La sirena sonó a la medianoche y acalló el murmullo de la multitud y las voces de los altoparlantes. Los veteranos de la guerra de Malvinas, firmes en la explanada del monumento “Héroes de Malvinas” donde se desarrollaba el acto en conmemoración del 40 aniversario del inicio del conflicto, miraban al frente. A los familiares de soldados caídos en combate. Al pueblo que se había acercado a vivenciar “la Vigilia” en Río Grande, la ciudad más cercana a las islas, junto a funcionarios nacionales, provinciales y locales. A sus espaldas, la costa del Mar Argentino traía en suaves olas la reminiscencia de aquellos días de dolor e inclemencias.
Así comenzaba en la fueguina Río Grande –declarada “Ciudad heroica” por el Congreso Nacional en 2021— este acto insignia en la memoria social de la Argentina. A unos 600 kilómetros de las islas y con la emoción vibrante en el ambiente que desafiaba los 3 grados bajo cero: “el clima de Malvinas” refiere a este diario Horacio Chávez, “ex combatiente” --se presenta--, al finalizar la ceremonia.
La multitud que durante el acto se mantuvo sobre la avenida Héroes de Malvinas, había ingresado al predio luego de que se retiraran las banderas de ceremonia. Más de 20 instituciones, con Veteranos al frente, fuerzas de seguridad y colegios, incluso un jardín de infantes con su bandera y escoltas. A partir de ese momento en que se rompió el protocolo castrense que definió el acto, surgieron los abrazos, los reencuentros, la emoción enmarcada en la frase “Malvinas nos une” que cobija al evento.
El ministro de Defensa, Jorge Taiana junto al gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella y al intendente de Río Grande, Martín Pérez; se distinguía entre los funcionarios que acompañaron la vigilia. “Malvinas será un reclamo pendiente hasta que no recuperemos el ejercicio efectivo de soberanía sobre las Islas”, expresó Taiana al concluir el acto. El ministro, quien al momento del conflicto “estaba preso en Rawson, a disposición del PEN” recordó ante Página/12 -- había llegado junto a una importante comitiva. La integraban funcionarios de Defensa; el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Daniel Filmus; la ministra de Salud, Carla Vizzotti; el secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Guillermo Carmona y la diputada nacional Mara Brawer, entre otros. Desde ya, también lo acompañaba la representación militar a través del titular del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, teniente general Martín Paleo; de la Fuerza Aérea, brigadier general Xavier Isaac; y de la Armada, almirante Julio Guardia.
“Quería venir para estar con los veteranos y familiares de caídos, en este día. Malvinas es una causa que nos une en un mismo reclamo de defensa de la soberanía” destacó Taiana. Lo mismo manifiestaban los ciudadanos que desde la tarde se acercaron a la "Carpa de la dignidad", epicentro de los actos por la Semana de Malvinas que se celebra en Río Grande: “Capital nacional de la vigilia” subraya el veterano Fabián García.
El pueblo que acompaña
Jóvenes de la Juventud Sindical Peronista, de La fraternidad, del sindicato de Caddies, entre otros gremios llegados desde distintos lugares del país, acompañan la vigilia. Hay familias, está el grupo de Scouts junto a las agrupaciones de veteranos. “Río Grande creció con Malvinas”, señala Taiana, de ahí su mayoritaria población joven. Lo testimonia la composición de quienes acompañan la vigilia.
Cristian tiene 15 años y es su “segunda vigilia”. La anterior fue antes de la pandemia. Está con Evelyn, Natalia y dos amigos. Vinieron “a honrar a las personas que fueron a luchar a las islas”, “para hacer valer lo que ellos hicieron”, “hubo mucho sufrimiento y muerte”, repasan. La familia de Natalia recuerda “los apagones de la guerra, para que no nos ataquen”. Sus amigos más jóvenes se sorprenden. No conocían la escaramuza del oscurecimiento. “A lo mejor algún día recuperamos las islas, y ojalá sea en buenos términos” expresa Cristian.
Kevin y Rebeca coinciden: “Siempre está la esperanza y la fe de poder recuperarlas”. Vinieron “porque es una tradición y nos da mucho orgullo”. Ella nació en Corrientes, Kevin en Río Grande. “En pandemia salimos en caravanas, otros caminaban por las calles, así mantuvimos el homenaje” agrega el joven. Cerca de la carpa donde se reparte sopa y chocolate, Guillermo y Lucía miran el acto. Llegaron desde una estancia ubicada a 60 kilómetros. Eran de Santa Fe, pero ya se sienten “fueguinos”, y vinieron “para conocer de una buena vez la tradición de la ciudad” concede Guillermo. “Es que Malvinas nos representa a todos, por eso se recuerda y genera unión” añade Lucía. Aunque descreen que se puedan recuperar las islas: “Hay mucha riqueza ahí para que se pueda lograr sólo por vía diplomática, Inglaterra no lo va a permitir” evalúa Guillermo.
Mientras en la pantalla gigante que corona el escenario se ven fotos de los soldados en los campamentos y en los campos. Y se escuchan mensajes de los familiares: “La sangre joven y ardiente de un infante de marina que buscó terminar con el oprobio inglés”, recita una madre. Su hijo, mendocino de 34 años, fue muerto en combate. Son 649 hombres los que dejaron su vida en las islas. “Una guerra justa”, “una guerra mística”, “la causa de todos”, se escucha por los altoparlantes.
El acto conmemorativo
El acto se inicia con el izamiento de la bandera por parte del presidente del cuerpo de Veteranos de Río Grande, Raúl Villafañe, junto al gobernador Melella, al gobernador de Jujuy Gerardo Morales, a los ministros nacionales y al intendente Pérez. La voz de Marina Calderón, hija de un veterano, entona Aurora, y tras la bendición eclesiástica, las palabras de Sergio Marroco, del Centro de ex combatientes de Río Grande definen el duro perfil del acto que culmina con un minuto de silencio y el disparo de salvas en homenaje a los caídos. Allí comienza entonces la vigilia.
Marroco resumió década tras década los periplos de quienes volvieron de las islas: “Caminamos las calles siendo fantasmas, en ese momento caímos en la desgracia de la mala prensa de la dictadura, y nuestra generación se invisibilizó” resume. “No conseguíamos trabajo, caímos en el alcohol o en sustancias prohibidas, la sociedad no nos cobijó” señala. Hasta que “nos dimos cuenta que solo nos podía salvar el compañero que había estado allá y se formaron los centros de ex combatientes”.
El discurso castrense de los veteranos
Su discurso recorre la historia social desde la desolación de ese estigma. Y advierte: “En esta ciudad conviven soldados y cuadros –militares—, nos vemos de igual a igual, esa es nuestra fuerza”. Y agrega: “En el '95 se dieron cuenta que existíamos, pero los proyectos eran nuestros. Nos debemos, como democracia, una historia oficial de Malvinas”.
Marroco desacredita el plan de identificación de restos que lleva adelante la Cruz Roja junto al Equipo Argentino de Antropología Forense “porque solo señala el lugar donde cayeron y no identifica los cuerpos” --cuando ya más de un centenar de restos, 119 en rigor, tienen identificación oficial--, y cuestiona la nominación al Nobel de la Paz para Julio Aro y el británico Geoffrey Cardozo, quienes llevan adelante la iniciativa.
Las deudas en torno a los estamentos oficiales recaen en el ANSES y PAMI, y en “la necesidad de incluir en la currícula escolar a Malvinas”, señala. “Para revalorizarlas por lo que son, una fuente de petróleo, gas, de riquezas”, repasa. Y concluye: “Río Grande nos abrazó desde el momento que empezamos la vigilia, en 1995, prendiendo fuego en un tacho como se hacía en las islas”. Termina el protocolo, comienza la vigilia. Otros veteranos expresan disidencias con este discurso. "Desde 2003 se lograron mejoras --comparte el jujeño Roma Alancay--, pero todavía falta". Rubén Cena aporta: "Hoy se nos reconoce, eso es concreto, va a ser completo cuando recuperemos las Malvinas".
Filmus y una respuesta a la altura de la circunstancia
“Un homenaje necesario para quienes dieron la vida por nuestra soberanía y para quienes volvieron y siguen luchando para que la bandera argentina vuelva a flamear en las islas” describe el ministro de Ciencia Daniel Filmus al concluir el acto de inicio de la vigilia en Río Grande. Y sin confrontar retoma la línea abierta por el duro discurso de Marroco, el veterano que ofició como portazos del Centro de ex combatientes de la ciudad: “La sociedad los está reconociendo, hay que seguir trabajando en lo que falta porque cada demanda hay que responderla –se refiere al accionar de ANSES y PAMI señaladas como las grandes deudas del Estado con los veteranos—, por eso desde el gobierno de Néstor Kirchner y luego de Cristina se inició un arduo trabajo que da respuesta a los reclamos. Y a la par se sigue defendiendo nuestra soberanía en el plano internacional”.
“Los intereses que defiende Inglaterra son económicos –apunta Filmus--, el agua dulce; cuya expansión llega a la Antártida; y sobre todo controlar el paso bioceánico”. Luego señala: “Nuestro gobierno ha colocado nuevamente a Malvinas en la discusión internacional y no vamos a cejar en esa decisión, ni en el respaldo a quienes defienden esta causa”. Esas motivaciones lo trajeron a esta vigilia. “Quisimos estar acá por esos motivos, y porque compartimos el sentimiento del pueblo de Río Grande –concluye--, acá se respira Malvinas”.
La “generación Malvinas”
“Siempre emociona estar en la vigilia en Río Grande, un lugar tan cerca de Malvinas –expresa la diputada nacional por el Frente de Todos, Mara Brawer--, recordando a los héroes, a quienes murieron, a los que sobrevivieron, que eran mis compañeros de secundaria, mis amigos de la infancia. Porque soy clase ‘62 y la Guerra de Malvinas para mi generación fue muy ‘en carne propia’. Todavía un ex conscripto conserva la carta que le mandé cuando estaba movilizado en Río Gallegos. Por eso valoro estar en este homenaje, en la vigilia, abrazándonos entre todos y todas”.
No es la primera vez que Brawer participa de estos homenajes. Estuvo cuando se cumplieron 30 años del conflicto, también siendo ella diputada. “Fue un momento de mucha emoción”, repasa sobre aquella vigilia. “Recuerdo que también había mucha gente y mucho afecto. Fuimos con la comitiva que acompañó a Cristina (Fernández de Kirchner) al acto de Ushuaia, y nosotros la noche anterior estuvimos en Río Grande. Lo atesoro como parte del ejercicio democrático y como emblema de los actos que sostienen nuestra soberanía”.
La mirada de las nuevas generaciones
“Yo Josefina, tengo tres”, dice una niña y muestra tres dedos de su mano tibia. “La tuya está fría” le dice a esta cronista cuando “chocan puñitos”. Su mamá es Soledad, y junto a sus dos hermanas, Alma de 9 y Mariana de 7 años, vinieron “caminando 4 kilómetros”. “Estábamos esperando este momento porque es un día muy especial, y ellas están emocionadas”, cuenta Soledad. “Muchos chicos se murieron ahí, algunos tenían 18 años. Un ex combatiente vino a la escuela y nos contó --explica Mariana—, y en la escuela nos tratan de enseñar que no es buena la guerra, hay que tratar de hablar con tu enemigo para que no haya guerra”. Soledad la mira, con cariño, y comparte: "Ella expresa el sentimiento que nos guía, ojalá lo podamos cumplir".