A dos meses del fin de la Guerra de Malvinas, el 12 de agosto de 1982 se publicó en los diarios Clarín y La Nación una solicitada con el título: “Mamá, ¿qué vas a hacer en la paz?” , que unos días más tarde apareció en la revista Humor. Esta última versión es la que reproducimos acá gracias a la perseverancia archivística de Elsa Cola Arena, militante feminista y trabajadora incansable por la memoria del movimiento.
La evaluación de la guerra como un recurso de la dictadura para redefinir la agenda política, ganar apoyo popular y ocultar sus crímenes, la constatación de la censura y la reflexión sobre el tono triunfalista de una parte de la sociedad así como la valoración sobre la vida y la paz que hace el grupo de mujeres firmantes, da lugar a un espacio de discusión y de encuentro. La solicitada que exigía el fin del servicio militar obligatorio contó con la adhesión de más de mil mujeres y fue el germen del grupo FEIMUS (Fundación de Estudios Interrelación Mujer-Sociedad), y más tarde del Frente Opositor al Servicio Militar Obligatorio (FOSMO).
Sentirse menos sola y aislada
La guerra había terminado, pero el alcance del horror que habían vivido los jóvenes conscriptos enviados a la guerra no estaba aún en la agenda de la opinión pública. La euforia que había despertado la guerra de Malvinas en la sociedad se había disipado con la derrota y con los primeros relatos de los sobrevivientes. Sin embargo, todavía reinaba el silencio. En la entrevista realizada por Memoria Abierta en 2019, María del Carmen Feijóo destaca que “descubrir esa solicitada en el diario fue sentirse menos sola y aislada”. Se refiere a esto también en un artículo que escribe en el Boletín Paz y Justicia del SERPAJ, a propósito del surgimiento del FOSMO: “A mediados de 1982, cuando aún no se conocía cuáles eran los límites permitidos del disenso, comenzaron los cuestionamientos. Pionero entre ellos fue el de las mujeres, que encontraron que había llegado el momento de defender la vida de sus hijos, amenazada en la guerra y en la paz por la prestación que significa el Servicio Militar Obligatorio”. Podría pensarse que ese mismo sentimiento es el que compartieron quienes enviaron las adhesiones.
En el archivo personal de Elsa Cola Arena, pueden leerse muchas de esas adhesiones mecanografiadas o escritas a mano y enviadas desde distintos puntos de la Argentina. La mayoría están escritas por madres de hijos varones que se oponen rotundamente a la Guerra y exigen la abolición del servicio militar obligatorio; y también se animan a hacer público su repudio a la dictadura militar argentina.
“Todo mi apoyo con amor en esta cruzada de la mujer argentina. Por nuestros hijos, y los hijos queridos que quedaron en el suelo irreducto o volvieron mutilados de alma y cuerpo por la loca decisión de los prepotentes. Sí, señoras! Debe abolirse el servicio militar obligatorio!!”
“Comparto plenamente sus conceptos, entendiendo que es nuestra obligación de madres y mujeres intervenir activamente en la lucha por un país en el que nuestros hijos puedan vivir en paz, justicia y libertad”
Las cartas son personales o colectivas, pero en todos los casos aparecen los nombres de las firmantes. No hay grupos que adhieran, sino mujeres de a pie.Una práctica que es característica del feminismo y el movimiento de mujeres desde sus inicios y que se reconocerá luego en el funcionamiento y la organización de la Multisectorial de la Mujer -que nacerá un año después- y también en los Encuentros Nacionales.
Maternidad y resistencia
El uso del significante “mamá”, junto con la elección del formato pregunta y la interpelación entre generaciones en el título de esta solicitada, que exhorta a las mujeres como ciudadanas activas, funciona como un eco.
En primer lugar, un eco de la legitimidad de la figura de la madre, propia de la estructura patriarcal y re apropiada por los discursos militares. Es reconocido que el discurso oficial de las fuerzas armadas durante los primeros años del terrorismo de estado, también había apelado a las madres como formadoras de ciudadanos y garantes del buen desempeño social de sus hijos.
Afirmaciones como la de la publicidad “¿Usted sabe dónde está su hijo?” encontraron arraigo en el sentido común durante la dictadura e hicieron responsables a las mujeres por las desapariciones que el Estado cometía de modo ilegal y clandestino. En este caso, la pregunta se revela falsa por el rechazo y la indiferencia ante los reclamos de las Madres de Plaza de Mayo sobre el destino de sus hijos. Se puede pensar a la solicitada “mamá ¿qué vas a hacer en la paz?”, como el reverso de aquel discurso oficial, un intento por despertar sentimientos antibelicistas desde una posición transformadora de la maternidad.
En segundo lugar, un eco de la presencia cada vez más extendida de la figura política de las Madres de Plaza de Mayo, que cuestiona lo que se espera de una madre: que llore en silencio, que cargue con la culpa. Las Madres están de hecho poniendo el cuerpo para desarticular el discurso victorioso de la guerra interna sostenido por las fuerzas armadas (lo que las lleva también a ser críticas de la aventura bélica en Malvinas), al mismo tiempo que denuncian sus efectos.
Como plantea Martha Rosenberg, en los ‘80 desde diferentes espacios feministas se producen reconstrucciones críticas valorizadoras de la maternidad y en particular en Argentina se gestan vínculos políticos y conceptuales entre agrupaciones feministas (como ATEM 25 de noviembre y Las Azucenas) con las Madres de Plaza de Mayo. En muchas de esas intervenciones encontramos una interpretación del discurso maternal de las Madres como espacio dotado de afectividad, lleno de tensiones y con un enorme potencial político para la revuelta. Una lectura política del ejercicio de la maternidad de las Madres en clave feminista que entrecruza el tópico de la maternidad con la consigna “lo personal es político”, y desde allí reivindica la acción de las Madres.
Mujeres que construyen democracia
La solicitada es una convocatoria abierta a la participación activa de las mujeres en la construcción del país tras la guerra de Malvinas pero también, y fundamentalmente, ante la recuperación de la democracia que empieza a vislumbrarse en el horizonte próximo. Así lo leyeron las mujeres que fueron movilizadas por esta solicitada, percibida como un grito frente al miedo y el horror.
En muchas de las cartas de adhesión, las mujeres pedían información sobre futuras reuniones. Algunas preguntaban acerca de la posibilidad de llevar adelante acciones locales o proponían juntar firmas de otras mujeres de su comunidad. No había claridad sobre la extensión de la iniciativa, no se sabía si con la solicitada estaban lanzando una “campaña” o un “movimiento”. Lo que es evidente en todas las adhesiones es la voluntad de romper el silencio, encontrarse con otras, ser parte de la reconstrucción del país, desarmar el autoritarismo y recuperar la democracia desde los pilares de la justicia, la paz, la solidaridad, el amor y la memoria.
“Como ser humano y especialmente como madre me interesa y me preocupa el presente para construir un mejor futuro no solo para nuestros propios hijos sino para todos los hijos, que en definitiva son hermanos nuestros”
“Tengo 37 años, soy casada, tengo tres hijos de 9, 7 y 3 años, trabajo y me ocupo de mi hogar y realmente no quisiera, el día de mañana, cuando mis hijos me pregunten qué hice por ellos y por el país, tener que bajar los ojos”
“Soy una mujer de 46 años, madre de tres hijos (…) Como madre estoy contenta, pero siento que lo hecho no es suficiente, ni para ellos, ni para mí misma y siento la necesidad cada vez más fuerte de participar, en éste, nuestro querido país, dando de mí algo más, todo lo que yo pueda y sea capaz de hacer (…) Es un momento de gran responsabilidad y como así lo siento, no deseo ser solo espectadora y respondo a la convocatoria de ustedes”
La solicitada fue parte del proceso de reactivación social y política que articuló a diferentes sectores en torno de las demandas democráticas que se volvieron impostergables desde el fin de la guerra.
Un año después, en noviembre de 1983, un grupo de activistas feministas que había participado y/o adherido a la iniciativa e integrantes de los organismos de derechos humanos lanzaron el Frente Opositor al Servicio Militar Obligatorio (FOSMO). El FOSMO llevó adelante campañas diversas y produjo argumentos políticos, sociales y culturales para exigir la derogación de la ley de Servicio Militar Obligatorio, que finalmente se logró en 1994.
Las tramas entre estos movimientos –el de derechos humanos y el de mujeres y feministas- se profundizan años después, a partir de las acciones llevadas adelante para la sanción de la Ley de Patria Potestad Compartida y Divorcio Vincular, entre grupos feministas y los diputados referentes del movimiento de derechos humanos.
Para el movimiento de mujeres y feminista, la agenda contra la guerra, la dictadura y el autoritarismo continuó vigente. En 1986 el tema está presente en el Primer Encuentro Nacional de Mujeres. En el Taller “Mujer y militarismo” se proponen una serie de puntos vinculados a la paz: el juicio y castigo a todos los responsables de los crímenes de la dictadura, la promoción de una educación para la paz y la inclusión en el Congreso Pedagógico Nacional de contenidos específicos sobre desarme y desmilitarización de todo el planeta, cursos obligatorios de derechos humanos en todos los niveles educativos y supresión del servicio militar obligatorio.
"Mamá, ¿Qué vas a hacer en la paz?" fue uno de los gritos iniciales de ese movimiento, un llamado entre mujeres, que encontró eco y recepción en un tejido social que comenzaba a enfrentar el miedo y a confiar en la lucha colectiva.
*Este texto forma parte de Insumisas –un proyecto de Memoria Abierta– que rescata y hace visibles los vínculos que se establecieron entre el movimiento de derechos humanos y el movimiento de mujeres en nuestro país, y el modo en que ambos generaron un piso de trabajo en común que, aun en sus discrepancias, da cuenta de la legitimidad que cada movimiento reconoce en el otro. A través de las voces de sus protagonistas, documentos y publicaciones, el proyecto reconstruye distintos aspectos de la memoria de esta articulación. Se trata de un trabajo que Memoria Abierta realiza en consulta permanente con las protagonistas de ambos movimientos. Agradecemos el acompañamiento que nos brindan Magui Belloti, Marta Fontenla, Lita Boitano, Nora Cortiñas, Elizabeth Jelin, Mónica Tarducci, María Alicia Gutiérrez y Claudia Bacci. Y en especial agradecemos a Elsa Cola Arena, quien abrió su archivo personal para esta investigación. Retomamos para esta colección el término Insumisas, usado por diferentes colectivos de mujeres que han hecho de la creatividad una forma de resistencia. Insumisas son las feministas, las Madres, las Abuelas; insumisas son también las prácticas del movimiento de derechos humanos y del movimiento de mujeres, que han rebasado y resignificado las formas de hacer política y hacer comunidad.
Las entrevistas y los materiales que estamos reuniendo están disponibles en sus versiones completas en la sede de Memoria Abierta. Para consultarlos: [email protected]