Mientras en Italia el expresidente juega al bridge, en la Argentina su espacio político juega otro juego: el de las internas. Tanto la reivindicación que hizo Mauricio Macri del gobierno de Carlos Saúl Menem como los gestos que dieron la idea de que piensa en presentarse para un segundo mandato agitaron una avispero entre los potenciales candidatos para 2023 de Juntos por el Cambio. Gerardo Morales dijo en público lo que ya decía en privado: que cree que el ex presidente se presentará y que este Macri menemista y que promete privatizaciones y ajuste es el Macri "en estado puro". Pero en el PRO también produjo reacciones: la presidenta del partido, Patricia Bullrich, también con aspiraciones presidenciales, se mostró incómoda ante un eventual escenario de Macri candidato. Dijo que eso la llevaría o a subordinarse o a enfrentarse, y que "ninguna opción es buena". Bullrich también le tiró a Larreta por cortar el diálogo con ella, un mensaje que en el larretismo todavía están intentando decodificar.
Como informó este diario, la (potencial) candidatura de Macri generó mucho nerviosismo en Juntos por el Cambio. Uno de los que está convencido de que se va a presentar es Morales, que salió a comerle los tobillos: lo cruzó por su reinvidicación del gobierno de Macri y dijo que no quiere "un gobierno de CEOs". Luego el gobernador de Jujuy salió a decir públicamente que ya lo ve candidato al exmandatario: “Macri está lanzado (a presidente) y está en estado puro.
Dice lo que piensa sin tapujos. Si revindica a Menem, nuestra obligación es aclarar el tema y propiciar un debate interno”. Morales, no obstante, quiso restarle dramatismo a los enfrentamientos internos: “Son cuestiones que no son tan graves. No hay que asustarse". Al mismo tiempo, advirtió: "Estamos bastante lejos. No son diferencias mínimas. Pero Mauricio cuando gobernó fue mucho más amplio”.
En el entorno de Macri, no tomaron a bien las respuestas de Morales, a quien acusan de estar constantemente tensionando la unidad de Juntos por el Cambio. También lo acusan de estar demasiado cerca del gobierno de Alberto Fernández, algo que Morales tuvo que salir a desmentir.
Bullrich inquieta
Pero quien más mostró su inquietud ante las frases de Macri que parecen comenzar a posicionarlo hacia una nueva candidatura fue Bullrich. Ella es la que más cerca está del expresidente, la que más comparte electorado con él y la que más perjudicada se vería por un lanzamiento. Tanto Larreta como María Eugenia Vidal se vienen diferenciando internamente hace un tiempo y tienen menos para perder (lo que no es igual a nada).
En un reportaje con La Nación, Bullrich intentó por todas las formas negar la posibilidad de ir a unas PASO con Macri: "No estoy pensando en una competencia con Macri. Tengo una concepción que no está dedicada a Macri. Sería un error plantearlo así". Cuando le preguntaron más directamente qué haría en unas PASO con Macri, remarcó: "No quiero responder esa pregunta. Eso me enfrentaría o me subordinaría a Macri y ninguna de las dos cosas me parecen una buena posición en este momento".
Macri le dio a Bullrich la presidencia del PRO y desde ese lugar creció como su lugarteniente. El año pasado tuvieron diferencias cuando Macri le soltó la mano ante el intento de ella de ir a una interna con Vidal en la Ciudad de Buenos Aires, y tuvo que resignarse a no ser candidata. Pero está claro que una candidatura de Macri sería un golpe letal a sus aspiraciones de reunir detrás suyo al electorado duro. Por eso en el entorno de Bullrich se dedican a negar que Macri pueda terminar presentándose.
En su locuacidad, la presidenta del PRO también le apuntó a Morales y a Larreta. Al presidente de la UCR (con el que ya han tenido más de un cruce en vivo y en directo en las mesas nacionales de Juntos por el Cambio), le dijo que "hay que dejar de tirar golpes hacia dentro de JxC y trabajar un programa entre todos. El adversario político está en otro lado".
A continuación, Bullrich apuntó con fuego amigo hacia Larreta: dijo que con el jefe de Gobierno tenía "una relación fluida que ha dejado de fluir". Dio detalles de que antes tenían reuniones semanales y ahora esas reuniones se terminaron. "No me quiero detener en pensar qué le pasó a Horacio; por qué tiene una relación cortada conmigo", dijo como quien no quiere la cosa.
En el larretismo, no terminaban de asimilar por qué vino ese golpe. Algunos imaginan que Bullrich se enojó ante los intentos -a través de los medios- de presionarla para que deje de lado sus aspiraciones presidenciales y "baje" a competir como candidata a gobernadora bonaerense -algo que ella, a propósito, descartó públicamente- o bien se conforme con una candidatura a senadora. "A mí no me lo dicen. Me entero por los off de los diarios. Creo que Larreta no se animaría a decírmelo", afirmó, enojada, Bullrich, y de esa forma le cerró la puerta a una eventual negociación que pudiera plantearle el jefe de Gobierno.
Otros imaginan que lo que la dejó descolocada fue el doble viaje internacional de Larreta y de Macri para posicionarse, aunque son tan solo especulaciones. Lo que sí hizo la presidenta del PRO fue atacar a Larreta por moderado: sostuvo que su idea de sumar sectores políticos de distintas procedencias en un gobierno nacional lleva a mantener el statu quo. Consideró que eso era "un acuerdo corporativo". "En la construcción política, Larreta plantea una tesis que, desde mi punto de vista, es paralizadora. Si crees que vas a arreglar con el 70 por ciento del sistema político actual el cambio de sus privilegios, te vas a encontrar con que cada uno te va a decir: 'Me siento en la mesa, pero yo no cambio'”, sostuvo Bullrich. Larreta no salió a contestarle a la presidenta del PRO. Tampoco dijo nada sobre las intenciones de Macri. Por ahora el jefe de Gobierno mantiene silencio sobre esos temas.