Hubo un minuto en que todo el edificio de Comodoro Py quedó en silencio durante el mediodía de este lunes: fue para rendirle homenaje a los caídos en la guerra de Malvinas. Al cumplirse 40 años del conflicto bélico, el Poder Judicial organizó su conmemoración. El acto fue encabezado por el presidente de la Cámara Federal de Casación, Alejandro Slokar, y tuvo como homenajeados a dos de los jueces que investigaron el espionaje durante el macrismo, Martín Bava y Juan Pablo Augé, por ser excombatientes. “A ellos después de estar en Malvinas nadie los va a correr a rebencazos”, dijo el presidente del Consejo de la Magistratura, Alberto Lugones, que también fue parte de la ceremonia.
Un rato antes de que comenzara el acto en el hall central de los tribunales federales de Retiro, Bava y Augé llegaron a la vocalía de Slokar. Los dos jueces tienen en común mucho más que haberse atrevido a investigar y a procesar a los responsables del espionaje durante el gobierno de Cambiemos, fueron conscriptos y, como tal, fueron enviados a las islas. A ellos se les sumó el secretario de Malvinas Guillermo Carmona y Lugones.
Cuando bajaron desde el primer piso, Slokar habló de Malvinas como una causa que hermana y les rindió homenaje a sus colegas –los dos puestos bajo asedio por el macrismo cuando lo investigó. El presidente de la Cámara de Casación habló del honor, valor y dignidad de entonces y de ahora. En esa misma línea, Lugones destacó la valentía que habían demostrado los dos jueces en 1982 y trazó la continuidad con su desempeño en la magistratura.
Tanto Bava como Augé son dos jueces de bajo perfil. Augé quedó a cargo en 2020 de dos investigaciones sobre espionaje durante el gobierno de Mauricio Macri: la de la vigilancia sobre Cristina Fernández de Kirchner en el Instituto Patria y la de las tropelías de los espías conocidos como Súper Mario Bros y el espionaje penitenciario. Augé llegó a dictar 39 procesamientos, pero la Cámara Federal porteña dejó en pie solo un puñado de ellos y convalidó la teoría de que, en realidad, los espías actuaban por su propia cuenta. Bava, por su parte, se hizo cargo de las investigaciones que en el juzgado federal de Dolores había iniciado su colega Alejo Ramos Padilla. Como tal, impulsó la investigación sobre el espionaje a los familiares de los 44 tripulantes del ARA San Juan y procesó el 1 de diciembre a Macri. Antes de las tres semanas, la Cámara Federal de Casación le había sacado las causas, como le pasó a su colega Augé meses antes.
En el público, estaban algunos de los jueces que desde la Cámara de Casación tomaron esa decisión y también se encontraba el fiscal Carlos Stornelli, procesado en Dolores por sus andanzas con el espía Marcelo Sebastián D’Alessio. Bava fue el primero en retirarse, aunque remarcan quienes lo vieron que estaba muy emocionado con el homenaje de sus pares.
Durante el acto, la Casación también rindió homenaje al calderista del edificio, Américo Castellón, que es excombatiente y sirvió en el rompehielos Almirante Irizar –que fue un buque-hospital durante el conflicto. La ceremonia también fue ocasión para inaugurar una sala de audiencias a la que describieron como la más moderna del país por la tecnología que incorpora.
Más allá de la comunión en el acto, los tribunales federales se han visto divididos por la investigación de las torturas que sufrieron los conscriptos durante la guerra. El año pasado, la Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal –con la oposición de Ana Figueroa– sostuvo que esos delitos no constituían crímenes contra la humanidad y, por ende, ya estaban prescriptos. El tema está en la Corte Suprema, que ya antes había cerrado la puerta a la investigación. En 2015, en su última apertura del año legislativo como presidenta, CFK llamó a quienes impulsan la causa –como el Centro de ExCombatientes Islas Malvinas (CECIM) de La Plata– a llevar el reclamo al sistema interamericano de derechos humanos ante la negativa del máximo tribunal.