En Argentina, siete de cada 10 personas trans masculinas y no binaries dejaron de realizar consultas médicas sobre salud sexual y reproductiva "por temor a experimentar discriminación, rechazo o estigma", reveló un estudio de Fundación Huésped y la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA) realizado con vistas al Día de la Visibilidad Trans

Las cifras marcan una dificultad de acceso mayor para los varones trans y las personas no binarias que para las mujeres trans (que tienen la dificultad para el acceso en cuatro de cada diez casos), detallaron los investigadores. “Estamos frente a una población que tiene aún menos contacto con el sistema de salud", advirtió la coordinadora del área de Investigación Social y Participación Comunitaria de la Fundación Huésped, Inés Aristegui.

De acuerdo con el relevamiento "Estado de salud y factores asociados en masculinidades trans y personas no binaries de Argentina (ESTHAR)", del que participaron 415 masculinidades trans e identidades no binaries, el 66 por ciento vivió situaciones de discriminación o un trato negativo relacionados con su identidad de género en los servicios de salud.

El acceso a la salud se ve dificultado también por la falta de conocimiento y cumplimiento de la Ley de Identidad de Género no sólo en lo que refiere a la autopercepción, sino también en relación a la gratuidad en la cobertura en tiempo y forma de los diferentes tratamientos, desde hormonas hasta cirugías de modificación corporal, como las mastectomías y faloplastías. "Nuestra ley (de Identidad de Género) dice que todo tratamiento que necesitemos para adecuar nuestra imagen (corporal) tiene que tener una cobertura del 100 por ciento tanto en el sistema público como en las obras sociales o prepagas, no importa si es la más cara o la más económica. Y esto no está sucediendo", advirtió el activista trans Iván Puhlmann, de ATTTA.

No sólo en los hospitales públicos hay espera para las cirugías y las personas trans luchan "con que nos cancelen quirófanos constantemente”. Las dificultades también se extienden a la cobertura privada. Cuando personas trans o no binaries quieren contratar una prepaga, "si decimos que estamos en tratamiento hormonal, te piden una cuota exorbitante de 30 mil pesos”, como si se tratara de una enfermedad crónica. Por otra parte, quienes ya tienen cobertura privada "tienen una lucha enorme para que les cubra el tratamiento hormonal, ni hablar para cirugías, que las siguen tomando como si fueran estéticas cuando en realidad son reparadoras”, detalló Puhlmann.

El estudio indicó que el 53,5 por ciento de las personas encuestadas abandonó el hogar familiar y el 33,7 por ciento dejó de estudiar en la adolescencia por experiencias de discriminación.