El río Paraná mantiene una tendencia de crecimiento desde fines de febrero y recupera de a poco su altura normal en varios puertos de ciudades de Entre Ríos, aunque el Instituto Nacional del Agua (INA) aseguró que seguirá por debajo de sus niveles normales al menos hasta al menos el 31 de mayo próximo.
La bajante histórica que afecta ese curso de agua comenzó en marzo del 2021 y provocó notorios cambios en la vida ambiental, económica, productiva y social de esa provincia mesopotámica.
"Prevalece una condición general de aguas bajas, y los niveles fluviales continuarán en esa condición por las próximas dos semanas, por lo menos", advirtió el INA.
El organismo nacional sostuvo que persiste un escenario de déficit hídrico, a pesar de que en las últimas semanas se observó una mejora por recarga en las reservas de agua en algunas de las áreas.
Además, la perspectiva climática "no permite esperar una mejora sensible o normalización de la situación hidrológica en la primera mitad del otoño.
Por eso, hay que remontarse a 1944 para registrar una situación peor que la bajante, cuando el río marcó -1,40 metros frente a Paraná -por debajo del nivel del mar-, al igual que en Diamante (-1,38), Victoria (-41) y en La Paz (-1,11).
En Paraná, la capital provincial, el río subió más de un metro y se mantiene con 1,28 centímetros, y durante la bajante ya superó las marcas de 1971 (0,50 metros), de 2020 y 1970 (0 metros).
Asimismo, continúa muy por debajo de su nivel de aguas bajas (2,30 metros) y de su altura promedio para abril (3,44 metros) en la capital entrerriana.
En el noroeste entrerriano, en La Paz, el río Paraná subió 1,50 metros hasta los 2,13 metros de altura.
Aún así, sigue lejos de los 3,20 metros de límite de aguas bajas y de los 4,45 que la Prefectura Naval Argentina (PNA) registró como promedio entre 1996 y 2020 para este mes.
En el puerto de Diamante, más al sur de la costa entrerriana, el río se incrementó 1,20 metros hasta los 1,47, pero aún continúa por debajo de los 2,40 metros del límite de aguas bajas y del promedio histórico de 4,36 de abril.
Por otro lado, en Victoria desde el 23 de enero y hasta principios de marzo no lograron tomar la altura debido a que no se cuenta con la tecnología necesaria para medir por debajo del cero.
Actualmente, se mantiene con 1,47 metros y por debajo de aguas bajas (2,60), de sus 3,95 registrados como promedio este mes en los últimos 25 años.
La bajante afectó la fauna íctica al dejar seco el valle de inundación (donde los peces se refugian, alimentan, reproducen y crecen); produjo inconvenientes en el riego de cultivos y complicó las producciones industriales que necesitan captar agua.
También acrecentó los problemas de incendios en las islas y los de contaminación del agua, ya que se redujo la capacidad del río de dilución de los afluentes crudos o industriales.
El secretario de Agricultura y Ganadería de Entre Ríos, Lucio Amavet, afirmó que la bajante "impactó fuertemente en acopiadores, fileteadores, transportistas y más de 3.000 familias de pescadores".
Las barcazas comerciales "tuvieron que adecuarse a transportar mucha menor cantidad", lo que ralentizó la navegación y "ha encarecido enormemente el transporte fluvial", agregó Amavet.
"Es una situación histórica particular que nos enfrentó a una situación compleja desde lo ambiental que seguirá hasta 2025, se puso en crisis la producción, tuvimos serios problemas con incendios y destruyendo el hábitat de la fauna", dijo la secretaria de Ambiente de Entre Ríos, Daniela García.
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