El Equipo Mendocino de Arqueología y Antropología Forense (EMAAF) de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) creó una osteoteca a partir de una colección de esqueletos humanos donados por cementerios de Mendoza, que permitirá desarrollar métodos propios para la identificación de restos NN en las investigaciones judiciales forenses comunes y en los casos de crímenes de lesa humanidad.

Al frente del proyecto se hallan Daniela Mansegosa, doctora en Ciencias Naturales (UNLP), y Sebastián Giannotti, doctor en Historia (UNCUYO), ambos docentes de la carrera de Arqueología en la Facultad de Filosofía y Letras de la universidad mendocina.

La osteoteca está integrada por esqueletos –no todos completos– de 111 individuos de ambos sexos y de edades que van desde los 7 hasta cerca de los 90 años. Es la primera biblioteca de huesos del oeste del país y la más grande fuera de Buenos Aires, donde existen seis, y hay dos en formación en Córdoba y Río Negro.

“En el caso de los NN y las fosas clandestinas, la osteoteca puede contribuir al esclarecimiento de los perfiles biológicos de restos óseos hallados en fosas clandestinas, en el contexto de los juicios por crímenes de lesa humanidad”, explicó Mansegosa al Suplemento Universidad.

La investigadora precisó que el proyecto tiene como objetivo “validar y testear metodologías para determinar, por ejemplo, el sexo y la edad, como así también los perfiles biológicos que se han producido en otras poblaciones del mundo y ver qué tan acertadas y ajustadas son en la población mendocina”.

“Vamos a saber en qué grado son precisas esas metodologías. Y si es necesario ajustarlas a la población local, para que puedan arrojar datos más específicos. Eso se va a hacer”, destacó.

Además, resaltó que en caso de encontrarse nuevos casos de restos humanos vinculados con el terrorismo de Estado “la osteoteca sería de gran utilidad”.

Desde 2018, Mansegosa y Giannotti trabajan junto al Ministerio Público Fiscal en investigaciones judiciales que requieren la identificación de restos humanos.

“El conocimiento que se pueda producir desde la osteoteca, que está en proceso, va a ser un insumo que se va a llegar a aplicar con fines de identificación, tanto en casos de lesa humanidad como de desaparecidos por otros tipos de violencia”, puntualizó la especialista.

Giannotti, por su parte, recordó que el proyecto “comenzó en 2017, cuando brindábamos pericias para el cuerpo médico forense en materia de antropología forense”.

“Entonces comenzamos a notar ciertas dificultades al aplicar los métodos para estimar sexo y edad en los estándares internacionales que se utilizaban para el caso de las poblaciones mendocinas”, explicó a este suplemento.

Destacó que “a partir de esas inquietudes, en 2019, impulsados por la cátedra de Bioarqueología, que está en cuarto año de la Licenciatura en Arqueología, comenzamos a desarrollar este proyecto en el cementerio de la ciudad de Mendoza, junto con estudiantes de Arqueología e Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, como así también de colegas del cuerpo médico forense”.

En la actualidad, el equipo liderado por Mansegosa y Giannotti está conformado por Julián Marchiori (estudiante de Arqueología y ayudante médico del Cuerpo Médico Forense y Criminalístico) y Camila Fernández Aisa, Janet Cea y Romina Olivares (estudiantes de Arqueología).