Las autoridades iraníes anunciaron este miércoles dos investigaciones después del escándalo en el partido entre Irán y Líbano, cuando no se les permitió ingresar a cerca de 2.000 mujeres que habían comprado sus entradas previamente y, además, se les tiró gas pimienta una vez iniciadas las protestas en las puertas del estadio.

Las imágenes de los hechos dieron vuelta al mundo y dejaron en un segundo plano el triunfo 2 a 0 de Irán -clasificada al Mundial- ante Líbano por la última fecha de las Eliminatorias Asiáticas.

Ante ello, el presidente de Irán, Ebrahim Raisí, anunció en una reunión del Ejecutivo que se va a investigar el incidente y la violación de los derechos de los ciudadanos que habían comprado entradas para ver el partido. Pero el mandatario no mencionó en ningún momento el hecho de que no se permitió la entrada de mujeres al estadio Imam Reza de la ciudad "sagrada" de Mashhad, en el noroeste del país.

Más directo fue lo del presidente del Parlamento, Mohamad Baqer Qalibaf, quien ordenó a una comisión parlamentaria investigar “el indigno tratamiento a las mujeres”.

"El comportamiento irracional e irrespetuoso frente a mujeres respetables ha afectado y creado malestar en el público”, dijo Qalibaf.

El fiscal general de Irán, Mohamad Yafar Montazerí, fue más allá y pidió perdón a las aficionadas al fútbol. “Pido disculpas a las mujeres”, dijo y añadió que “si no se daban las condiciones para que las mujeres asistieran al estadio, no deberían haber vendido entradas desde el principio”.

La Federación de Fútbol de Irán “lamentó” lo sucedido, pero afirmó en un comunicado que no se pusieron a la venta entradas para mujeres porque se decidió a última hora que se permitiría público en el partido y no daba tiempo para realizar los preparativos necesarios para que fuesen aficionadas también.

Según el organismo, sólo nueve mujeres compraron entradas, pero en la zona de hombres, y otras mujeres habían comprado entradas falsas por lo que no se permitió su entrada.

Una prohibición histórica

Durante 40 años, la República Islámica de Irán no permitió la asistencia de mujeres a los estadios, un tabú que se rompió en 2019 en un Irán-Camboya al que acudieron 3.500 mujeres, ante las presiones de la FIFA.

Pero la irrupción de la pandemia puso fin a la asistencia a partidos y por ello no volvió a repetirse la presencia de mujeres en los estadios hasta este año. A finales de enero, por segunda vez en cuatro décadas, se permitió la asistencia en Teherán de unas 2.000 aficionadas al encuentro de Irán contra Irak, en el que los iraníes sellaron su clasificación para el Mundial.

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