El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, defendió el derecho al aborto como una "cuestión de salud pública" y los socios del presidente Jair Bolsonaro no tardaron en acusarlo de apologista de la "cultura de la muerte". En un debate celebrado en San Pablo, Lula dijo que "la idea de familia tradicional" que se defiende desde algunas instituciones brasileñas ha quedado muy atrás ya que sigue basándose en la "autorización de un hombre", quien no es el más indicado "moralmente" para tomar una decisión de ese tipo. El líder del Partido de los Trabajadores (PT) mantiene una cómoda distancia de alrededor de 15 puntos en intención de voto respecto a Bolsonaro, según una encuesta difundida este miércoles, la primera luego de que bajara su candidatura el exjuez y exministro de Justicia Sergio Moro.
"Aquí en Brasil el aborto está prohibido cuando en realidad debería ser una cuestión de salud pública", planteó Lula, quien remarcó que las mujeres pobres son las que sufren en mayor medida esta falta de derecho a interrumpir el embarazo, ya que al carecer de recursos no pueden acceder a métodos seguros.
"Aquí en Brasil las mujeres pobres mueren intentando hacer un aborto porque esta prohibido, el aborto es ilegal", criticó el expresidente brasileño, quien recordó como las mujeres con mayor poder adquisitivo pueden salir al exterior para someterse a esta práctica. Lula lamentó que la "idea de familia" en Brasil sea "muy atrasada" y sin mencionar al presidente, Jair Bolsonaro, lamentó que las mujeres necesiten la autorización de "un hombre que no tiene moral para hacer eso", cuando "no ha cuidado de sus hijos".
"La sociedad evolucionó mucho, las costumbres evolucionaron y tenemos que tener el valor para iniciar ese debate", sostuvo Lula, quien todavía no presentó de manera oficial su candidatura para las elecciones de octubre. Aunque el actual mandatario no comentó esa declaración, uno de los primeros en reaccionar fue Eduardo Bolsonaro, uno de sus hijos y diputado que publicó en redes sociales un video con el comentario de Lula y una abierta crítica al líder progresista.
"Lula no está pensando en una elección en un país cristiano, que respeta la propiedad privada", escribió el diputado, para enumerar algunas de las supuestas propuestas del líder progresista: "Estatizar privatizadas, confiscar armas, reglamentar los medios, perturbar a parlamentarios y sus familias en sus casas y ahora defender el aborto".
Para muchos dirigentes ultraconservadores, Lula mostró "su verdadero rostro". Damares Alves, hasta la semana pasada ministra de la Familia y los Derechos Humanos y quien dejó el gobierno para aspirar a un escaño en el Congreso, sostuvo que "la agenda de Lula siempre fue la cultura de la muerte y la violencia". Según Alves, quien además es pastora evangélica, las próximas elecciones serán "entre la vida protegida desde la concepción", que defiende Bolsonaro, y "la muerte de los niños inocentes".
Esta polémica de campaña se da en momentos en que Lula se prepara para confirmar como su compañero de fórmula al liberal Geraldo Alckmin, un antiguo adversario al que ahora se acercó y que transmitiría una cierta moderación frente al electorado. Pero si Lula enfrentará en las urnas a la ultraderecha que lidera Bolsonaro, en lo interno debe lidiar con algunas resistencias en el PT a su intención de tener a Alckmin como candidato a vicepresidente.
El Partido Socialista, al que Alckmin se acaba de afiliar, anunció un acto para el próximo viernes, en el que propondrá oficialmente su nombre como compañero de Lula en las elecciones. Esa propuesta deberá ser discutida y aprobada por el PT, que con ese fin reunirá a su dirección nacional el próximo 24 de abril, una semana antes de la fecha en que prevé confirmar a Lula como su candidato presidencial.
Hasta ahora, las encuestas repiten un escenario que se observa desde hace meses. De acuerdo con el último sondeo realizado por el Instituto de Pesquisas Sociales, Políticas y Económica (XP/Ipespe), Lula acapara el 44 por ciento de intención de voto frente al 30 por ciento de Bolsonaro. El porcentaje del líder izquierdista se mantuvo sin cambios desde la última encuesta de XP/Ipespe, divulgada en la segunda quincena de marzo, mientras que el del presidente aumentó cuatro puntos porcentuales.
Otros candidatos también mejoraron su intención de voto con la ausencia de Moro, quien en la encuesta anterior figuraba con un nueve por ciento de respaldo. El exgobernador de Ceará, Ciro Gomes, subió del siete al nueve por ciento; el gobernador de San Pablo, João Doria, del dos al tres por ciento; y la senadora Simone Tebet, del centrista Movimiento Democrático Brasileño, del uno al dos por ciento en intención de voto.