El chileno Pedro Subercaseaux necesitó escapar de su tierra natal para mirarse en perspectiva y encontrar cosas nuevas para decir. “En Ciudad de México sufrí una especie de metamorfosis que acabó conmigo convertido en Pedropiedra”, revela el músico y compositor trasandino. De hecho, sus dos primeros discos –Pedropiedra (2009) y Cripta y vida (2011)– sonaron antes en territorio azteca. Sin embargo, hoy vive en Santiago de Chile y es uno de los músicos con mayor proyección de su país.
Se reconoce como un músico “inclasificable”. Con los oídos curtidos por The Beatles, Los Prisioneros (histórica banda de rock chilena) y Soda Stereo, Pedropiedra usa el hip hop, la música andina y una buena pincelada de pop. “Nunca tuve problemas con poner una cumbia junto a una balada. Nuestro continente es riquísimo en variedad de estilos y mezclando eso con las influencias anglosajonas se puede llegar a algo más personal y novedoso.” La clave de su canción descansa en su capacidad para retratar con acidez, humor e ingenio las debilidades y contradicciones humanas. Un estilo que profundiza, con la densidad y la síntesis justa, en su cuarto y último disco, Ocho (2016).
Matando el tiempo es una especie de fotografía del acelerado ritmo posmoderno. “Es una canción bastante personal, pero refleja lo que creo que es un agobio colectivo de vivir en las grandes ciudades, donde todo es inmediato y pasajero. La competencia descarnada y la agresividad propias de la ciudad deprimen al personaje que está cantando, al punto de hacerle sentir un ‘fantasma de la calle, un espíritu del valle’”.
Aunque parezca contradictorio, es un disco oscuro pero con un fuerte pulso bailable. “Quería que sonara bien ochentero, que remitiera a esa época, porque son influencias que me había reservado y había llegado el tiempo de sacarlas. Para lograrlo, cambiar las guitarras y el rock por los sintetizadores fue fundamental.” New wave y música disco conviven aquí con la cumbia reflexiva Rayito/olita, que contó con el aporte en acordeón de Fernando Samalea. “Tomó su moto y atravesó la Cordillera para venir a grabar, sin cobrar un peso. Puso la batería y el bandoneón y resultó ser, aparte de un invitado de lujo, un tipo sencillo y muy amable”, reconoce y avisa que Samalea estará de invitado en el Matienzo. Además, el trasandino dará otro concierto en el Haroldo Conti, en la ex ESMA: “¡Qué mejor que la música para limpiar las cosas horribles que pasaron en esos lugares!”.
Pedro cuenta que la música chilena actual está en ebullición, aunque la escena es bastante pequeña. En los últimos años, irrumpieron nombres valiosos como Nano Stern, Chinoy, Gepe, Camila Moreno y Ana Tijoux, entre otros. “Con un par de años en el circuito llegas a conocerlos a todos, incluso a los que nunca imaginaste conocer. Yo terminé como baterista de Jorge González de Los Prisioneros, gran ídolo mío y de muchos. Es como una pequeña familia y hay muy buena relación. La oferta es riquísima y todos trabajan su música sin pensar que se van a hacer millonarios o a ser famosos. Y eso redunda en una música bastante honesta y poco caretona.”
* Sábado 3/6 a las 21 en C.C. Matienzo, Pringles 1249 (con Paula Maffia) y miércoles 7/6 a las 21 en C.C. Haroldo Conti (gratis).