"Los politraumatismos, considerando que antes de que llegara la policía Leandro Bravo estaba con el torso desnudo sin ninguna lesión, se combinaron con la compresión extrínseca del cuello y provocaron la muerte por asfixia de Leandro Bravo". De esta manera explicó la médica forense Virginia Creimer los resultados de la segunda autopsia realizada el 25 de marzo a los restos del joven de Charata, asesinado en esa localidad chaqueña el 26 de febrero en un vehículo policial. Lo hizo durante una conferencia de prensa virtual y presencial desde esa provincia, con la participación de familiares de Bravo, organismos de derechos humanos, y medios nacionales y locales. La iniciativa tuvo como objetivo desmentir lo que expresaron las defensas de los policías detenidos y acusados de tormentos seguidos de muerte, que afirmaron que en la reautopsia "no se encontró nada extraño". Por el contrario, Florencia Sánchez, una de las hermanas del joven manifestó que "hoy estamos más cerca de la verdad".
El abogado Kevin Nielsen, del Comité para la Prevención de la Tortura que acompaña a la familia de Leandro Bravo, expresó: "Dos de los defensores de los policías hicieron declaraciones públicas sobre la reautopsia, que no arrojó ninguna novedad. Es mentira, fue un ardid para confundir a la opinión pública. A Leo Bravo lo torturaron y lo mataron, y eso surgió de la segunda autopsia". En tanto, Miguel Angel Sánchez, padre del corazón de Leandro, dijo que "las declaraciones de los imputados fueron impertinentes y falsas para ejercer presión en la investigación". Consultados por PáginaI12 sobre cuáles fueron esas expresiones, Florencia respondió que "en primer lugar el parte oficial decía que mi hermano intentaba entrar a robar, y que vecina lo denunció al 911, que lo detienen, se descompensa y fallece de un paro respiratorio". Según ella, "se siguió haciendo énfasis en su consumo problemático, hablaron de una infección renal crónica, de lesiones en el corazón, desnutrición y deshidratación, en definitiva que muere a causa de eso". Creimer acotó: "Es muy habitual que a personas que mueren en custodia con consumos problemáticos se las criminaliza en lugar de averiguar qué pasó".
Leandro Bravo tenía 37 años y vivía en Charata, Chaco. Le faltaba una materia para recibirse de abogado. En 2017 había sido detenido y golpeado por la policía, y a partir de ese momento se agudizó su consumo problemático de sustancias. El 26 de febrero murió bajo custodia policial luego de haber sido levantado de la calle sin ofrecer resistencia y en medio de una golpiza que le propinaron en el suelo tres policías. En uno de los 70 videos incorporados a la causa se ve que lo suben a uno de los cuatro patrulleros que habían acudido al lugar. Llegó al hospital sin vida, con lesiones en la cara, hombros, marcas en las muñecas y lesiones en las piernas. El 14 de marzo fueron detenidos cuatro uniformados, Alexis Fleitas, Franco Sosa, Agustín Díaz y Enzo Gómez.
Golpeado y asfixiado
Ambas peritas, la doctora Gabriela Lamparelli, del Instituto de Medicina y Ciencias Forenses de Resistencia, y la perito de parte Creimer, coinciden al afirmar que "hubo múltiples lesiones contusas, politraumatismos y lesiones compatibles con maniobras de asfixia mecánica". Por eso, para el abogado Nielsen "es un caso de brutalidad policial, los resultados de la reautopsia son esclarecedores, fue golpeado y asfixiado". Romina Duarte, de la Secretaría de Derechos Humanos provincial, apuntó que acompañan a la familia en la parte jurídica como querellantes, y también con apoyo psicológico.
En la videoconferencia, Creimer indicó que no imaginaron que las falencias de la primera autopsia "iban a ser tan graves". Según detalló la experta, que también participó en la causa de Facundo Astudillo Castro entre otras, no aplicaron el protocolo de Minnesota creado para los casos de muertes en custodia policial, ni tampoco procedimientos básicos de medicina legal. "No se exploró el cráneo como debe hacerse cuando la muerte es en custodia del Estado, encontramos lesiones óseas, imágenes compatibles con traumatismos, haberla hecho mal fue un acto delictual. Todo lo que se perdió y el tiempo transcurrido implica perder pruebas, eso no es inocente". Durante el procedimiento, encontraron en el dorso del cuerpo numerosísimas lesiones, así como en el miembro inferior derecho y en ambos antepies.
"Ambos peritos dijeron que exploraron el cuello y que no había lesiones. Sin embargo, el cuello no fue explorado y tenía petequias por asfixia por compresión extrínseca (apretado) lo que le impidió respirar y lo mató. Toda la vía aérea estaba infiltrada con sangre, y la muestra de pulmón también arrojó patrones de asfixia. Además, se dijo que exploraron los riñones y había pus. Sin embargo, esto es falso. Los riñones nunca fueron sacados del abdomen, estaban intactos. Decir que había infección es una gran mentira", describió Creimer. La médica agregó que su colega, Lamparelli, tuvo una intervención impecable, desde lo científico y desde lo humano, y recibió amenazas que fueron puestas en manos de la fiscalía.
Lo que viene
"No nos va a temblar el pulso para denunciar a quienes participaron en la primera autopsia", dijo el padre de Bravo, al tiempo que el abogado Nielsen precisó que habrían incurrido en falsedad ideológica, mala praxis, impericia y encubrimiento. Consultada la familia sobre la marcha de parientes de policías realizada en 24 de marzo para exigir la liberación de los detenidos, Sánchez respondió que es "descabellado" cuando plantean que la fiscalía de Derechos Humanos no los apoya, y aunque consideró "entendible" la movida, destacó que "ellos tienen a sus familiares con vida". Luego de agradecer a los testigos, "valientes vecinos", y a quienes participaron de la actividad (Correpi, Pañuelos en Rebeldía, La Poderosa, entre otros), Florencia cerró diciendo que enfrentan a "una red de impunidad que funciona en diferentes niveles, incluidos los medios de comunicación, el accionar policial con sus prácticas heredadas de la dictadura, y la Justicia que mira para otro lado cuando se trata de los oprimidos y marginados".