La pobreza se ubicó en 37,3 por ciento en el segundo semestre de 2021, que representan 10,8 millones de personas, con 2,4 millones de ellos en situación de indigencia, según informó el Indec. Se trata de una reducción de 4,7 puntos porcentuales respecto del mismo semestre de 2020. Los datos difundidos este miércoles detallan además que la indigencia se ubicó en 8,2 por ciento y marcó una reducción de 2,3 puntos interanuales. La recuperación de los niveles de producción, consumo y empleo del año pasado, con un crecimiento del mercado interno del 10,3 por ciento, explicaron esta tendencia. Además, coincidió con un período en el cual la suba en el precio de los alimentos se desaceleró con respecto a los semestres anteriores. Pero existe preocupación sobre cómo continúa el proceso, ya que los precios de los alimentos volvieron a aumentar fuerte al iniciarse este año. A este nuevo salto en el precio de los alimentos en el año actual, se sumó el impacto del alza en el precio internacional de las materias primas.
Desde distintos enfoques, varios analistas señalaron que las condiciones particulares que posibilitaron la baja en los indicadores de pobreza e indigencia en la segunda parte del año pasado no se repitieron al comienzo del año, lo cual se reflejaría en una nueva suba. De acuerdo a un análisis del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), la reducción en la tasa de pobreza en el semestre pasado se debió, principalmente, a "la desaceleración en la inflación de alimentos".
"A partir de mayo de 2021 se observa una
evolución más moderada en la inflación de alimentos, ubicándose en valores inferiores o
cercanos a la inflación general", señala el informe de CEPA. "Durante el primer semestre de 2021, el promedio de inflación mensual de alimentos ascendió al 4%, mientras que en el segundo semestre fue del 2,9%". En cambio, en enero de este año, ese mismo indicador subió a casi 5% y en febrero superó el 7%.
Como el valor de los alimentos determina directamente la línea de ingresos de indigencia, y parcialmente la de pobreza, cuando esa línea aumenta menos que los salarios y otros ingresos de la población, hay menos pobres, que es lo que sucedió el semestre pasado. Pero cuando la línea de pobreza y el precio de los alimentos subre más que los ingresos de la población, aumentará la cantidad de pobres, que es probablemente lo que se haya verificado en este primer trimestre de 2022, sugiere CEPA.
En tanto, que Claudio Lozano, economista y titular del IPyPP y de Unidad Popular en el FdT, sostuvo que "durante el cuarto trimestre de 2021 la mejora evidenciada en los niveles de pobreza e indigencia, coincide con la decisión gubernamental de flexibilizar el ajuste fiscal, mejorar la política de ingresos, en un marco de sostenimiento de la actividad económica, con mayor impacto en el empleo registrado y en un contexto de desaceleración de la inflación".
"De cara al 2022 --agregó--, el desafío es cómo evitar que esta tendencia se interrumpaen el marco de un acuerdo con el Fondo, que amenaza con debilitar la tasa de crecimiento, con potenciar la inflación y con limitar la capacidad fiscal para fortalecer la política de ingresos".
Por regiones
En el detalle del informe del Indec se precisó que la región con la mayor tasa de pobreza fue la de Cuyo, en donde alcanzó el 42,7 por ciento. Se trata de la única región del país en que la cifra fue mayor al 40 por ciento y en dónde además hubo un incremento de la cantidad de pobres de 1,9 puntos porcentuales respecto del año 2020.
En la región del GBA, en dónde se concentra la mayor parte de la población a nivel nacional, la cifra de individuos pobres fue del 37,3 por ciento, lo cual implicó una reducción de 7 puntos contra el segundo semestre del 2020. En tanto, los niveles con más bajo índice de pobreza se dieron en la región Pampeana (35,3) y en la Patagónica (31,5).
Precios internacionales
A pesar de las tendencias del 2021, los aumentos extraordinarios en el precio internacional de los alimentos y la energía, que se aceleraron con la guerra en Europa, provoca dificultades para sostener la reducción de la pobreza y las desigualdades a nivel local, pero también en el resto de los países emergentes.
Algunas de las principales materias primas como el trigo y el maíz, que son claves dentro de la canasta de consumo de la población más vulnerable, marcaron subas cercanas a 40 por ciento en las últimas semanas y provocan una situación de alarma mundial.
El director del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, David Beasley, dijo como advertencia que si las condiciones de la coyuntura no cambian puede haber una de las mayores crisis alimentarias desde la segunda guerra mundial.
Recordó que Ucrania y Rusia combinadas exportan casi el 30 por ciento del trigo que se comercia globalmente, el 20 por ciento del maíz y del 75 al 90 por ciento de aceite de girasol. Y resumió la urgencia de esta situación con una frase de alto impacto: “Lo último que quisiéramos hacer en el Programa Mundial de Alimentos es quitarles la comida a niños hambrientos para alimentar a niños famélicos”.
Impacto en niños
Volviendo al documento sobre condiciones de vida que publica el Indec, se ofrecieron también detalles de los datos de pobreza por rangos etarios. Se detalló que en la población de 0 a 14 años se registran altos niveles de vulnerabilidad. En ese grupo la pobreza llega al 51,4 por ciento, aunque llegó a bajar algo más de 6 puntos porcentuales respecto de finales de 2020.
En el rango etario de 15 a 29 años, mientras tanto, la situación de pobreza afectó a 44,2 por ciento de personas, con una baja de 5 puntos porcentuales.
El informe del Indec brinda además una segmentación más detallada para clasificar la pobreza entre los menores de edad, de la cuale resulta que los rangos etarios con una situación más alarmante son el de niñas y niños entre 6 y 11 años de edad, con un nivel de pobreza que afecta al 53,4 por ciento, y el de niñas, niños y jóvenes de 12 a 17, que presentan un nivel de pobreza del 54 por ciento.
Por su parte, en el segmento de 30 a 64 años el 32,6 por ciento de la población se ubicó en condiciones de pobreza, con una caída de 4,6 puntos interanual, y en el grupo de individuos de 65 años y más la cifra fue del 13 por ciento, con un alza de 1,1 puntos.
Canasta básica
En el período analizado por el centro de estadística oficial, que fue el segundo semestre de 2021, el ingreso promedio de un hogar pobre fue de 46.712 pesos. Es decir, que le faltaron 27.374 pesos para llegar a cubrir la canasta básica total, que marca la línea de pobreza. Sus ingresos deberían haber sido 37 por ciento más alto para no ser pobres.
Este mismo cálculo precisó que el promedio de los hogares indigentes tuvieron ingresos de 20.633 pesos. Le faltaron 11.201 pesos para cubrir el costo de la canasta alimentaria que se utiliza para medir la indigencia. Estos hogares deberían haber percibido ingresos 35 por ciento más elevados para salir de la condición de indigencia.