Dos oficiales de Gendarmería declararon en la última audiencia del juicio que en el Tribunal Oral en lo Federal 1 de Salta se sigue contra siete personas acusadas de integrar una organización dedicada al narcotráfico y el lavado de activos provenientes de esta actividad.
Estos gendarmes participaron de la investigación que confluyó en la detención del principal acusado en este proceso, Delfín Reynaldo Castedo, en julio de 2016, tras casi diez años de mantenerse prófugo. Un testigo interesó particularmente al fiscal Jorge Viltes Monier, el oficial que siguió más de cerca las comunicaciones entre los teléfonos intervenidos que permitieron dar con el paradero del prófugo primero y luego aportaron más información sobre las actividades del grupo aquí juzgado.
Además de relatar cómo se dio con el paradero del fugitivo y la detención, este testigo aportó datos sobre las escuchas que mantuvieron, ya detenido el sindicado jefe del grupo. Las afirmaciones más interesantes fueron sobre la ahora ex esposa de Castedo, Melba Araujo, y sobre el comerciante Luis Yudi, que están siendo juzgados en este proceso como parte de la organización delictiva.
"Melba no hablaba mucho por teléfono porque Delfín Castedo decía que sabía que todos los teléfonos estaban pinchados", contó el investigador. Añadió que, a pesar de ello pudieron reunir información que da cuenta de que una vez que Castedo estuvo detenido, la mujer "empezó a tomar decisiones", y "se perfila como la patrona de Ervas".
Ricardo "Ricky" Ervas era el encargado de la finca El Pajeal, y aparentemente también lo era de El Aybal, ambos campos de propiedad de Castedo abarcan cerca de 30 mil hectáreas; lindan entre sí y limitan con Bolivia. En diciembre de 2016 Ervas fue detenido en relación al transporte de 180 kilos de cocaína que fueron secuestrados en El Quebrachal, precisamente, por estas escuchas que realizaba Gendarmería Nacional.
El gendarme dijo que cuando se organizaba este transporte, Ervas se comunicaba con un tal Luciano, que estaba a cargo de la logística en Bolivia y también, con otros dos hombres, "Ñaño" y "Pilín" y una vez que se preparó todo, "La señora era la que tenía que tomar la decisión" para llevar a cabo la operación.
El investigador contó que en una conversación Luciano decía que "él estaba avocado para organizar la gente del lado de Bolivia y Ervas del lado de Argentina". De lado argentino, "esas actividades se hacían en la finca (sería El Pajeal) y durante horarios nocturnos".
En otra conversación, "don Luciano dice que ya había hablado con la señora Melba y ya habían coordinado las tareas a realizarse el día siguiente y que faltaría que Ervas lo haga del otro lado, dice que ya tenían el ok de Melba". Y luego Luciano quería comunicarse con Araujo y no había podido, entonces "Ervas le dijo que Melba se había ido a Bolivia, por eso queda demostrado que Melba iba a Bolivia". La fiscalía sospecha que Araujo iba al país vecino en relación al narcotráfico, por eso es importante este dato. En la misma audiencia, el miércoles último, la mujer declaró otra vez reafirmando su inocencia, y si bien reconoció que iba a Bolivia, dijo que lo hacía como cualquier otra persona de la zona de frontera, que pasa a diario de un lado a otro.
"¿En esta conversación en la que refiere con Luciano surge que Melba habría intervenido en la maniobra?", preguntó el fiscal: "Coincidían las fechas de los movimientos de Ervas y las fechas en las que Melba le había dado el ok a Luciano para que empiece con las actividades", respondió el gendarme.
Citó otra comunicación, esta vez entre Ervas y un tal "Pilín". "Ervas le pregunta cómo quedaron las cosas, si bien pegado al alambre, Pilín le responde que todo estaba bien, que todo tranquilo y Ervas le dice, bueno, eso no va a estar mucho tiempo ahí, hay que sacarlo al sur". El investigador añadió que infirieron que "se trataba de mercadería ilícita" y llegaron a la conclusión de que Araujo decidía, porque "si bien no se escuchó por boca de Melba", "en todas esas reuniones y conversaciones se hacían mención de que la señora tenía que estar y era ella la que tenía que tomar las decisiones, todo era la señora".
Para dar más peso a esta afirmación, contó que en otra escucha, en diciembre de 2016, "Luciano dice que había estado reunido personalmente con la señora y habían coordinado para empezar el trabajo, nosotros interpretamos que si era un trabajo lícito por qué trabajarían sólo de noche", razonó. Por esas fechas, agregó, la única que visitaba a Castedo, detenido por entonces el Complejo Penitenciario Federal de Güemes, era Araujo.
10 mil dólares por paquete
El oficial de Gendarmería testificó también que también en febrero de 2017 escucharon una conversación en la que Luis Yudi le preguntaba a de Delfín Castedo cuánto había sacado por paquete, si 10 mil dólares, "a lo que Castedo le confirmo que sí".
"¿Entonces Luis Yudi sabía de las actividades ilícitas que llevaba a cabo Castedo?", repreguntó el fiscal. "Y, en teoría a partir de este diálogo sí, teniendo en cuenta que siempre hablan en clave uno deduce que se trataría de actividades ligadas al narcotráfico", respondió el investigador.
En general, contó que los llamados entre Yudi y Castedo "eran para saber el estado" del detenido. En particular, recordó otra conversación en la que "sale a flote un problema con un tal Vliscovich", que "estaba hablando mal de Castedo, se interpretó en ese momento que lo que tenía Castedo lo había hecho de plata mal habida".
Añadió que Yudi creía que Vliscovich buscaba que Castedo hablara: "Y Yudi le dijo: como vos te has callado, él quiere que salgas a hablar, le dijo que él se iba a encargar de que los comentarios de Vliscovich no trasciendan, el diálogo concluye que los malos comentarios de Vliscovich sobre Delfín eran por narcotráfico, a eso después Castedo le dice a Yudi que no iba a hablar y que sabía más de lo que imagina".
Además de Delfín Castedo, Melba Araujo y Luis Yudi, en este proceso están siendo juzgados su hermano Raúl Amadeo "Hula" Castedo, y Alberto Yudi, Mario Alberto Yudi y Eduardo "Pinto" Torino.