El ministro de Justicia y Seguridad de CABA, Marcelo D'Alessandro, inició una investigación de oficio sobre los carteles de agravio a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Según las fuentes del ministerio, en las cámaras de seguridad de la Ciudad aparecen imágenes de dos camionetas utilizadas para pegar los carteles. Una de las camionetas está identificada, pero los voceros le dijeron a este diario “que todavía eso no conduce a los verdaderos autores”. La expresidenta no tiene previsto presentar una denuncia, pero sí lo hará el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, quien instruyó a la Superintendencia de Investigaciones para que realice una pesquisa.
Por su parte, José Pepe Albistur, dueño de una de las empresas que gestiona las carteleras porteñas también se presentará en la justicia porque los carteles se pegaron por encima de afiches de los clientes de Albistur. Hay otras dos empresas, la de Orlando Orly Terranova y la de Gabriel Romero, que todavía no decidieron si harán una presentación judicial.
Cómo llegar a los autores: tres caminos
Con la presentación de Aníbal Fernández y Albistur, el caso de los carteles agraviantes tendrá un juez o jueza y un fiscal o fiscala a los que tendrán que reportar todas las investigaciones. Los caminos esenciales son tres:
- Las cámaras de seguridad de la Ciudad y de los privados. No puede ser muy difícil colectar imágenes de las zonas en que se pegaron los carteles. Eso debería llevar a una identificación de buena parte de los vehículos usados en la operación de propaganda sucia contra CFK.
- Se buscará la empresa donde se imprimieron los carteles. Según sostienen en la Ciudad no hay muchas imprentas en condiciones de imprimir “afiches bastardos”, que es como llaman a los carteles clandestinos. La calidad de la impresión es buena, de manera que no debería ser tan difícil encontrar la imprenta en la que se hizo el trabajo.
- El informático Gustavo Talavan sostiene que tampoco es imposible detectar cómo se hizo el vínculo entre el cartel y un sitio de internet, con un código QR mediante. “Armar lo del código es sencillo. Hay aplicaciones con las que se hace. Pero todo eso remite a un sitio y para conseguir ese sitio (host) hay que cumplir ciertos requisitos. Existen empresas que se dedican al hosting, o sea a proveer los sitios. No es imposible establecer quién es el responsable”.
Desde el punto de vista político, en uno y otro lado de la grieta sostienen que “hay locos nuestros y de ellos que pueden hacer cosas así”. Por ahora, al menos, no hay acusaciones concretas. La sospecha es que alguien ajeno al Frente de Todos quiso ahondar las divisiones para golpear en el oficialismo. La lógica indica que por alguno de los tres caminos se pueda identificar a los sospechosos de concretar la maniobra, repudiada desde todos los sectores.