En el medio de las diferencias expuestas en los últimos días dentro del Frente de Todos, la vicepresidenta, Cristina Kirchner, reveló que le regaló un libro para su cumpleaños al presidente Alberto Fernández, ironizó sobre las diferencias internas y dejó un fuerte mensaje sobre el rol de la dirigencia política a la hora de defender los intereses nacionales.
Al encabezar en el Congreso un homenaje a los trabajadores legislativos que hace 40 años combatieron en la Guerra de Malvinas, la exmandataria recomendó el libro "Diario de una temporada en el quinto piso", de Juan Carlos Torre, momento en que aprovechó para ironizar sobre la interna del Frente de Todos.
El regalo para Alberto
"Hoy se lo mandé de regalo al Presidente --contó, para enseguida agregar entre risas--, para que después la vocera no diga que no le regalo nada en el cumpleaños. Si no, ya veo el lunes 'miren si será mala la vicepresidenta que ni siquiera le da un regalito en el cumpleaños'".
Cristina Kirchner hacía referencia a la oportunidad en que Gabriela Cerruti, la vocera del presidente, aseguró que ella no le había tendido los llamados a Alberto Fernández, en el marco de la discusión sobre el ataque a pedradas que recibió el despacho de la vicepresidenta en el Congreso, durante el tratamiento del acuerdo con el FMI.
Fernández de Kirchner detalló que el libro "relata las experiencias del primer gobierno democrático y los distintos equipos económicos que lo sucedieron" y que "es de una extraordinaria actualidad".
Ideología no, intereses
En ese sentido, explicó que su comentario sobre el libro estaba dirigido a recordar una de las anécdotas que revela: "Voy a una crónica de ese libro que no tiene desperdicio, que tiene que ver con esto de los conceptos empaquetados que le venden a los argentinos. El problema es cuando se lo venden a las clases dirigentes argentinas, porque la sociedad tiene tantos problemas que no tiene tiempo para hacer finas disquisiciones, pero quienes nos presentamos para conducir sus destinos no podemos tener esos errores".
La anécdota que recordó tenía por protagonista a José Luis Machinea, que terminó siendo ministro de Economía de Fernando De la Rúa pero por entonces formaba parte del equipo del Juan Vital Sourrouille.
Cristina contó que "habían decidido privatizar los polos siderúrgico y petroquímico y Machinea viajó a Estados Unidos para pedirle al presidente del Banco Mundial un crédito por 4 mil millones de dólares para hacerlo. El presdidente del Banco Mundial lo escuchó y le dijo que no se iba a poder dar porque Estados Unidos se iba a oponer. Ante la sorpresa de Machinea que creía que estaba haciendo lo que siempre predicaban en Estados Unidos, le aclaró: 'Lo que pasa que ellos tienen intereses en esas áreas y si ustedes mejoran su producción van a competir con ellos'".
"El problema no es de Estados Unidos --concluyó la vicepresidenta--, el problema es nuestro. Ojalá nosotros defendiéramos nuestros intereses de la forma en que ellos defienden los suyos."
Los límites del derecho internacional
A continuación aprovechó para extender a eventos actuales, como la guerra en Ucrania, las implicancias de esa anécdota.
"Estamos viendo ahora otra vez que también el derecho internacional se aplica en forma selectiva, porque el mundo y la geopolítica no se dividen entre buenos y malos, eso es para Netflix --se rió la vicepresidenta--. No hay buenos o malos, hay intereses."