Son más de 200 mil chicos y chicas que gracias al trabajo docente y a la intervención del Estado volvieron a los colegios. La pandemia había interrumpido sus trayectorias educativas en la provincia de Buenos Aires, pero ahora están de nuevo en las aulas. Lejos de estar "perdidos en los pasillos de una villa", muchos de ellos debieron convertirse en el sostén económico de sus familias. "Tuvimos que salir a trabajar y dejar de lado la escuela", cuentan a Página 12 algunos de los y las alumnas que retomaron sus estudios. Aquí, los relatos de sus experiencias, sus temores y las expectativas renovadas.
La comunidad educativa de la Escuela Secundaria N° 127 de Rafael Castillo, La Matanza, está atravesada por esa experiencia: muchos de sus estudiantes forman parte del universo de esos chicos que retornaron a clases mediante el Programa +ATR, de revinculación e intensificación de la enseñanza del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires (PBA), que lanzó una sexta etapa con nuevos desafíos. "Hay satisfacción por lo hecho pero todavía hay chicos para revincular y tenemos una responsabilidad con ellos", aseguran desde la Dirección General de Cultura y Educación de PBA.
Volver a la escuela
"Esta escuela es un referente para la comunidad del barrio", comienza a contar a Página 12 Carolina Díaz, coordinadora del equipo de docentes de la Secundaria 127 encargado de llevar a los hechos el +ATR y revincular a alumnos y alumnas del barrio que por la pandemia abandonaron el colegio. "Los chicos tienen historias duras y estos espacios en los que un profesor puede trabajar con más detenimiento sobre sus particularidades son importantes. La pandemia arrasó con muchas cuestiones emocionales, además de económicas, y hay que estabilizar esos dos años en que los chicos perdieron vínculo con la escuela", agrega.
Una semana después del 24 de marzo, en las paredes de la escuela todavía cuelgan cartulinas y afiches hechos por estudiantes para el Día de la Memoria. "Memoria, verdad y justicia", dice uno, metros más adelante del cartel que anuncia el nombre del colegio y que hace honor a la consigna: "Rodolfo Walsh". Algunos de esos estudiantes, Luciano Báez, Walter Villamayor, Nicole Acosta, Mayra Zalazar y Daniel Lucero cuentan sus historias a este diario sentados alrededor de la mesa de la sala de profesores. Todos y todas pasaron por el +ATR y cursan el cuarto y quinto año de la secundaria, excepto Lucero, a quien la pandemia lo agarró en sexto, el último año de su escolaridad.
"Por la pandemia tuve que dejar el colegio. Estaba laburando y la verdad es que no tenía celular o computadora para conectarme a los zooms", recuerda ahora. Durante la pandemia Lucero fue albañil en distintas obras del barrio. Fue en una de ellas donde el director del colegio se lo cruzó un día de 2021 y le contó que existía un programa llamado +ATR, con docentes abocados específicamente a ayudarlo a dar las materias adeudadas de sexto. "Al poder venir acá con el ATR estoy aprobando las materias", afirma Lucero, que cuenta que ahora dejó de trabajar para dedicarse al estudio.
Las historias de Báez y Villamayor son similares, con la diferencia de que a ellos aún les queda un trecho para finalizar la secundaria, por lo que el objetivo es regularizar sus situaciones. "Vivo con mi mamá y ella no podía trabajar, tuve que ayudarla económicamente y laburar. No me pude conectar en las clases virtuales, con los horarios del trabajo llegaba cansado y necesitaba descansar", cuenta Villamayor, que también trabajó en albañilería hasta que su madre pudo volver a trabajar.
"A mí me quedaron 12 materias por no venir. En casa, por el tema de la pandemia mi viejo no estaba trabajando. Yo ya estaba desde hace tres años en un taller de chapa y pintura pero tuve que ponerme a trabajar todo el día y dedicarle mucho menos tiempo al colegio", comenta por su parte Báez, que de las 12 materias ya rindió 10 con el apoyo del equipo +ATR: "Estuve comiendo libros todos los días y ahora por suerte me quedan dos", dice entre risas.
"Con la pandemia llegó a haber casi 280 mil chicos y chicas fuera de la escuela en la Provincia y quedan 62 mil fuera del secundario y alrededor de 9 mil del primario", subraya en diálogo con Página 12 Alberto Sileoni, director General de Cultura y Educación de PBA. El plan de Acompañamiento a las Trayectorias y la Revinculación (ATR) se lanzó originalmente en septiembre de 2020 y tomó la forma de +ATR en septiembre de 2021. Según las estadísticas de la Dirección, en septiembre de 2020 eran 278.500 los estudiantes con "trayectorias educativas discontinuas", lo que representaba un 8,3 por ciento de la matrícula total de la Provincia. A fines de diciembre de 2021 esa cifra ya había bajado a un total de 71.500, el 2,1 por ciento de la matrícula.
No están "perdidos"
"Hemos decidido continuar el Programa en una sexta etapa por un trimestre más, con la certeza de que ha funcionado, pero también sabiendo que todavía tenemos 71 mil chicos para revincular", señala Sileoni, exministrio de Educación nacional, sobre la nueva etapa del Programa que la Dirección lanzó esta semana. Sileoni sostiene, además, que "tenemos una responsabilidad con esos chicos que faltan y con los aprendizajes que por la pandemia no se produjeron".
Lejos de estar "perdidos en los pasillos de una villa" o cayendo en "actividades del narcotráfico", como aseguró hace unas semanas la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, la realidad es que la mayor parte de los chicos y chicas que dejaron el colegio durante la pandemia lo hicieron para afrontar la dura realidad de convertirse en sostenes económicos de sus familias. Tampoco el relato meritocrático alcanza en estos casos para que los estudiantes vuelvan a las escuelas. A las ganas de estudiar y terminar el colegio, es necesario sumarle el trabajo docente articulado en políticas de Estado.
"Sin el ATR esto hubiera sido todo mucho más difícil. Hay chicos con más de diez materias discontinuas que no las hubieran preparado sin este acompañamiento", asevera Díaz y Villamayor coincide: "El ATR nos ayuda a poder aprobar las materias y no perder esos años en que no tuvimos la oportunidad de aprobar. En mayo del año pasado yo había perdido un año y medio y volver a empezar de cero era casi imposible, pero después empezó el ATR y nos dieron horarios a contraturno ajustables y pude volver", dice. Además de buscar revincular a los estudiantes que aún no retornaron al colegio, la nueva etapa del +ATR se abocará a objetivos más específicos, como la recuperación de los aprendizajes discontinuados durante la pandemia y el foco en los años de articulación entre niveles educativos.
Comunidad
"Nosotros empezamos en septiembre de 2021. Armamos listados de los chicos con trayectorias discontinuas, algunos directamente desvinculados por falta de internet o de recursos. Ahí empezamos a tratar de conectarnos, si no teníamos contacto íbamos a las casas para tratar de revincularlos a la escuela", recuerda Mariela Leguizamón, profesora de historia y parte del equipo ATR de la 127, sobre los primeros momentos del Programa. "En mi caso me fueron a llamar al aula, me dijeron las materias que tenía pendientes y me ofrecieron prepararlas a contraturno o los sábados, cuando pudiera", explica Zalazar, que al igual que Acosta no llegó a dejar el colegio pero sí acumuló muchas materias discontinuas por no poder conectarse a los zooms.
"Tenemos una comunidad muy interconectada, la escuela sirve como un centro de conexión para todo el barrio. Capaz los chicos no se conectaban a las clases, pero venían a buscar comida y los profes les daban ahí los trabajos o les preguntaban cómo estaban", destaca Tomás Ayala, otro de los docentes ATR, que sostiene que el colegio pudo mantener, en la mayor parte de los casos, aunque sea un contacto mínimo con los estudiantes que dejaron las clases.
"Los chicos son todos vecinos de acá y también de boca en boca se fue pasando que estaba el Programa. Aparecieron ellos mismos para preguntar cómo era", agrega Yamila Alvarez, profesora de matemática y otra de las docentes del Programa. "La gran mayoría se pudo revincular, también con mucha ayuda del equipo de orientación. Nos quedó una lista con un porcentaje mínimo de chicos que aún no revinculamos", suma Leguizamón, que añade que "ya somos una figura que está cotidianamente en el colegio. Más allá de un profesor al que los chicos capaz ven una vez por semana, yo estoy todos los días y ya saben que me van a encontrar si me buscan".
"Los chicos necesitan el acompañamiento, con el ATR el trabajo es más individual. En el aula los profes con 30 chicos no pueden atender las particularidades y en el ATR estamos con ellos, nos sentamos al lado, les explicamos, escuchamos si tienen que contarnos algo, a partir de ahí inicia nuestra enseñanza", agrega Yamila Alvarez. Tanto los docentes como los estudiantes consideran que el Programa debería quedarse de forma permanente.
"Los chicos de ATR se convirtieron en referentes. El programa es sumamente necesario para contar con docentes extra que puedan aportar desde sus espacios a este trabajo, no solo para enseñar contenidos, sino también como apoyo moral que suma después del contexto de pandemia", considera Díaz. Al finalizar la charla, los y las cinco estudiantes se preparan para volver a las aulas, pero antes de levantarse Acosta expresa su deseo: "Ojalá nunca se vaya el ATR", dice, y sus compañeros y compañeras la apoyan.
Los desafíos de la nueva etapa
"Tenemos satisfacción por todo lo hecho hasta ahora en el Programa +ATR pero también la responsabilidad de traer a los chicos que faltan y los aprendizajes que por la pandemia no se produjeron", dijo a Página 12 Alberto Sileoni, director general de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires (PBA), sobre la nueva etapa que se abre en el programa provincial de revinculación e intensificación de la enseñanza. El sexto período del +ATR tendrá presencialidad plena y focalizará en aspectos específicos como la enseñanza de lengua y matemática, además de buscar traer de nuevo al colegio a los chicos y chicas que todavía no volvieron desde la pandemia.
Con más de 200 mil estudiantes ya reincorporados a la rutina escolar, el Programa que comenzó en septiembre de 2020 presenta ahora nuevos desafíos, más allá del trabajo con los 71 mil que, entre secundaria y primaria, aún no se revincularon a la escuela. "Además de los chicos que se fueron del colegio, otra huella que deja la pandemia es la de los aprendizajes que no se produjeron. Hay que trabajar no solo con los que estuvieron afuera sino en las cosas que no pudieron aprender", indicó en este sentido Sileoni, quien precisó que "se viene una etapa de mucha intensificación de la enseñanza de la lengua y de la matemática".
En la escuela secundaria N°127 de Rafael Castillo, el equipo docente ATR coincide en que esas dos áreas son las fundamentales a reforzar, principalmente la enseñanza de la lengua. "Ahora vamos a tratar de darle otra dinámica basada en las necesidades de la escuela. Este es un colegio con orientación en comunicación, por lo que los chicos deberían manejar los lenguajes orales y escritos de otra manera. Queremos fortalecer ese aspecto desde las prácticas de lenguaje para tener las herramientas, que puedan también elaborar sus propios proyectos", aseguró Carolina Díaz, coordinadora del Programa en la escuela 127.
Uno de las mayores dificultades con las que se topan los docentes en el aula es el problema de la alfabetización de los estudiantes. "Todavía tenemos un porcentaje de alumnos de hasta 15 años en alfabetización", sostuvo Mariela Leguizamón, docente ATR del colegio. "Con la pandemia fue difícil detectar esos casos porque en la ausencia o detrás de una computadora es imposible ver este tipo de problemáticas. El ATR también permite identificar esas dificultades, porque además los chicos generan un vínculo de confianza con los docentes. Al estar en la adolescencia a veces sienten vergüenza por no saber leer y con los docentes ATR que ya conocen practican la lectura con mayor seguridad", agregó.
Detectado el problema, el equipo ATR ya trabaja en la alfabetización de los chicos y chicas: "Ellos lo agradecen mucho y también hay situaciones muy satisfactorias para nosotros. El otro día estaba alfabetizando con un grupo y cuando terminamos uno de ellos me preguntó si se podía llevar el libro para leerlo en su casa. Esas cosas son muy reconfortantes", afirmó Tomás Ayala, otro de los docentes del equipo. La nueva etapa del +ATR incluirá también talleres de alfabetización inicial con niñas y niños de Sala de 5.
Sileoni, en tanto, contó que también se pondrá el foco en los años clave de conexión entre niveles: "Vamos a trabajar fundamentalmente en lo que es la articulación entre niveles. Los chicos de cinco años, por ejemplo, vienen de dos años de pandemia y el año que viene de repente están en primaria. Tenemos que trabajar mucho en todas esas articulaciones", advirtió. El director de Cultura y Educación añadió que "incorporamos trabajo en talleres en nivel inicial y trabajamos en otras acciones pedagógicas. Hacia abril, con la matrícula ya asentada, tendremos un registro integral y ahí vamos a ver bien cómo vamos, con los resultados y la evaluación del Programa".