El 14 de febrero de 2015, Romina Ríos de 18 años, fue asesinada por el policía Pedro Ortiz. La mató con su arma reglamentaria, entregada ese día; la tiró en un descampado y la quemó. En octubre de 2016, su femicida, fue condenado a prisión perpetua por “homicidio agravado por su relación con la víctima”, artículo 80, inciso 1 del Código Penal Argentino y no se incorporó el contexto de violencia por razones de género.
En ese descampado, un basural cerca de la avenida de Circunvalación al sur de la capital de La Rioja, fue encontrado el cuerpo de la joven oriunda de la localidad de Patquía. Romina había llegado a la capital para estudiar el profesorado de Geografía. Su familia, preservó ese espacio que fue señalizado este lunes como un sitio de la memoria. El lugar forma parte de la reserva la Reserva Natural Takú, un proyecto que busca preservar la flora nativa y la fauna.
“Está muy lindo pero lo mejor hubiese sido no estar acá”, dijo entre lágrimas su mamá, Mary Ríos, que agradeció el respeto y el acompañamiento para llevar adelante la señalización del espacio que reivindica la memoria de Romina y que apela a la reflexión y a la toma de conciencia acerca de las violencias por razones de género.
En el acto, acompañada por familiares y la comunidad de Patquía, localidad ubicada a 70 km de la Capital, recordó que cuando mataron a su hija, el Estado estuvo ausente por los métodos de búsqueda de la joven y no se olvidó de la revictimización de los medios de comunicación en el tratamiento del femicidio. “Celebramos los cambios, el femicidio de Romina marcó un antes y un después, y fue por la presión social y el acompañamiento de las organizaciones que tuvimos justicia”, expresó.
“Romina Ríos presente. Sepan que solo muero si ustedes van aflojando. Sepan que vivo en el corazón de quienes lucharon por mí. Sepan las nacidas y las que van a nacer, que a partir de ahora nacimos para vencer. ¡Gracias por su lucha!”, dice el mural realizado en su memoria y cuyo texto fue aportado por la familia. En el lugar también fue plantado un árbol y fue colocado una placa recordatoria. Su madre y su familia siguen reclamando las pertenencias de la joven, de su teléfono desean recuperar sus fotografías.