Cuesta creerlo, pero los versos “Una sombra solitaria va sin rumbo / solitaria en la avenida”, de Lucas Ferrara, fueron escritos antes del covid y la cuarentena. Aunque las calles desiertas y cierta oscuridad característica del grupo aparecen en Noche herida, el nuevo trabajo de Bombay Bs. As., guitarristas y cantor aseguran que todo el material es previo a los años de la peste, aunque esas estrofas iniciales empujan a escuchar las catorce canciones desde la óptica pandémica. Noche herida es el tercer disco con composiciones propias en más de 20 años de recorrido artístico del conjunto y, además, el primero que sale firmado por Bombay Bs.As. Todos los anteriores respondían a “34 puñaladas”, el antiguo nombre de la agrupación, que abandonaron en pos de reconocer las luchas contra la violencia y por la igualdad de género que llevan adelante sus colegas mujeres y disidencias.
El grupo presentará Noche herida en dos noches consecutivas, este viernes y sábado, en el Club Atlético Fernández Fierro (Sánchez de Bustamante 772), a las 21.
“En realidad el disco se gestó en 2019. El 2018 fue muy celebratorio para nosotros, festejamos los 20 años, tuvimos varias giras, salió el premio Gardel (por Historias del humo), fue muy arriba, y en 2019 fue ‘bueh, hay que laburar’”, sonríe Edgardo González, que además oficia de anfitrión. Y aunque la pandemia no aparezca como ‘tema’ de la obra, los músicos reconocen que se metió en el proceso compositivo. “Nosotros tenemos tres instancias compositivas, la primera es individual o en duplas –explica González-, pero la siguiente se da en los ensayos y es colectiva, porque no hay una dirección musical, todo es horizontal y todos opinamos, proponemos y pedimos, ese es el trabajo que termina de darle identidad a las obras, que quizás son originalmente muy heterogéneas y así alcanzan una unidad estética”.
Esa etapa se vio, claro, salpicada por las interrupciones del caso. Y la tercera, la de llevar esos temas a la escucha del público, la que “termina de sellar las canciones” según el cantor Alejandro Guyot, tuvo que esperar aún más. “En la parte del ensayo la canción está contenida, es cuando la llevás al público que se empiza a transformar, cuando la música se mueve”, comenta Juan Lorenzo, quien desde su otra faceta, la de artista plástico, es responsable del arte de tapa del disco.
Maximiliano Cortez tiene grabado el primer momento en que volvieron a los escenarios. “Me acuerdo que se abrió la cosa y salimos a una fecha, y el primer tema lo tocamos de manera desaforada, como sacando todo, de pronto recuperamos el valor de lo que es tocar en vivo”, destaca. Lorenzo acuerda y rememora su sensación al volver a entrar al CAFF: “la música llega por el aire, el piano por atrás, el contrabajo pega acá... por más que tengas un buen equipo de audio, eso es irreproducible”. Para Guyot “se volvió mucho más claro el objetivo de presentar la obra en vivo”, señala a propósito, también, de sus libros publicados en pandemia y las pinturas de Lorenzo. “Es algo que termina de dar la razón de ser al laburo que uno hace, entregarlo y que ya sea parte de la comunidad”. Gonzalez dice que, además, el rodaje en vivo cambia las canciones. “Fijate el disco en vivo de Hamburgo, que la expresividad de muchas de esas canciones, tocadas diez años después de la grabación original, las vuelve muy diferentes”, plantea.
-En algunos temas aparece la ciudad vacía, es inevitable no leerlo en clave pandémica.
A.G.: -De muchas poesías se puede, tranquilamente, hacer una relectura a posteriori y que resuenen a pandemia, a la ciudad fantasmagórica. Hay un verso de “Asfalto, tripa y corazón”, de Juan, que dice ‘soy tu cantor / yo te soñé / estás enferma de mí”, por ejemplo. O “Maldición bisiesta”, que es un poema mío viejo que salió en este disco y cada vez que lo tocamos resuena mucho, y parece que hablamos de eso.
E.G.: -Fue como un presagio. Si nos dedicamos a esto es porque hay cierta sensibilidad en la observación, y en esa mirada que uno pone sobre la contemporaneidad, termina presagiando cosas. Nos pasó en el primer disco, cuando hablábamos de una ciudad espejo-fantasma, casi Blade Runner, y cuando salimos de grabarla de madrugada, la ciudad estaba llena de humo por las protestas contra la 125.
A.G.: -Está la posibilidad de la relectura pos-pandémica, pero también lo trasciende, porque la poesía tiene la posibilidad de los múltiples significados. No perdió actualidad. Me parece que los artistas no tenemos la misión de entretener, sino de interpelar la realidad, hacer un recorte de la ciudad o la realidad y entregarla en formato, en nuestro caso, de música, de canción. Es como fabricar antídotos que sirvan para convertir un poco la realidad.