La guerra de Malvinas no fue solo un territorio masculino. Tuvo, también, protagonistas mujeres: enfermeras, instrumentadoras quirúrgicas, radioperadoras, auxiliares de a bordo. Sus tareas fueron fundamentales, a la vez que invisibilizadas durante décadas. Recién en 2012 algunas obtuvieron un reconocimiento por parte del Estado. A cuarenta años del conflicto bélico, se impone la necesidad de rescatarlas del olvido. Por eso, Caras y Caretas les dedica su número de abril, que estará este domingo en los kioscos opcional con Página/12.

En su columna editorial, María Seoane recuerda: con David Viñas “coincidimos en oponernos juntos en los debates dentro de la colonia argentina a esa guerra que considerábamos hija de la derrota de nuestra generación y de los intentos de perpetuación de la dictadura. Nunca nos pondríamos del lado del ‘nacionalismo berreta y tardío’, como bautizó David la pulsión de parte del exilio argentino en apoyar esa guerra de los dictadores”. Y “ante la confirmación de la segura derrota en Malvinas, pudimos también confirmar que la tregua era una ficción, como la novela. Como lo fue para nuestros hombres y mujeres que pelearon en las islas heladas del sur, como lo fue para nuestro pueblo cuando tuvo que contar los muertos y soportar el peso material de esa aventura trágica. Como lo fue para un puñado de mujeres heroicas que además de ser hostigadas fueron invisibilizadas y olvidadas”.

Felipe Pigna explica en su editorial la necesidad de rescatar “la historia de nuestras mujeres en el conflicto bélico, enfermeras de los cuerpos de sanidad de las tres armas que brindaron mucho más que asistencia médica y sanitaria”, un homenaje a las “heroínas de Malvinas, tan olvidadas como imprescindibles”.

Desde la nota de tapa, Alicia Panero propone “una mirada diferente de un conflicto sobre el que se dijo mucho y sobre el que se omitió demasiado” que “revela protagonistas cuyas historias son tan enriquecedoras como invisibles”.

“La narración de la epopeya está creada, guardada y custodiada por los veteranos, sus familias y las instituciones que los contienen”, sostiene Panero, y agrega: “En el caso de la guerra, probablemente porque su accionar estuvo más vinculado con la atención y contención de soldados conscriptos y no son ellos los que han escrito la historia, las mujeres fueron omitidas. Los testimonios de muchas mujeres demuestran la desprotección moral a la que fueron sometidos los jovencísimos soldados argentinos. Fueron ellas quienes los salvaron”.

Damián Fresolone cuenta las historias de vida de Alicia Reynoso, Silvia Barrera y Nancy Susana Stancato, que participaron de la guerra. En tanto, Federico Strifezzo detalla el proceso de realización de su documental Ellas también estuvieron, sobre las mujeres de Malvinas.

Oscar Muñoz trabaja sobre el reclamo de reconocimiento y reivindicación como veteranas de guerra de las enfermeras y voluntarias que estuvieron en el conflicto del Atlántico Sur. Varias de ellas ya fueron reconocidas, pero otras tantas siguen esperando salir del olvido.

Marisa Avigliano da cuenta de los abusos que muchas de ellas sufrieron por parte de superiores, y del maltrato al que fueron sometidas, físico, verbal y psicológico.

Mariel R. Lucero reconstruye la historia de las mujeres en las Fuerzas Armadas argentinas. Pablo Bassi suma las voces de otras mujeres de Malvinas: las compañeras, hermanas, madres de los combatientes. Y Marcelo Rosasco se centra en el derrotero de una hija, cuya vida y la de su padre estuvieron cruzadas no solo por la guerra sino también, trágicamente, por la masacre de Cromañón.

Por último, Mariano Beldyk actualiza la cuestión Malvinas a 40 años de la guerra y da cuenta del estado del reclamo argentino de soberanía. Y Ricardo Ragendorfer relata la historia del capitán Pedro Giachino, el primer soldado argentino caído en combate, que fue considerado un patriota, pero cargaba con la condena de un oscuro pasado.

El número de completa con entrevistas con María Pozzio (por María Zacco), Cristina Álvarez Rodríguez (por Adrián Melo) y Edgardo Esteban (por Demián Verduga).

Un número imprescindible, con las ilustraciones y los diseños artesanales que caracterizan a Caras y Caretas desde su fundación a fines del siglo XIX hasta la modernidad del siglo XXI.