Como si no fuese suficiente la intensa lluvia que cayó durante casi todo el domingo, Atlético Tucumán le echó un baldazo de agua fría a la caótica actualidad de San Lorenzo al arrebatarle un empate agónico en el Nuevo Gasómetro. Fue 1 a 1 con goles de Ricardo Centurión y Ramiro Carrera.
La ocasión se presentaba como inmejorable a los dirigidos por Pedro Troglio para reencontrarse con el triunfo, luego del clásico sin goles ante Huracán que frenó el envión conseguido en Córdoba con su primer éxito de la Copa (1 a 0 ante Talleres). La razón era que enfrente estaba el Decano, último de la Zona 1 y dueño de una poco envidiable marca: un éxito y 11 derrotas en sus 16 presentaciones previas.
La primera parte mostró a un Ciclón dominador -entre intenciones propias y ajenas- que chocó con las voladas del arquero Nicolás Campisi para mantener el cero de cara al entretiempo. Del otro lado, el tan veterano como rendidor Sebastián Torrico (42 años) hizo lo propio ante la única ocasión de un Atlético avocado a llevarse un punto del Bajo Flores, objetivo indisimulable con su propuesta de 5-4-1.
Una de las mejores sensaciones del local las dejó el paraguayo Adam Bareiro, quien ocupó el puesto del lesionado Ezequiel Cerutti y contó con varias chances para anotar. Claro que, al fin y al cabo, lo que mejor le salió fue asistir. Apenas arrancada la segunda parte, Bareiro aprovechó que algunos tucumanos tiraron el offside y otros no, y quedó cara a cara con Campisi. Pero como tardó un poco de más en enfilar hacia el arco -quizá preocupado por lo que decidiría el juez de línea- terminó optando por pasársela a un Centurión muy despierto para ubicarse en el área chica y poner el primero.
Las dudas por la posición inicial del Bareiro fueron disipadas por el VAR, que terminó avalando el gol y posterior bailecito de Centurión. Una de las claves del 1 a 0 fue el retraso táctico de Uvita Fernández, quien vino a ocupar el despliegue habitual de Cerutti. El exDefensa, peleadísimo con el gol en los últimos tiempos, fue el que habilitó de gran manera a Bareiro casi desde mitad de cancha.
El impuso de la ventaja motivó a San Lorenzo por algunos minutos. La gente cantaba, Gattoni se lucía con una barrida y amague incluido, y Gordillo cabeceaba pelotas desde el piso. Pero poco pasaba en el área tucumana. El Centurión que a la salida del entretiempo se movió por todos lados y manejó los hilos del equipo fue contrarrestado por las correcciones tácticas de Atlético y San Lorenzo se quedó sin ideas.
Y como suele suceder en este magnífico deporte, cuando la cosa se terminaba ocurrió lo impensado. Martín Garay, que recién había ingresado, se armó la jugada de su vida: arrancó en su campo, tocó y fue a buscar, tiró un caño, nuevamente tocó y fue a buscar, levantó la cabeza en el área y ubicó a Carrera, quien sacó un remate que se desvió en Ortigoza y se le metió por arriba a Torrico.
Una desgracia para el Ciclón, un milagro para Atlético, y para ambos un resultado que los hace pensar en los promedios: San Lorenzo está apenas dos puntos por encima del descenso de cara a la temporada que viene, mientras que Tucumán se alejó un poquito de la zona de peligro actual.