El 25 de marzo de 1977 fue secuestrado por un grupo de tareas paramilitar el escritor y periodista Rodolfo Walsh.

En efecto, los esbirros artillados lo trasladaron malherido a la tenebrosa mazmorra que funcionaba en la ESMA e hicieron desaparecer su cadáver.

Rodolfo Walsh en sus escritos denunció de diversos modos los mecanismos de la explotación capitalista y la violencia institucional, también los dispositivos ideológicos y el accionar de los burócratas de diversa laya, incluida la sindical.

El enfrentamiento de Walsh con sus verdugos en la esquina de las avenidas San Juan y Entre Ríos en Buenos Aires da cuenta de su coherencia entre el decir y el hacer.

La Carta abierta de un escritor a la junta militar es un documento que pone al desnudo el encadenamiento de las maniobras de la dictadura cívico militar eclesial empresarial para sembrar el terror sobre la población.

En junio de 1976 el periódico anarquista La Protesta, en su editorial Nosotros acusamos, señaló los crímenes de Estado y el proceso de pauperización que llevaba a cabo a la par de los secuestros, torturas y desapariciones forzadas de miles de luchadoras y luchadores sociales.

No es casualidad que ambos documentos marcaran el derrotero trágico de una sociedad en la que buscaron sembrar la delación de toda disidencia, el egoísmo y la sensación de imposibilidad de las acciones colectivas.

A 46 años del golpe genocida, miles de personas con matices ideológicos diversos marcharon por las calles para repudiar los crímenes de Estado.

A 45 años del secuestro seguido de muerte y la desaparición forzada de Rodolfo Walsh reivindicamos el coraje de denunciar iniquidades, escarnios, oprobios que padece el pueblo y la voluntad de luchar.

Porque la lucha de clases no cesa y sabemos que las únicas batallas que se pierden son las que no se libran.

 

Carlos A. Solero