La jueza María Victoria Montoya Quiroga, vocal de la Sala II del Tribunal de Juicio de Salta, condenó ayer a prisión perpetua a Darío Germán "Antuco" López (43) por el femicidio de Laura Nancy Rodríguez (36). También fue condenado por el delito de coacción con arma, en perjuicio de Brian Argañaraz, yerno de la víctima.
El femicidio fue cometido el 12 de mayo de 2021 en la localidad La Merced, en el departamento Cerrillos, 23 kilómetros al sur de la Ciudad de Salta.
La jueza ordenó que López sea trasladado a la Unidad Carcelaria 1, más conocida como la cárcel de Villa Las Rosas. Revocó la condicionalidad de una pena anterior impuesta a López por la Sala IV del Tribunal de Juicio y unificó ambas condenas en la pena única de prisión perpetua.
La fiscala de Unidad de Femicidios, Mónica Poma, había solicitado la prisión perpetua por homicidio agravado por la relación de pareja preexistente y por mediar violencia de género y por ensañamiento y alevosía.
El abogado del acusado, Santiago Pedroza, había pedido una condena de seis años de prisión por homicidio en estado de emoción violenta. "Vamos a apelar, nosotros tenemos entendido que es un homicidio en estado de emoción violenta", adelantó el letrado a Salta/12 luego de que se conociera la sentencia.
Negó los hechos
López pidió declarar antes de la lectura del veredicto. Eligió hacerlo sin responder preguntas de la fiscalía y negó su responsabilidad en el femicidio. Según detalló el Poder Judicial, el acusado describió la relación que tenía con la víctima como "normal". Dijo que estuvo separado dos años de ella y que la mujer le contó que estaba saliendo con otro hombre. Refirió que permaneció bajo el mismo techo porque Rodríguez le pidió "que le diera un tiempo" y le aseguró que no lo iba a sacar de la casa. Señaló también que compartían la misma habitación.
López aseguró que Rodríguez le decía que quería “volver a estar bien con él, por los chicos”, y que él estaba dispuesto "a perdonarla" porque la quería, porque era “el amor de su vida” y “la madre de sus hijos”. Dijo que a veces discutían por dinero, pero que “nunca le levantó la mano”.
Además, López dijo que la víctima trabajaba casi todo el día, de 6 a 19 y que él también realizaba tareas en una finca, pero pasaba más tiempo con sus hijxs. Sostuvo que almorzaba con ellxs y se ocupaba de su salud.
Y reiteró una denuncia que vienen realizando sus familiares desde el mismo momento del femicidio. Dijo que un día notó triste a una de sus hijas, le preguntó cuál era la razón y ella le contó que su abuelo materno la sometía a tocamientos en sus partes íntimas. Relató que cuando Rodríguez regresó de trabajar le contó lo sucedido y le anticipó que al día siguiente se retiraría de la casa y radicaría la denuncia contra su suegro.
Sin embargo, añadió López, su esposa se le adelantó: por la mañana realizó una exposición policial y, más tarde, lo denunció por amenazas y coacción. Dijo que por eso quedó detenido durante dos meses y, después resultó condenado en un juicio abreviado a la pena de dos años de prisión condicional con cumplimiento de reglas de conducta. Entre las medidas que se le impusieron, figuraba la prohibición de acercamiento a Rodríguez.
En esas condiciones López fue a vivir a la casa de su madre, en la Finca Mirce, en La Merced, donde también trabajaba como peón rural. Aseguró que la víctima lo llamaba y le enviaba mensajes pidiéndole por favor que se encontraran y que viera a sus hijos. Dijo que él a pesar de que temía perder la prisión en suspenso, accedió en más de una oportunidad. Manifestó que la mujer le pidió perdón "por lo que le había hecho" y le expresó que quería reconstruir su matrimonio.
López dijo que un día antes del femicidio, Rodríguez fue con su yerno a la finca a buscar verduras, que cosecharon una buena cantidad, y la cargaron en un remís para llevársela. Contó que más tarde, alrededor de las 18.30, la mujer le envió un mensaje preguntándole dónde estaba. Él le respondió que estaba en la finca regando. Al rato vio llegar una moto con dos personas, una de ellas era Rodríguez, quien le manifestó que quería hablar con él y le pidió que retirara la denuncia contra su padre. El acusado dijo que él se negó y ella le contó que le habían cortado la luz, que sus padres habían sacado un préstamo y le pidió dinero para devolverles.
López aseguró que entonces fue a pedirle plata a su madre o sus hermanas y que Rodríguez se quedó esperándolo sentada junto a una bomba de agua, y aseguró que en ese trayecto a la casa oyó dos gritos, se detuvo y después escuchó un tercer grito. Y cuando volvió hasta donde había dejado a Rodríguez, la encontró tendida en el suelo, boca arriba. "Le salía mucha sangre” y alcanzó a pedirle, “cuidate mucho, Negrito”. López afirmó que la levantó con la intención de llevarla hasta un camino vecinal para solicitar ayuda, pero que después decidió ir a la casa de su madre para pedir que llamaran a una ambulancia y a la policía.
Las pruebas en contra
La versión del condenado difiere de la brindada por el yerno de la víctima, Brian Argañaraz, quien relató que aquel día Rodríguez le pidió que la acompañara a buscar verduras y él accedió, hecho que sucedió alrededor de las 20. Dijo que no sabía que López estaría esperando a su suegra, que este hombre y la mujer se adelantaron conversando mientras él los seguía. Al llegar a un potrero, el testigo dijo que se puso a juntar zanahorias y López le dijo: “ya volvemos, vamos a buscar una bolsa”.
El testigo señaló que el imputado y su suegra se alejaron. A los cinco minutos aproximadamente escuchó el llamado a gritos de su suegra: “¡Brian, Brian!”. Corrió, tropezó en una zanja y se le cayó el celular que había sacado para usar la linterna porque estaba oscuro. Al llegar al lugar de donde provenían los gritos, vio las siluetas de Rodríguez, quien estaba arrodillada, y de López, que permanecía parado a su lado. Dijo que el acusado tenía a la mujer agarrada de una mano y ella estaba encorvada hacia delante, el cabello le cubría la cara, y con la mano libre se agarraba el estómago. Le pedía a López que la soltara, lloraba y se quejaba.
Argañaraz contó que entonces le pidió a López que dejara a su suegra, pero él lo amenazó diciéndole que “lo iba a cagar matando”. El testigo recordó que el ahora condenado sostenía algo en la mano y le hizo un gesto como apuntándolo, y aunque no distinguió qué era, supuso que era un arma. Se paralizó un momento y luego salió corriendo. Fue hasta la casa de su suegra, en La Merced, para buscar a su pareja, que es hija de la víctima. Afirmó que le pidió que lo acompañara urgente, sin detallarle lo que había presenciado y ambos corrieron a la finca; cuando llegaron, ya había policías en el lugar.
También declaró Argañaraz que su suegra había denunciado antes a López y que, a raíz de eso, él había sido detenido. Manifestó que cuando López salió de la cárcel, se fue a vivir a otro lado pero que se veían a escondidas con su suegra, aunque ella le había contado que se quería separar y que solo seguía con con López por sus hijos. También refirió que presenció discusiones entre los dos y que casi siempre eran por celos de él hacia ella, que ya tenía otra relación, y recordó que López le mostró una vez, dos armas de fuego tipo revólver que tenía escondidas en la casa.
Otra testiga importante en el proceso fue una trabajadora social que entrevistó a Rodríguez cuando denunció a López por amenazas. Contó que la mujer estaba muy angustiada, que había iniciado una relación con otra persona desde hacía casi dos años, que López sabía y que no lo aceptaba. Dijo que la mujer le contó que le había pedido al imputado que se retirara del domicilio, ya que residían en casa de la familia de ella, pero él se negaba. La profesional afirmó que Rodríguez dijo que la relación era insostenible y que tenía miedo porque él le había dicho que la iba a matar “con dos chumbos”.
Esta testigo además recordó que había consignado en su informe que existían conductas de control y celos por parte del acusado. Rodríguez ya había denunciado a López en 2003, por hechos de violencia.
Además de estos hechos en las pericias realizadas, se halló ADN de la víctima en prendas de vestir del acusado. Los peritos indicaron que la ropa fue encontrada en el lugar del hecho y presentaba manchas de sangre. Un médico legal del CIF que realizó la autopsia de la víctima, señaló en su informe que Rodríguez presentaba múltiples heridas de arma blanca en el cuello, el tórax y el abdomen, y también heridas defensivas en ambas manos.