piano Fabio Banegas es uno de sus más relevantes conocedores. La grabación será editada por el sello discográfico Guild Music, del Reino Unido, y el lanzamiento está previsto hacia mediados de año.
“Esto surgió por la iniciativa de Francisco Varela, excelente director, con quien estamos colaborando en varios proyectos. A raíz de los 200 años del nacimiento de César Franck, él sabía que años atrás, cuando hice mis estudios de maestría, estudié toda la obra para piano de Franck. Él tenía un contacto con la Orquesta Filarmónica Nacional de Lviv, ellos disponían de una semana y allí fuimos a grabar todo un disco de obras, de poemas sinfónicos de César Franck”, señala el pianista.
-Y durante los prolegómenos de la contienda.
-Exactamente. Nunca me imaginé que meses después, un lugar en el que estuve iba a estar bombardeado, peor aún luego de conocer a gente que se volvió querida y amiga. El proceso de edición del material lo hizo Andreii Mokrystki, uno de los grandes ingenieros de sonido, ucraniano, a quien buscan todos los sellos discográficos. Desde enero hasta el día anterior al comienzo de la guerra, hubo un ping-pong entre Varela y Andreii para hacer ajustes con la mezcla. Eso duró exactamente hasta el día anterior a la guerra. Hubo momentos en donde no sabíamos si Andreii iba a poder entregar el master a la discográfica, porque él vive en Kiev y en ese momento ya había toque de queda. Así que yo bajé los brazos. Sin embargo en pocos días, a la semana, nos dio la sorpresa de que tenía listo el master, deseándonos la mejor de las suertes.
En diálogo con Rosario/12, el maestro Francisco Varela refrenda lo dicho: “Mientras trabajábamos el material con Andreii, se estaba generando el conflicto armado; ya teníamos el orden de los tracks para el disco, todo estaba listo para que él hiciera el master final, y de pronto arranca el conflicto y el toque de queda, con él sin poder salir de su casa. Ahí hubo como un parate, tuvimos que esperar a que considerara seguro volver al estudio. La situación se volvió una incógnita, pero logró hacerlo. No sé el nivel de riesgo que le supuso, pero valoramos muchísimo que en ese contexto y situación haya tenido margen para ocuparse de terminar el proyecto”.
Banegas agrega: “Lo que yo admiro es que ante la adversidad que están pasando, ellos tratan de satisfacer las obligaciones tomadas. Es un acto de heroísmo y de amor a lo que se hace, que nos conmovió mucho. La grabación también se registró en video y esto es algo que se está trabajando ahora; el señor que lo edita se llama Bohdan Sehin y me mandó un video, tomado del balcón de su casa, contándome cómo están viviendo, con las sirenas que tocan varias veces al día, con los vidrios con cinta para que si se quiebran no exploten para adentro. En ese contexto se compromete a terminar el material. Es conmovedor”.
Como informa Banegas a este diario, Bohdan Sehin, encargado de la coordinación de la grabación en video, es director de desarrollo musical de la Orquesta Filarmónica de Lviv; su trabajo tuvo complemento con el de Serhiy Horobets, “fue quien nos filmó, él tiene su página web y trabaja para LvivMozArt. La traductora, Olga Kovalevska, huyó a Alemania”. Según Varela, “no sé en qué situación está ahora la orquesta, si bien no están funcionando. Tal vez la mitad de los músicos ya no esté más en el país. La orquesta es excelente y los músicos recibieron muy bien nuestro trabajo, con entusiasmo. Es bastante impresionante saber que la ciudad donde estuvimos hace pocos meses, muy linda y con mucha historia, se transformaría en una especie de capital paralela del país, en el marco de este conflicto tan terrible”.
Banegas añade un comentario particularmente relevante: “La música es un idioma que habla mucha gente. En la orquesta de Lviv muchos no hablaban inglés, pero a la música la hicimos juntos y salió muy bien. Además, se grabó la obra de un compositor como César Franck, que era una persona muy delicada, religiosa, todo lo que escribió estuvo dedicado a sus creencias, era católico, muy místico, una persona de muchísima profundidad. Y eso también lo encuentro notable, porque fue este compositor y no otro el elegido, siendo como fue, una persona extremadamente sensible”.
En otro orden, la colaboración entre Francisco Varela y Fabio Banegas continúa. En lo inmediato y según el pianista, “vamos a ir a Hungría en un mes, a grabar a un autor argentino nunca grabado antes: Eduardo Grau. Será el 20 de abril en Budapest, con una orquesta de allí, Anima Musicae. Haremos cuatro conciertos mixtos para instrumentos solistas y orquesta de cuerdas”. El objetivo del pianista, internacional y nacido en Rosario, es preciso: “legar un legado”, así como lo hace con la obra del maestro José Antonio Bottiroli.