Hace unos 30 años, mientras sus padres le sugerían que estudiara una carrera tradicional, Troy Kotsur gastaba 300 dólares en sobres y estampillas para enviar fotos a 300 directores de casting con la esperanza de conseguir, con mucho viento a favor, una audición. Si efectivamente se concretaba, durante las pruebas sabía que sus sueños se esfumarían ante la inevitable pregunta de si podía hablar. Él, sordomudo de nacimiento, respondía que no, y entonces a desembolsar otros 300 dólares. “He pasado por mucho: problemas económicos y opresión, gente que no está lista para trabajar con un actor sordo. Con todas esas luchas y traumas, siento como si tuviera heridas en todo el cuerpo que finalmente se curaron”, contó hace unas semanas este hombre de 53 años al diario The New York Times. Esa curación llegó con algo que muchos considerarían una frivolidad: una nominación al Oscar como Actor de Reparto por su trabajo en CODA: señales del corazón. “No me di cuenta del gran avance que sería -incluso más grande de lo que pensaba-; es realmente una bendición”, dijo.

Pero para alguien que sabe cómo pesan las miradas de reojo y cuánto duelen los cuchicheos a sus espaldas, llegar a lo más alto de la industria es poco menos que tocar el cielo con las manos, la coronación de un camino ripioso que recién empezó a allanarse en la última década gracias a algunos trabajos menores en series como Mentes Criminales, CSI y The Mandalorian. Hasta entonces, había trabajado en varias obras de teatro para sordos, donde compartió tablas con Paul Raci, un hijo de padres sordos que fue nominado el año pasado por El sonido del metal, un rol para que Kotsur había audicionado casi al mismo tiempo que lo hacía para CODA. Hubo varias audiciones más para ese papel, pero después de un año y medio las esperanzas eran nulas. Hasta que recibió la noticia que tanto esperaba: era el elegido.

Remake de la francesa La familia Bélier (2014), la película dirigida y guionada por la estadounidense Sian Heder fue la gran revelación del Festival de Sundance del año pasado al llevarse el Gran Premio del Jurado y los reconocimientos Mejor Dirección, Mejor Elenco y el del voto del público, desatando una puja entre las principales plataformas que terminó de inclinarse a favor de Apple TV cuando desembolsó la cifra récord de 25 millones de dólares. Allí Kotsur interpreta a Frank Rossi, un pescador sordo que timonea un emprendimiento familiar y tiene dificultades para relacionarse con su hija adolescente, Ruby (Emilia Jones). Que ella sea la única integrante oyente de su familia la convierte en lo que en inglés se llama Child of Deaf Adults (de allí el acrónimo CODA), es decir, en una hija de padres sordos. Pero a Ruby no le interesan las redes ni los barcos, sino la música y el canto, dos áreas con la que papá Frank no quiere saber nada. No quiere, ni puede. Pero allí irá la jovencita tras su sueño, de la mano de un amable profesor que opera como inspiración (el mexicano Eugenio Derbez), al tiempo que sus padres descubren que ella -antes que su hija- ya es una mujer con voluntades y deseos propios.

Dueña de un optimismo innegociable y de una idea del cine como terreno donde las fantasías están para cumplirse, CODA le permitió a Kotsur arrasar con el rubro de reparto en prácticamente todas las galas de la temporada de alfombras rojas, quedándose con, entre otros, el SAG del Sindicato de Actores y el Critics’ Choice. Un momento de ensueño, de sentir que décadas de lucha empiezan, por fin, a dar resultados. “Realmente me había acostumbrado al rechazo, y eso fue un buen entrenamiento para aprender a aceptarlo y seguir adelante. Tenía que seguir avanzando solo para demostrármelo a mí mismo. Realmente espero que Hollywood haya aprendido a tener paciencia, porque he sido paciente tratando de trabajar con personas oyentes. Es muy importante no pensar en los actores sordos desde una perspectiva de limitaciones, porque como sordo puedo conducir, puedo cocinar, puedo tener sexo, puedo hacer todo. En el único lugar donde hay una barrera es en la comunicación, y eso es todo”, contó a la publicación neoyorquina.

Esperanzado con que la inclusión de personajes con sus características en películas como la mencionada El sonido del metal o incluso en una superproducción de Marvel como Eternals sea el primer paso para más oportunidades, Kotsur puede convertirse en el primer sordomudo en conseguir un Oscar. El primer hombre, porque ya hubo una mujer que lo consiguió: Marlee Matlin en 1987 por Te amaré en silencio. “Fue la primera vez que vi una auténtica representación de una persona sorda en la pantalla grande. Pensé: ‘Espero poder trabajar con ella algún día´. Después de muchos años, estuve en Deaf West Theater, y resultó que Marlee venía a casi todas las producciones en las que estuve. Nos conocimos un poco a lo largo de los años”, recordó.

Por esas vueltas de la vida, la actriz interpreta a la esposa de Kotsur en CODA. Cuando supo que compartirían el set, ella le dijo: “Siempre he esperado trabajar contigo algún día. Puse tu nombre en mi lista de deseos de actores con los que quería trabajar”. El actor reflexionó sobre su compañera: “Ella misma ha hecho un viaje difícil, y es agradable tener esta experiencia compartida. Pero, en realidad, es estupendo para todos los miembros de la comunidad de sordos e hipoacúsicos. Especialmente para los niños más jóvenes que tienen esperanzas y sueños, porque yo soy la prueba de que esos sueños pueden hacerse realidad”. Un sueño que este domingo puede teñirse de dorado.