En el encuentro postergado por la vigésimo segunda fecha del torneo de Primera División, River derrotó por 3 a 0 a Atlético Tucumán, llegó a los 52 puntos y quedó a uno del líder Boca, cuando faltan cuatro fechas para coronar al nuevo campeón del fútbol argentino.
De ser uno de los partidos postergados pasó a ser uno de los más esperados. Porque la visita jugaba su chance de respirarle en la nuca a Boca, líder del campeonato de Primera, y porque el local quiso ponerse a la altura de una verdadera final haciendo descansar a varios titulares en el cotejo ante Belgrano del fin de semana pasado. Esa trascendencia incluso llevó a otra previa vergonzosa del fútbol argentino, en la que se volvió a hablar de incentivación y hubo amenazas llegadas al celular del técnico Lavallén. La expectativa creció tanto que el estadio estuvo colmado de hinchas, que antes del minuto inicial padecieron la contundencia de River, que tardó menos de 60 segundos en ponerse 1-0 con un derechazo de Moreira. Pese a estar en ventaja, los de Gallardo no cedieron la iniciativa y controlaron el juego desde la tenencia y la precisión en la distribución del balón.
El local buscaba reaccionar, pero los once de Gallardo anularon bien los circuitos de buen juego que son habituales en Atlético y que lo han elevado en la consideración del mundo futbolístico. No obstante, los tucumanos crearon sus chances, sobre todo cuando Barbona se soltó y empezó a trabajar en el espacio que quedaba entre Ponzio y Lollo-Martínez Quarta. Así, el primer tiempo terminó siendo de ida y vuelta, porque River cortaba y salía en velocidad, en contragolpes siempre peligrosos, y Atlético se iba reencontrando con sus buenos momentos futbolísticos.
El arranque del complemento mostró mejor a los tucumanos, que crearon situaciones que debieron llevarlo a la igualdad. Sin embargo, de estar a tiro del empate pasaron a ser goleados. Dos veces frotó la lámpara el Pity Martínez y River liquidó el partido. Primero el ex Huracán habilitó a Driussi, que definió sobre la salida de Luchetti y marcó el 2-0 con la complicidad de un defensor tucumano. Tres minutos después, el mismo Pity la hizo y la definió para el 3-0 final e inapelable.