¿Salimos a timbrear? le dijo Saavedra a Mariano Moreno. ¿Pongo los globos amarillos sobre mi carruaje? expuso Facundo ante un titubeante Rosas. ¿Hoy hay focus groups sobre la Gramática Americana? le preguntó Sarmiento a Andrés Bello, rector de la Universidad de Chile en 1840 ¿Llegaremos más rápido al Cabildo por la bicisenda? inquirió preocupado French a Beruti. ¿Qué Metrobús nos lleva enseguida al Parque de Artillería? le preguntó Alem a Yrigoyen en 1890. ¿Está el carpetazo listo contra Juárez Celman?, especuló distraído el general Roca. ¿Ya reformó la Iglesia la clásica Señal de la Cruz y la reemplazó por un suave raspado de la mano sobre la nariz? ¡Vamos entonces al Tedeum! (¿Qué quiere decir esa palabra?, ¡que venga Avelluto a explicármela!) ¿Usted que fue ingeniero agrónomo, doctor Scalabrini Ortiz, no nos podría prestar el teodolito a ver cómo dividimos el partido de La Matanza? ¡Amigo Jauretche! Tanto tiempo sin saber de Usted. Me dicen que eran muy buenas sus chanzas. Pero por las dudas, si bajó un poco los decibeles de su disconformismo… ¿nos acompaña a un retiro espiritual en Chapalmalal para ver cómo aumentamos la deuda externa? Me deja un poco intranquilo esta categoría filosófica de entusiasmo, meditó el general Perón una tarde cálida madrileña. Tendré que revisar nuevamente a Clausewitz a ver si encuentro algo sobre tan escueto pero insinuante concepto. ¡Qué cosa este hombre al que le puse una estatua! ¡Es un chiste, como los que mí me hacían en el patio del Newman. A él le gustaban palabras como Clausewitz, a mí me tocó Odebrecht. ¿Se fijaron si hay muchos ñoquis en el Regimiento de Granaderos? Porque no quiero mafias, profirió San Martín en San Lorenzo. Evite el pensamiento crítico, le dijo el general Belgrano al filósofo que acompañaba el regimiento que iba hacia Salta. El filósofo era el joven Lafinur, discípulo de Destutt de Tracy. Juan Crisóstomo, el joven profesor de filosofía, se asustó. Y mucho más cuando el General le dijo “prefiero el entusiasmo”. Pero enseguida aclaró, casi susurrando, mientras arreciaban los primeros disparos. “Es un concepto de Kant”. Cuando Lugones fue visitado por Borges en su despacho en la Biblioteca del Maestro, le dijo: fíjese Georgie, fíjese el look de estos libros desordenados, habrá sanciones por su ausentismo de las estanterías. ¡Quedarán presos a su presentismo de anaquel! ¡Qué buena idea! ¡Toda la administración pública en su anaquel, presentismo, presentismo, como se hace presente el crepúsculo en el jardín! ¡Tal cual una abeja en su panal (¡Qué buena frase, concédamela Georgie, puedo ponerla en Oda a los Ganados y las Mises con Glifosato). Diálogo en la Casa Rosada, año 2017, día y mes indeterminados. ¡Díganle a ese escritorzuelo, Alt, Ar, Atl, ni lo puedo pronunciar, que se deje de burlar de los astrólogos! Ese muchacho está en el pasado, ¡muera el pasado! ¿Qué le parece esa consigna, Durán, quizás sea un poco dura, pero es para nuestro núcleo más duro… ¿Duro? Perdóneme la redunduráncia… querido Durán. ¿Qué me explicó ayer? ¿Qué hay que luchar contra esos Juguetes Rabiosos? ¿Hay un Protocolo ya preparado para ellos? ¿Qué Artl –qué apellido los de estos subversivos– escribió ese engendro en la década del 20? No importa, busque la posibilidad de un decreto retrospectivo, con validez hacia todo el siglo veinte… ¡No! Incluya también todo el siglo XIX. El coronel Chilavert esperó tranquilo, luego de la batalla, a los que iban a fusilarlo. Fumaba al pie del cañón con el que combatió en Caseros. ¿No se da cuenta que por fumar desaprensivamente, incurre en publicidad no tradicional de cigarrillos? Ya mismo, una denuncia por corrupción estructural –¿así se dice?– por esparcir contaminantes en el césped. ¿Caseros? ¡Libre de humo! Si no superamos la Griesa… digo la Grieta, ¿cómo va a ver más metros cuadrados de espacios vedes? Scalabrini Ortiz dijo que los ferrocarriles ingleses actuaban como una “red arácnida” sobre el territorio nacional. ¡Se da cuenta! Que intervenga la oficina anticorrupción. Es un caso de desperdicio del lenguaje, malversación de palabras, falta de eficacia para llegar a la gente. ¡Qué multa en dólares tenemos, Laurita, para casos de corrupción de lengua? ¿Le mandamos el caso a Bonadio? No importan las fechas, dijeron los grandes historiadores, ponga cualquier número que le guste a Griesa: 1816-2019, esas fechas me suenan bien, es un buen pálpito, una cábala. Si no va lo cambiamos, todo lo vamos a cambiar. Pero querido ¡Haga volar esos aviones sobre la ciudad! Por favor, Marquitos, no me vengas otra vez con palabras raras. ¿Que son una alegoría poco conveniente? ¿Que puede incluso no gustarle al Momo, al Tula? No conocés lo que son las personas verdaderamente leales. Que la gente los vea volar, y recuerden que todos deben obedecer a la Gran Escucha. Que alegoría ni alegoría. Alegría y alegría. Nada de alegoría. No me hagan perder tiempo con signos, palabras, historias del pasado, mentiras del tiempo ido. Soterremos todo eso. ¡Qué palabra, soterrar, me cuesta pronunciarla, pero Odebrecht es más difícil y la aprendí! ¿Me piden que sea profundo? Vean si no, del caso Nisman hasta 6,7,8, reabriremos todo, de par en par las ventanas de la historia (¡Qué frase! ¡Alegría sí, alegoría no!) (Suenan bombos del Tula a la distancia.) Yo soy el Gran Revisionista Histórico. Bueno, tráiganme los auriculares número A-3 y Z-520. Quiero escuchar qué dice Lilita, de la mañana a la noche. ¡Cómo me divierto!
Escuchas del fin de la historia
Este artículo fue publicado originalmente el día 31 de mayo de 2017