A 16 años de la masacre del taller clandestino de la calle Luis Viale al 1200, en cuyo incendio murieron una joven de 25 años embarazada, dos adolescentes y tres niños, los sobrevivientes y familiares de las víctimas realizaron este miércoles una jornada de lucha y un "festival de resistencia" en pedido de justicia. Aunque los capataces del taller fueron condenados en un juicio de 2016, la Justicia no solo sobreseyó a los dueños del lugar sino que también les devolvió la posesión del inmueble. Además de exigir que se juzgue a todos los responsables, durante la jornada se reclamó la expropiación del lugar para convertirlo en un espacio de memoria, por lo que ya existen proyectos de ley presentados en la Legislatura.
"Esto no fue ni tragedia ni accidente, fue una verdadera masacre patronal. Acá murieron cosiendo ropa, la ropa que usamos está manchada con la sangre de las trabajadoras textiles y de sus hijos", dijo Lourdes, una de las sobrevivientes de la masacre, al tomar la palabra durante el acto realizado en Luis Viale 1269, frente al inmueble donde funcionaba el taller textil clandestino del barrio de Caballito. Al micrófono, Lourdes nombró a las y los fallecidos: Juana Vilca, de 25 años y embarazada, Wilfredo y Luis Quispe, de 15 y 4 años, Elías y Rodrigo Carbajal, de 10 años y 4 años, y Harry Rodríguez, de 3 años. A cada nombre le siguió el grito de "presente" por parte de los manifestantes.
Aquel 30 de marzo de 2006, un cortocircuito desató un incendio en el taller clandestino que funcionaba en condiciones de extrema precariedad. "En el taller vivían 65 personas de las cuales 25 eran niñxs. La situación de precariedad era extrema. Las habitaciones estaban improvisadas con nylon y cartón y contaban con un solo baño para todxs", detallaron desde la "Comisión por la memoria y justicia de los obreros textiles de Luis Viale", que organizó la jornada de este miércoles, con un festival del que participaron 12 artistas.
El taller funcionaba desde las 6 de la mañana hasta las dos de la madrugada de lunes a viernes, además de los sábados por la mañana. Buena parte de las y los trabajadores provenían de Cantón Cohana, un pueblito de Bolivia a 100 kilómetros de La Paz. "Los que estuvimos en este lugar compartimos momentos buenos y malos, y hoy en día estamos acá recordando y honrando a todos, que fueron víctimas de la explotación laboral y del racismo", aseguró la sobreviviente de la masacre, que agregó que "la Justicia sobreseyó a los responsables de estas muertes, esta causa quedó en total impunidad, no hubo justicia, ni para las víctimas ni para las que sobrevivimos".
Es que Daniel Alberto Fischberg y Jaime Geiler, los dueños del lugar al momento del incendio, fueron sobreseídos por la Justicia en el año 2019 al prescribir la primera imputación por "estrago doloso". Antes la causa había pasado a caratularse también como "reducción a servidumbre", delitos por los que en 2016 se condenó a 13 años de prisión a los capataces del taller, Juan Manuel Correa y Luis Sillerico, al que luego se le otorgó la excarcelación. Sin embargo, en el caso de Fischberg y Geiler la Justicia consideró en 2019 que no había pruebas que indicaran que ellos sabían de las condiciones en que se trabajaba allí, pese a ser los dueños del lugar y comercializadores de la ropa que se producía.
Por si fuera poco, ese mismo año la Justicia porteña decidió devolverles "en carácter definitivo" el inmueble y "la totalidad de las máquinas, mercadería y demás efectos muebles que aún quedan en el interior". Por esa razón, las familias y los sobrevivientes tienen presentados en la Legislatura porteña varios proyectos de ley para recuperar el lugar: "Hay un proyecto de expropiación, otro de patrimonialización del lugar, uno para establecer del 30 de marzo como día de la masacre y otro para poner una placa como recordatorio de los 16 años, porque la placa que había acá la rompieron", detalló a este diario Paula, abogada de la Comisión.
"El 4 de enero tuvimos un primer atentado en el que golpearon la placa recordatoria por los 10 años de la masacre de Luis Viale. El 30 de enero la terminaron de romper", agregó Paula sobre el hecho de violencia que sufrieron a principios de 2022. La abogada señaló que por ese hecho "hicimos la denuncia y la archivaron, pedimos la revisión y ahora está en proceso".
"Que se acabe la mano de obra barata, basta de muertes, no queremos la ropa manchada de sangre", exigió Lourdes al cerrar su discurso. Pasadas las 17 horas llegó al lugar Nora Cortiñas, quien tomó la palabra mientras los manifestantes coreaban "Madres de la Plaza, el pueblo las abraza". “Qué suerte que hay memoria y que podemos seguir luchando. La lucha nunca es inútil, toda lucha sirve para algo”, dijo Norita.