El poder de todo superhéroe es un escudo frente a sus propias fallas existenciales. Así lo expresó Stan Lee en Mallrats (Kevin Smith, 1995). Y aunque el factótum de Marvel no se refiriera expresamente a Moon Knight (estreno de la semana pasada de Disney+, un capítulo por miércoles), el flamante personaje del MCU cuadra perfectamente con la definición. En este caso, el derrotero surge de una deidad egipcia vengativa, un mercenario y de su alterego, entremezclados. Los seis episodios de la ficción creada por Jeremy Slater (The Umbrella Academy y The Exorcist) representan el despertar de un superhéroe crepuscular. Y atención: a diferencia de las cinco anteriores para la plataforma de streaming, la entrega despunta con un espécimen que no había participado de las aventuras de los Avengers.
Cada noche antes de ir a dormir, Steve Grant (Oscar Isaac) se ata a su cama con grilletes. ¿Por qué? Este empleado raso del British Museum vive somnoliento producto de unas pesadillas demasiado reales. Más que sonambulismo, en ese otro plano cartesiano comparte su cuerpo con Marc Spector, un exagente del ejército estadounidense que opera como salvoconducto de Khonshu, el dios egipcio de la Luna. Es decir, hay al menos, tres identidades dentro de esta criatura. La lógica marca que el protagonista tiene un trastorno de identidad disociativo, por lo que debe aprender a convivir con esa voz que le ordena “abrazar el caos”, embarcarse en periplos arqueológicos y resolver múltiples acertijos mentales.
Entre tantos enigmas y golpes, aparece Layla (May Calamawy), una nómade vinculada al pasado de Spector y que le ayudará a resolver su trance actual. Además de sí mismo, el otro antagonista de la trama es Arthur Harrow (Ethan Hawke), líder de una secta que tiene como referente a otra figura mitológica como Ammit (“el primer cuco de la historia”). Mesiánico y turbulento, el villano busca construir un nuevo mundo y por eso quiere reunir a los avatares de esa civilización entre los que está Grant. La Enéada (“el supergrupo de los Dioses egipcios”) más toda la iconografía de momias y pirámides cumplen un rol fundamental en Moon Knight. Otro de sus fuertes son las escenas de acción entre ramalazos de hiperviolencia y un fuera de campo que permite imaginar los estragos que provoca el protagonista.
Las conexiones con Legion (serie de la franquicia X-Men sobre un mutante esquizofrénico), y las sagas cinematográficas Venom (con un antihéroe sombrío) y The Mummy (las implicancias culturales de la tierra de faraones), son evidentes. El showrunner de Moon Knight, sin embargo, se refirió a otras dos. Este vigilante nocturno incluye una “deswaynificación” por su distanciamiento a conciencia de Batman. Sorprendentemente, los responsables reconocieron la influencia de Indiana Jones para dar con lo aventurero del personaje. “Los cazadores del arca perdida fue una gran referencia en el boceto. ¿Cómo contamos esta historia compleja y oscura pero inyectándole una dosis de diversión grande y sobrenatural al estilo de lo que hacían lo estudios Amblin?”, dijo el productor.
Clásica en su narrativa, Moon Knight presenta a un tipo desdoblado, con varios traumas a cuestas, y que debe decidir si abraza el costado más complejo y enérgico de su identidad. “Realmente quise hacer un estudio de la psicología del personaje, mostrar la experiencia desde un punto de vista de tal modo que el público no esté ahí sentado simplemente mirando cómo transcurre la historia, sino que esté en los propios ojos de Steven, experimentando eso que le está pasando a él. Y es bastante aterrador”, señaló el actor guatemalteco. Moon Knight, en definitiva, le prende una vela a una de las figuritas difíciles del panteón egipcio.