Con tres paneles integrados por mujeres de diferentes áreas y de distintas partes de América Latina, ayer se llevó a cabo el “Primer Encuentro sobre Equidad de Género y Empoderamiento de la Mujer Latinoamericana”, en el teatro de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET). Durante las presentaciones se debatió sobre temas como violencia de género y políticas públicas; violencia simbólica en los medios masivos de comunicación; el machismo en el sistema judicial; la desigualdad de posibilidades y los cupos de género tanto para carreras profesionales como en la política. “Estamos acá porque cuestionamos la desigualdad, y aunque algunos discursos pretenden hacernos creer que la igualdad ya la conseguimos, nosotras sabemos que falta mucho y que estamos en un contexto en el que todos los derechos conquistados están en riesgo”, dijo para abrir el encuentro Mariana Carbajal, integrante del colectivo Ni Una Menos. 

A pocos días de la tercera marcha del 3 de junio, la jornada en la UMET reunió mujeres especializadas en distintas áreas para discutir sobre los principales problemas de género que atraviesa la región. “El 3 de junio de 2015 se instaló en la agenda de Derechos Humanos el tema de la violencia de género, que implica no tomar este tipo de violencia como algo privado, sino como un problema estructural de la sociedad, cultural y económco”, fueron las palabras con las que Marta Dillon introdujo el primer panel, que debatió sobre las políticas públicas en Argentina para combatir la violencia de género y el rol del Poder Judicial. Expusieron sobre este tema las fiscales especializadas Cintia Larregina y Mariela Labozzetta; Silvia Lommi, subsecretaria del Consejo Nacional de las Mujeres; y la abogada experta en medios de comunicación, Graciana Peñafort. 

“El sistema judicial se caracteriza por reproducir todas las desigualdades de la sociedad y perpetuar la violencia hacia las mujeres. Por eso hay que doblegarlo”, afirmó Labozzetta. La titular de la Unidad Fiscal especializada en violencia contra las mujeres y personas LGBTI, explicó cómo fue la creación de la Unidad en 2015, pero advirtió que la fiscalía no da abasto debido a que “la violencia de género es una cuestión que hay que pensar de manera integral. Está presente en otros crímenes de alta relevancia como el narcotráfico, en la trata de personas y también en la violencia institucional. Para tener perspectiva de género en el tratamiento judicial hay que tener una mirada amplia, integral”. “El desarrollo de las políticas de género se debe a los roles que ocuparon mujeres en lugares de poder”, concluyó.

Silvia Lommi utilizó su tiempo para explicar la tarea del Consejo Nacional de las Mujeres, que funciona “articulando actividades con distintos Ministerios y organismos de la sociedad civil para trabajar temáticas de género”. “Uno de los principales temas que atendemos es la educación. Todos el sistema educativo, en los distintos niveles, tiene que estar atravesado por la perspectiva de género. Desde el jardín hasta la universidad”, agregó. Para finalizar sostuvo que el tema que menos se está trabajando es el de la violencia simbólica, que “es lo que naturaliza la violencia hacia las mujeres”. Sobre esta cuestión tomó la palabra Graciana Peñafort. “El incremento de los femicidios se da al ritmo de la escalada de la violencia simbólica en los medios de comunicación”, opinó la abogada y añadió que “está asociado a los femicidios un valor moral que vuelve a matar a las mujeres ya asesinadas. Cuando ya no estamos acá, vuelven a matarnos los medios de comunicación; nos asesinan en la memoria”. 

El segundo panel se abocó a los temas de equidad de género en relación a la brecha salarial y al “techo de cristal” que funciona de freno para las mujeres que buscan avanzar en sus carreras profesionales. Las oradoras fueron Mercedes D’Alessandro, autora del libro “Economía Feminista”; Andrea Balzano, de ONU Mujeres; la colombiana Nadia Sánchez, de la organización “Ella es”; Maria Marta Talice, abogada de la Fundación Flor; Maria José Gómez, directora de neurociencias de Norvatis Farmaceutica S.A.; y María Sylvia Jimenez, la primera mujer integrante del comité ejecutivo de la Asociación de Fútbol Argentino. 

Abrió el panel Mercedes D’Alessandro, quien brindó algunos datos estadísticos: “en Argentina la brecha salarial es del 27 por ciento. Se agrava aún más en las mujeres precarizadas, que son un tercio del total de trabajadoras y ganan un 40 por ciento menos que los hombres”. D’Alessandro hizo hincapié en los trabajos no remunerados que realizan las mujeres, que “se encargan en un 76 por ciento de las tareas del hogar y de cuidado de chicos o ancianos”, y luego habló del impacto en las clases más bajas de la división de trabajo por género. “El 20 por ciento de las trabajadoras son empleadas domésticas, uno de los trabajos más precarizados. Muchas trabajadoras de clase media se apoyan en otras mujeres que hacen estos trabajos y no les ofrecen a las empleadas las mejores condiciones”, dijo la economista.

El panel de cierre tuvo como eje la equidad de género en el ámbito Legislativo, político y gremial en Argentina y América Latina. “El poder de las mujeres no cambia de por sí la realidad de las mujeres, pero sí modifica simbólicamente lo que es la mujer en la sociedad. No tienen que ser princesas; pueden, si quieren, ser presidentas”, dijo Victoria Donda, Diputada Nacional por Libres del Sur. Por su parte, la intendenta de La Matanza, Verónica Magario, afirmó que “la Argentina tuvo sin dudas una mujer que defendió los derechos de la mujer: Eva Perón, que defendía al pueblo entero. No hay límites para las mujeres cuando nos ponemos al frente de lo que queremos hacer. Nosotras tenemos la sensibilidad y la fuerza que nos da la maternidad, y venimos a sumar eso para hacer una sociedad más justa”.

Graciana Peñafor, femicidio y medios.