El exministro de Planificación, Julio De Vido, sostuvo que no hubo delito alguno en la compra de material ferroviario en mal estado a España y Portugal. “Nuestra política era reactivar los talleres ferroviarios y por eso se hizo el convenio, de país a país, con las dos naciones europeas. En 2012 (después de la tragedia de Once), al asumir Florencio Randazzo, la política cambió. El nuevo ministro de Transporte tuvo doce veces más presupuesto y la decisión fue comprar trenes en China, algo que ya habíamos empezado a sondear nosotros. Por eso no se usó el material. Cambió la política y los ministros concretamos las políticas que deciden los presidentes. Por eso, acá lo que hubo fue un cambio de decisión política, no judicializable”. Palabras más, palabras menos, ese fue el contenido de la última declaración del exministro y de esa manera se cerró el juicio. El fallo se conocerá el viernes.
El delito por el que se imputó principalmente a Ricardo Jaime --exsecretario de Transporte y quien tuvo delegada la operación-- y De Vido es el de administración fraudulenta en perjuicio del Estado. Con la compra del material ferroviario, la idea era repararlo en talleres que estaban parados y, de esa manera, se reactivarían. Y luego se reforzaría el servicio de trenes en el que se viajaba muy mal. Lo que cambió todo fue la tragedia de Once, el choque en la estación y la muerte de 22 personas. Ni bien ocurrió, CFK puso todo en manos de Randazzo, a quien designó ministro de Transporte, sumó una enorme cantidad de recursos para modernizar el sistema comprando locomotoras y vagones chinos y se dejó de lado el plan original. Randazzo declaró en el juicio afirmando exactamente eso y De Vido, en sus últimas palabras, se lo agradeció.
El Tribunal Oral Federal 6, integrado por Fernando Canero, Julio Panelo y Ricardo Basílico, dispuso que Jaime declare por Zoom desde la cárcel de Ezeiza, donde está alojado. El exfuncionario exigió hacerlo de forma presencial, pero los jueces sostuvieron que había peligro de contagio de covid en el traslado, sobre todo cuando al detenido se lo aloja en la alcaidía de Comodoro Py. Jaime no aceptó y no declaró.
De Vido, en cambio, utilizó los últimos diez minutos del juicio. Lo hizo por Zoom desde su casa en Zárate. “La reparación de los trenes no se hizo y no fue por decisión de Julio De Vido, sino porque se modificó la decisión política. La política no es lineal, los objetivos no siempre se plasman en la realidad, porque la realidad cambia”, dijo.
El extitular de Planificación afirmó que el material se compró de buena fé, en convenios de país a país, y el objetivo era la rehabilitación de los talleres ferroviarios. Pero a raíz de la tragedia de Once se produjo un cambio en las decisiones políticas, por lo tanto se trata de cuestiones no judicializables. Como suele hacerlo, De Vido condenó la forma en la que se demonizó a través de los medios de comunicación todo lo hecho durante su gestión: “Fue una condena pública, sin piedad, como ocurre desde el primer día de la causa”. El exministro no intervino directamente en las operaciones de compra del material ferroviario dado que Jaime tenía cierta autonomía y juego propio, pero la fiscalía igual le asigna responsabilidad porque Transporte estaba dentro del Ministerio de Planificación.
Como se sabe, los funcionarios del gobierno de Cristina Kirchner juegan de visitantes en Comodoro Py, una sede de la alianza política-judicial-mediática alineada con el macrismo. Habrá que ver el veredicto del viernes y luego los fundamentos de ese veredicto.