"El Museo de Informática va a cerrar porque no puede seguir con la persecución que le está haciendo el área de habilitaciones del Gobierno porteño", aseguró a Página/12 Carlos Chiodini, fundador del Museo de Informática de la República Argentina, que a fines de abril deberá cerrar las puertas de su sede por no obtener la habilitación de la Agencia Gubernamental de Control (AGC), pese a que aseguran haber cumplido con todo lo solicitado. Chiodini ya había denunciado el funcionamiento del área de habilitaciones de la AGC y ahora se ve obligado a cerrar las puertas de la sede del primer museo de este tipo en Latinoamérica. Pese al cierre del lugar, Chiodini aseguró que la colección seguirá siendo exhibida de forma itinerante.
El Museo de Informática funciona en la calle Marcelo T. de Alvear 738 desde el año 2015. Fue fundado en 2010 por Chiodini y Alicia Murchio, quienes decidieron donar las piezas de la colección. Tras la creación en ese mismo año de la Fundación Museo de Informática, Computadoras y Accesorios Tecnológicos (ICATEC), en 2015 el museo consiguió lugar fijo en Marcelo T. de Alvear. Ahora, a casi siete años de permanencia en ese edificio, y tras sufrir un infarto el viernes pasado, su fundador anunció que se irán del lugar cansados de la situación.
"Llevo dos años haciendo todo lo que nos piden", comenzó a contar a este diario el responsable del museo. Chiodini detalló que realizaron "desde la instalación eléctrica nueva hasta una cabina de luz y sonido, en un lugar en el que nunca la íbamos a usar porque no se hacen eventos. Nos pidieron hasta una medición de contaminación de sonido y el propio inspector que vino nos dijo que no sabía para qué lo hacían porque acá no había ningún ruido".
Según denuncian desde el museo, el conflicto inició en la primera mitad de 2020. "Esto empieza al principio de la pandemia, nosotros teníamos habilitación como museo y de repente nos la quitan", contó Chiodini, quien indicó que entonces la AGC envió una notificación al lugar para que realizara unas modificaciones, notificación que nunca llegó al museo.
"Cuando el GCBA te intima a cambiar algo, tenés 30 días para cumplir y si no te quitan la habilitación. Entonces tuvimos una reunión con AGC y la Dirección de Museos. Planteamos que no recibimos la intimación, que nos la den y que nosotros íbamos a cumplir con todo, pero nos dijeron que no se podía, así que tuvimos que empezar todo de nuevo", detalló el titular de la Fundación.
"Cada nuevo permiso que vos tenés que hacer firmar son 20 o 25 mil pesos, y ahí empezás a ver que el tipo que te tiene que firmar o que hace las obras fue parte de la AGC. Esto es una represalia porque yo hice público cómo funciona el área de habilitaciones del GCBA", señaló Chiodini, que en su momento había dado a conocer un video en el que denunciaba el funcionamiento de la AGC.
"Todas las semanas aparece algo nuevo, hice todo lo que me pidieron. En la última inspección teníamos todo bien y a los tres días nos llega una nueva notificación por una diferencia de un centímetro en los escalones y diciéndome que tengo que volver a hacer toda la instalación eléctrica que hice nueva el año pasado. Yo me infarté el viernes, mi ideal era dejar algo de cultura en el país, pero no puedo perder la vida por esto", agregó.
Según aseguraron desde el museo, la colección seguirá funcionando de forma itinerante. A la sede de Marcelo T. de Alvear le quedan aún cuatro sábados de abril, en los que se la podrá visitar las exhibiciones entre las 15 y las 19 horas, con una entrada de 300 pesos. La página web del museo informa que se trata del primero "de esta temática en Latinoamérica" y que "ocupa el segundo lugar mundial en patrimonio" con "un acervo de 45.000 piezas informáticas en distintas colecciones: mainframes, home computers, calculadoras, celulares, consolas y videojuegos".