Desde que el capitalismo adhirió al modelo neolilberal, la globalizacion se encargó de extender el nuevo modelo por todo el mundo. Apertura de mercados, desregulacion económica, privatizaciones, prioridad de los ajustes fiscales, promoción del Estado mínimo, todo lo que el Consenso de Washington y el pensamiento único pretendieron que sean normas necesarias y universales.
De repente, ya en este siglo, vinieron, sorpresivamente, la pandemia y la guerra de Ucrania. Los países han vuelto a reaccionar nacionalmente a sus efectos, cada uno buscando formas de recomponer la capacidade de acción de sus Estados para proteger a sus países, cuidando de sus fronteras, poniendo en práctica políticas de salud pública y ayuda a los mas fragilizados, valiéndose de recursos estatales. El Estado ha vuelto a asumir responsabilidades que había delegado a empresas privadas y al mercado en general. Se imponen formas de reforma fiscal que buscan concentrar los impuestos en los más ricos.
Joe Biden pone en práctica medidas de inversión económica y social, que parecen romper con las políticas neoliberales vigentes en Estados Unidos hace décadas, como politicas bipartidarias. Las medidas en contra de Rusia hacen retroceder la globalización, despues de un largo proceso para convencer a ese pais y a China a adherir a la globalización.
En este punto se puede plantear la cuestión: ¿en qué medida el consenso neoliberal sobrevivirá a esta guerra y el mundo de posguerra tendrá un escenario distinto de aquel de antes?
Para contestar si la globalizacion y el mismo modelo neoliberal pueden sobrevivir a la pandemia, a la guerra de Ucrania y a la mismo crisis capitalista iniciada en 2008, cuyos efectos todavía se hacen sentir en gran parte de los países del centro del capitalismo, con efectos en los de la periferia, es necesario ir más a fondo en los fundamentos económicos y sociales hegemónicos detrás de ese modelo.
El neoliberalismo significó, entre otros fenômenos, el desplazamiento de la hegemonía económica de las grandes corporaciones industriales internacionales hacia el capital financiero en sus modalidades especulativas. Son bancos privados y entidades financieras que, en sus actividades de distribución de los recursos de los grandes grupos económicos, los concentran en las bolsas de valores y en otras modalidades de compra y venta de papeles.
Los concentran donde las inversiones rinden más, tienen menos tributación y mayor liquidez, a expensas de las inversiones productivas con sus mecanismos de generación de empleo y ciertos niveles de distribución de renta. Por detrás de esos mecanismos está la hegemonía del capital financiero a nivel nacional e internacional.
Hay que definir si las nuevas politícas adoptadas como reacción a la pandemia y especialmente a la guerra de Ucrania, afectan y desplazan de nuevo los modelos de acumulación del capitalismo de forma estructural y permanente, o si se trata apenas de reacciones temporales, que terminaran con el fin de la guerra. En otras palavras, si el capitalismo internacional tiene alternativas al modelo neoliberal y a la globalización, o si solamente promueve ajustes defensivos y vinculados a la ofensiva contra Rusia.
Puede que sea demasiado pronto para una respuesta definitiva, antes que termine la guerra de Ucrania o por lo menos cambie su forma actual. Pero se puede adelantar que no hay todavía nada que permita decir que las medidas tomadas por algunos gobiernos y las sanciones a Rusia, por más importantes que sean, hacen que el capitalismo camine hacia la superación de la globalización y el neoliberalismo.
Las medidas contra Rusia y las reacciones de Rusia implican retrocesos en los intercambios económicos internacionales vigentes en la globalización. Pero los intercambios entre la economía rusa y la de los otros países deberán ser retomados una vez terminada la guerra. Con China, Estados Unidos y las potencias ocidentales ni se atreven a imponer sanciones, por las profundas y estructurales relaciones económicas que tienen con China.
Los intereses del capital financiero no fueron afectados, apenas ocasionalmente dejados a un lado en favor de medidas de emergencia dentro de cada país y en los enfrentamientos internacionales.
Lo que se evidencia es que, cuando es preciso atender a necesidades urgentes de la población, hay que limitar los modelos de ajuste fiscal, aunque momentáneamente. Pero los mecanismos estructurales que alimentan la especulación financiera siguen vigentes. Pero, una vez superada la contingencia, los mecanismos neoliberales seguirán adelante.
La guerra tiene todavía algunos capítulos por delante, pero nada permite decir que el capitalismo busca un modelo de superación del neoliberalismo. Los únicos gobiernos que dan pasos en esa dirección son latinoamericanos, que lo hacen por la profunda convicción de que el neoliberalismo es incompatible con la democracia y la justicia social.