La actriz y cantante Ana Fontán acompañó este lunes en la Casa Argentina en Roma la proyección de El Pozo, film de Rodolfo Carnevale que en 2012 fue la primera película argentina en tomar la condición autista como tema central y se proyectó en el marco del mes de Concienciación del Autismo. “Al ser el primero en tomar la condición autista como tema y más aún en el rol de una mujer (hecho que no es tan habitual de ver y que propone también una mirada con perspectiva de género) fue, sigue siendo y será un punto de partida para ‘Hablar de autismo’, uno de los pilares a los que convoca la ‘Causa Mundial de Concienciación sobre el Autismo’”, destacó Fontán a la agencia Télam.

Desde Roma, la artista que encabezó el reparto junto a Patricia Palmer, Eduardo Blanco y Tupac Larriera, y es madrina de la Asociación y Unión de Padres y Adolescentes con Trastornos Generalizados del Desarrollo (AUPA) indicó que El Pozo “está cumpliendo 10 años desde el estreno y podemos dar cuenta de la importancia que tiene el cine como punto de partida para concientizar, dialogar, debatir y por sobre todas las cosas compartir avances al día de hoy”.


“La película, más allá del camino en el circuito de distribución cinematográfica, festivales con muchos premios, distinciones que se agradecen y mucho, tiene desde sus inicios un camino que va por fuera y que para mí es el más importante, que es el de la causa. Ese -subraya Fontán- es el mayor tesoro, cómo un film puede ser un disparador para apoyar y dar luz a un tema que hasta hace poco era tabú”.

El Pozo, cuyo reparto incluye a Adriana Aizemberg, Ezequiel Rodriguez, Dora Baret, Juan Palomino, Norma Pons, Maite Zumelzú y Gustavo Garzón, entre otres, está disponible para su visionado en Cine.ar Play. "Fue un antes y un después. Me sensibilizó muchísimo y me dio una conciencia muy fuerte sobre el tema", dijo Fontán. "Yo no sabía prácticamente nada sobre autismo, fui al casting para el rol con muy poca información. Siempre fui muy comprometida con mis trabajos, pero este rol me puso en contacto con una realidad que me movilizó como ser humano, profesional y ciudadana, sentí una responsabilidad muy grande. En el proceso de investigación tuve que vincularme con personas con condiciones del espectro autista de diferentes funcionamientos, conocí muchos seres humanos que me atravesaron el alma, me llenaron de amor."