Se hizo esperar cuatro años pero finalmente está aquí. La increíble Atlanta, la serie más emocionante y singular que se puede ver en la televisión actual, ha comenzado su tercera temporada. Atlanta –que en Estados Unidos acaba de estrenar por Hulu pero que acá, mientras la esperamos, podemos ver en Netflix sus dos primeras temporadas– es la gran ópera deforme de Donald Glover.

“Queríamos hacer nuestro cuento de hadas negro”, dijo el creador, que retoma el asunto justo donde lo dejó en 2018: Paper Boi, un rapero emergente viaja a su primera gira europea. Lo acompaña su primo Earn, un estudiante universitario fallido que quiere convertirse en su manager, la ex novia de este, Vanessa, una afroamericana de ascendencia alemana, y su excéntrico amigo Darius (el espectacular LaKeith Stanfield, un actor que no es lo suficientemente famoso y que la industria no se merece), todos originarios de Atlanta, ciudad sureña trascendental para la historia afroamericana. “Atlanta está en ningún lado y en todos. En realidad, queríamos explotar la idea de que Atlanta es un estado mental y la colisión con Europa solidificaba un poco esta idea”, dijo su creador.

Ahora los chicos están perdidos en un eurotrip alucinado que amplifica bastante la demencia del mundo. Pero la idea de Atlanta como serie es más o menos así: reencuadrar la realidad bajo la mirada de sus personajes afroamericanos exhaustos del mundo, haciendo que sea la cultura blanca norteamericana la que se transforme en exótica y deforme. Todo eso que dan por sentado los estadounidenses en sus sitcoms, sus intentos condescendiente y bobos por abordar la diversidad y su pretensión de universalidad, es acá presentado como grotesco, absurdo y aterrador. Así, los episodios que empiezan tranquilamente en un plan de comedia slacker o de dramedy o de denuncia, se transforman rapidísimo en episodios de terror o en un espiral lyncheano que no escatima jamás en extrañeza: desde una ceremonia de suicidio asistido a un talk show sobre diversidad donde un adolescente negro se “autopercibe hombre blanco de 40 años”. Todo en Atlanta parece redirigir a una gran máxima: ser afrodescendiente en Estados Unidos es también una experiencia surrealista.

“La tesis de la serie es mostrarle a la gente qué se siente ser negro y realmente eso no se puede escribir, hay que sentirlo. Así que el aspecto tonal fue muy importante para mí”, dijo Glover, hoy de 38 años. "Sinceramente, no pensábamos que Atlanta fuera a ser vista como una comedia, pero hay que ser capaz de reírse de lo absurdo para no llorar". En esta temporada, además, el componente onírico es protagonista, como con su decisión de darle un final diferente a la horrible historia real de la familia Hart, el caso de una pareja blanca que adoptó a seis niños afroamericanos de orfanatos y luego se suicidó lanzando su propio auto por un acantilado con todos los niños a bordo en el 2018. La verdad es que la serie siempre fue brillante pero esta temporada es asombrosa, implacable en oscuridad y demencia, y en su narrativa una de las cosas más sofisticadas que se puede ver actualmente.

Donald Glover despegó como actor en Community, la super experimental –y al mismo tiempo muy popular– sitcom de Dan Harmon sobre un grupo de personajes muy disímiles que se hacían amigos en el grupo de estudio de una Universidad Comunitaria. De ahí salieron actrices muy valoradas en comedias actuales como Alison Brie o Gillian Jacobs, y también estuvo Joel McHale, famoso por ser el presentador de The Soup, pero de todos ellos, fue Glover quien se convirtió en un autor de tomo y lomo, uno de los más completos y ocupados de de la industria. Al poco tiempo, Glover ya estaba sentado en la sala de guionistas de 30 Rock, la serie de Tina Fey, y luego, claro, su cara quedó inmortalizada en el video de “This is America”, ese gospel con tintes de rap alucinado y mortuorio que hablaba sobre la violencia histórica de la experiencia afroamericana en Estados Unidos, y que tanto tiene que ver con la estética y el espíritu de Atlanta. En el video, Glover –que firma como rapero con el nombre de Childish Gambino (un apodo que adoptó usando el generador de nombres online de Wu-Tang Clan) – aparecía con una AK-47 asesinando a todo el mundo, pero también reversionando el espectáculo Jump Jim Crow, que se conoce como fundacional de la costumbre norteamericana del siglo XIX, donde actores se maquillaban con pintura negra y “caracterizaban” a los esclavos africanos para divertimento de sus esclavistas blancos: el combo resultó en una experiencia a la vez lisérgica y violenta, cómica y muy perturbadora, que se transformó en viral en seguida.


La meteórica carrera de Donald Glover también incluye su participación en Spider-Man o la versión joven de Lando Calrissian en Star Wars. Entre sus proyectos más personales protagonizó Guava Island, un pequeño musical con Rihanna, pero sin dudas Atlanta es el proyecto al que le dio todo. El mismo que comparte con su hermano guionista Stephen Glover, el director Hiro Murai (responsable de videos para gente como Bloc Party y St. Vincent, y –por supuesto– también el de “This Is América”) y la productora Stefani Robinson (que también hizo What We Do in the Shadows, otra de las series más graciosas de la actualidad).

"Hay un dicho que asegura que tenés toda la vida para hacer tu primer álbum, y luego ocho meses para hacer el segundo. Cuando el primero es un éxito, todos te dicen: 'No me vayas a decepcionar con el segundo'. Así nos sentimos con Atlanta”, dijo Glover, que se tardó tantos años en lanzar esta temporada que además le dio tiempo a casi todo su cast –entonces ignoto– para para convertirse en superestrellas. Brian Tyree Henry –Paper Boi–, entró al millonario mundo de los superhéroes vestido de látex en Eternals, igual que Zazie Beetz –Vanessa– en Deadpool 2 y el Joker de Joaquin Phoenix, y el extraordinario LaKeith Stanfield –Darius–, hasta se hizo de una nominación al Oscar por su rol en Judas and the Black Messiah.

Ahora, todos en los mejor de sus carreras, se reunieron para filmar las temporadas 3 y 4 juntas, que Glover, lamentablemente ya adelantó, serán las últimas: hay que saber cuándo retirarse. “No estoy haciendo una serie, quiero hacer una experiencia”, dijo el creador. La tercera temporada, ya sabemos, transcurre en Europa, pero la cuarta será el gran regreso a la matriz, Atlanta, ese lugar que para sus protagonistas parece ser un estado omnipresente del espíritu.