Kane Tanaka, Lucile Randon, Tekla Juniewicz y María Branyas-Morena. De acuerdo con el sitio internacional Gerontology, solo esas cuatro personas son más longevas, en la actualidad, que Casilda Benegas de Gallego, la mujer de 114 años que pasa sus días en Mar del Plata.
“Siempre de buen humor, con una sonrisa y a las carcajadas”. Así la describe a Página/12 Mayra Blanco, una de las 8 bisnietas de Benegas, aunque el árbol genealógico de Casilda es bastante más extenso: dos hijos, 8 nietos, 8 bisnietos y hasta tres tataranietos. En total, cuatro generaciones acompañan a la mujer más longeva en la historia argentina.
Nació en 1907, en Paraguay. Un dato para contextualizar: cuando Casilda empezó a caminar, aún no había llegado la electricidad a ese país sudamericano. Oriunda del municipio de Itapúa -en la frontera con Argentina-, Benegas recién llegó al país en 1945, una vez que formó matrimonio con un español de apellido, justamente, Gallego.
Su familia recuerda casi de memoria el periplo de Casilda: primero se asentó en el norte, en Jujuy, después se mudó a Corrientes aunque también pasó temporadas enteras en Chaco. Pero eligió Mar del Plata como residencia definitiva... o casi definitiva. A fines del 2000, poco antes de que estallara la convertibilidad, su familia cruzó el Atlántico y se radicó en Europa. Estuvo 13 años en Alcobendas, un municipio en las afueras de Madrid. En 2013, con solo 106 años, Casilda volvió a instalarse en Mar del Plata.
"Nos llena de orgullo y de emoción que tenga la edad que tiene y que esté bien, que podamos disfrutarla", cuenta su bisnieta, tras narrar -uno por uno- todos los sitios en donde vivió Benegas.
Otros récords
Casilda es parte de los 9.045.098 ciudadanos, según los registros oficiales, que tuvo covid-19 en Argentina desde marzo de 2020 y es también la segunda persona de mayor edad en todo el mundo en recuperarse de la enfermedad.
Su contagio ocurrió pocos días antes de la Navidad de 2020: un brote en el hogar "Abuela Coca", donde reside, derivó en el contagio de la mujer centenaria.
Mayra Blanco recuerda con claridad esos días. "Nos asustamos con la noticia, porque por más que ella fuera sana y no tuviera ningún problema de salud, escuchamos que el virus hacía desastres en la gente mayor", comentó.
La campaña de vacunación recién comenzaba y Casilda aún no había sido inmunizada. "Pero ella lo pasó bien, sin síntomas de nada. Iba un médico a controlar a todos en el hogar y los partes médicos que recibía mi tía eran siempre iguales: está bien, no tiene fiebre, está bien hidratada y con apetito normal, y buena oxigenación", agregó su bisnieta.
Cuando fue vacunada pasó a ser la cuarta persona del mundo más longeva en ser imunizada. El 30 de marzo de 2021, una delegación del PAMI se trasladó a la residencia para inocularla.
Apenas un "Ay" se le escapó a Benegas cuando sintió el pinchazo, explican las enfermeras, quienes aclaran que tampoco se hubieran dado cuenta si le dolía o no porque la mujer "récord" solo habla guaraní cuando se "enoja".
El secreto de la vitalidad y el tan ansiado 8 de abril
"No tiene ninguna enfermedad ni nada, es una mujer sana. Siempre comió y tomó de todo, nunca se cuidó con las comidas", explica Mayra, quien descarta de cuajo cualquier receta de vitalidad que proteja a Casilda.
El diagnóstico de su bisnieta es respaldado por la opinión de los médicos que desde el 2017 la atienden en el hogar para adultos mayores marplatense donde vive. "Solo tiene años", responden los médicos ante la consulta de sus allegados.
En cada reunión familiar, explica su bisnieta, es imposible no hablar de la matriarca de 114 años. "Todos tenemos una anécdota propia con ella, la disfrutamos mucho", subraya Mayra, y selecciona los momentos de mayor complicidad con su bisabuela: el apodo secreto entre ambas y lo hipnotizada que quedó cuando Casilda le cantó en guaraní.
El día que tanto la hija de Benegas, como sus nietos, bisnietos y hasta tataranietos tienen marcado en el calendario es el 8 de abril, la fecha del cumpleaños de la marplatense centenaria. Cuenta la tradición familiar que, cada vez que sopla las velitas, luego de que la familia le recuerda los años que cumple y lo orgullosos que están de que siga acompañándolos, Casilda suelta siempre el mismo comentario: "Un montón de años cumplí... y todos los que faltan".
"Esa frase resume a la perfección lo que es mi bisabuela: siempre de buen humor y alegre", concluye Mayra Blanco, sin disimular su emoción.