Ocho testigos coincidieron, durante la tercera audiencia del juicio oral por el femicidio de Claudia Schaefer, en que su esposo Fernando Farré era violento y que ejerció violencia verbal y psicológica sobre la víctima. 

Un vecino del edificio en el que el acusado vivía con la mujer lo describió como “un misógino” y aseguró que la víctima le dijo textualmente que “tenía miedo de que la matara”.

Se trata de Gabriel Calfat, el hombre que solía residir en el departamento superior al del matrimonio, quien declaró ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de San Isidro. “Era bastante conocida la relación conflictiva entre ellos” dijo el hombre, en relación a los vecinos del edificio de Avenida Libertador 1750, del Barrio Norte porteño, en el que convivía la pareja.

“Era muy grande ver la diferencia en su cara (por la víctima) cuando estaba su marido y cuando no estaba”, dijo, y reveló que Schaefer (44) “llegó golpeada en alguna oportunidad”, lo que él había constatado cuando vio “que tenía moretones en los brazos y uno en la cara”.

Según él, todos los vecinos del Consejo de Administración del edificio estaban al tanto de la situación y le recomendaron a la mujer en más de oportunidad que se separara de Farré (54), en particular desde que ella les había comentado que “tenía miedo de que la matara”.

“Es un misógino, no tenía buen trato con las mujeres ni con sus empleadas domésticas, las tenía muy sometidas”, concluyó Calfat al terminar de responder el cuestionario de las fiscales Carolina Carballido Catalayud y Laura Zyseskind.

José Cárdenas, el abogado de familia que asistió a Schaefer en el juicio por divorcio y en la obtención del recurso de exclusión del departamento de Barrio Norte y jefe de Carlos Quirno, el letrado que estaba con ella en el country el día del asesinato, sostuvo que “Farré la descalificaba y tenía malos tratos con frecuencia, le decía que no servía para nada”, y explicó que la acompañó, por su propia sugerencia, a radicar una denuncia en la Oficina de Violencia Doméstica (ODV) de la Corte Suprema de Justicia.

Durante la audiencia y a diferencia de lo visto en las jornadas previas, Farré se mostró más activo, tomando notas con una birome negra sobre hojas que le pasó su abogada, María Inés Bergamini Urquiza, mientras miraba de forma atenta e intermitente al escaso público y a los periodistas ubicados en el fondo de la sala.

Más tarde declaró la psicóloga de la ODV que recibió la denuncia de Schaefer tras el mencionado episodio en su departamento, Verónica Auman, especialista en violencia familiar y de género.

Auman explicó que en la entrevista que le realizó a Schaefer, ésta decía en forma reiterada que “la denuncia podía aumentar las reacciones de Farré”, por lo que “al finalizar, teníamos (ella y su equipo de profesionales) claro que había cosas que no había podido o querido contar”. Otro testimonio fue el de Pedro Harveyjames, quien trabajó con Claudia durante nueve años en la bodega Salentein, en el cual contó que “la relación con Farré no era amorosa” y que hubo “una escalada de violencia una vez que él perdió el trabajo”. Además, el testigo Pablo Luis Deutsefeld, amigo de la víctima y padrino de uno de sus hijos, dijo que en diciembre de 2014 ella se quiso separar y reconoció que durante los últimos diez años de matrimonio sufrió “abuso psicológico”. 

Liliana Rodríguez Rossa, amiga de Schaefer definió a Farré como una “personalidad completamente narcisista”. Magdalena Verges, secretaria del imputado entre 2010 y 2014 aseguró que Farré era “temperamental en dar órdenes e irrespetuoso”, por lo que le hizo una denuncia por maltrato laboral, mientras que la psiquiatra de la víctima, Mariana Giménez, contó que Claudia sufrió “maltrato psicológico y verbal”, tras lo cual sostuvo que sufrió “violencia de género”. El debate pasó a un cuarto intermedio hasta hoy a las 9 cuando continuarán las declaraciones de testigos.