Sesenta años después de que Fidel Castro lo prohibiera, Cuba vuelve a aceptar la práctica del boxeo profesional. La Federación Cubana de este deporte lo reconoció de hecho al firmar con la empresa mexicana Golden Ring Promotions un contrato que autoriza el paso al campo rentado de sus mejores peleadores amateurs de la actualidad.
El anuncio fue formulado el lunes pasado a través de un comunicado conjunto que firmaron Alberto Puig, presidente de la Federación Cubana, y Gerardo Saldívar, presidente de la Golden Ring mexicana, una firma sin mayores antecedentes a nivel internacional. A partir de este acuerdo, peleadores calificados como el triple medallista olímpico y triple campeón mundial Lázaro Álvarez, el ascendente campeón mundial Yoenlis Feliciano Hernández, los campeones olímpicos Julio César La Cruz, Arlen López, Roniel Iglesias y la joven sensación Andy Cruz podrían hacer su debut profesional el 20 de mayo próximo en una velada que tendría lugar en Aguascalientes (México).
"Hace tres años y medio se comenzó un análisis serio que ha tenido como resultado el acuerdo aprobado y bien visto por la dirección del deporte del país y la Federación Cubana de Boxeo con Golden Ring Promotions, para la representación de Cuba en su ingreso al boxeo profesional”, señaló Puig. Por su parte, el promotor y manager Saldívar indicó que los boxeadores contratados por su empresa no deberán radicarse en México para desarrollar su carrera rentada. "Podrán entrenarse en La Habana y viajarán para tomar parte de las carteleras profesionales. Buscaremos ubicarlos (a los peleadores) en los rankings de todos los organismos del boxeo profesional por quienes tenemos un profundo respeto" agregó Saldívar.
Tras la decisión política de Fidel Castro de prohibir en 1962 el boxeo de paga y tolerar únicamente la actividad amateur, grandes pugilistas cubanos debieron dejar el país y radicarse en el extranjero para proseguir sus campañas. José Angel "Mantequilla" Nápoles y Ultiminio "Sugar" Ramos se nacionalizaron mexicanos y llegaron a ser campeones mundiales en representación de ese país al igual que José Legrá en España y Benny Paret y Luis Manuel Rodríguez en los Estados Unidos.
En los años 70, 80 y 90, mientras Teófilo Stevenson y Félix Savón se consagraban triples campeones olímpicos de los pesados (Stevenson fue desafiado por el mismísimo Muhammad Alí), muchas jóvenes promesas del boxeo cubano debieron desertar o directamente huir de su país para poder convertirse en profesionales. Por ejemplo, Guillermo Rigondeaux y Erislandy Lara llegaron a ser campeones mundiales luego de haber abandonado el equipo que participaba de los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro en 2007 y haberse escapado a Miami, donde actualmente residen.
Yordenys Ugás, actual campeón de los welters de la Asociación Mundial, vivió un episodio dramático antes de llegar a serlo. Después de seis intentos frustrados, en 2010 se lanzó en un bote al Océano Atlántico y luego de navegar dos días en solitario en un gomón, llegó a México donde solicitó asilo político y se trasladó después a Miami desde donde desarrolló toda su campaña. Ugás recién pudo reencontrarse con su familia de Cuba en 2019. De ahora en más, los prospectos de la isla ya no deberán correr semejantes riesgos y podrán soñar con un futuro de alta gama. La revolución ha sido hecha en sentido inverso y desde el lunes, el boxeo profesional ha vuelto a ser reconocido por el gobierno cubano.