El 11 de marzo de 2019, con 18 años, Josefina Illesca fue a parir al Hospital San Vicente de Paul, de Orán, viajando desde Rivadavia Banda Sur, en el departamento Rivadavia, donde residía. A los dos días, tras la detección de una encefalopatía crónica no evolutiva en la beba recién nacida, ambas fueron trasladadas al Hospital Materno Infantil de Salta Capital.
Desde entonces vive en la institución sanitaria y, ante la complejidad del tratamiento que precisa su hija, en 2020 solicitó una casa al Instituto Provincial de la Vivienda (IPV). Es que hace dos años que el Hospital dispuso el alta hospitalaria de la nena, que necesita el tratamiento ambulatorio especializado prestado por el centro sanitario a través del Programa de Cuidados Paliativos.
La nenita debe estar conectada constantemente a oxígeno y con cuidados especializados al menos tres veces a la semana. La habitación del lugar que habite la familia debe contar con condiciones asépticas dado que la niña además tiene las defensas bajas y cualquier infección es de alto riesgo. En la habitación se suma además la necesidad de una cama especial.
Ni Josefina, hoy con 21 años, ni su marido, de 24, quien es trabajador independiente, cuentan con obra social. Como la nena no puede estar en contacto con personas que no sean de su entorno cercano y, con la pandemia mediante, recién el año pasado obtuvo su DNI, inició entonces el trámite para la asignación universal por hija con discapacidad, que obtuvo recién hace tres meses. También comenzó a gestionar ante la ANSeS para conseguir la pensión por discapacidad, que reemplazaría a la asignación, pero sigue a la espera de resultados.
En 2020, cuando se le dio el alta hospitalaria a su hija, Verónica inició el trámite para la adjudicación de una vivienda del IPV. En diciembre pasado, ante la imposibilidad de conseguir una casa propia, solicitó que se le otorgue una en comodato. "Fui por un mes todos los días y me hacían volver siempre sin darme respuestas", contó la joven mamá al indicar que finalmente el 4 de marzo pasado la recibió el titular del organismo provincial, Gustavo Carrizo. "Ahí me dijo que posiblemente la solución podría llegar recién en 18 meses", contó.
Al ser consultada sobre cuál es la situación más difícil de atravesar al tener que vivir en un hospital contestó: "lo que me cuesta es no tener un espacio para poder estudiar o trabajar. Estoy con mi beba desde los 18 años y terminé mi secundaria y quiero especializarme para darle algo a mi bebe. Y quiero sacarla porque quiero que ella los últimos tiempos esté con mi familia".
Es que ante la condición de la bebé, y los cuidados extremos que impuso la pandemia de la covid, "de mi familia solo la conocen mi papá y mi mamá y nadie más".