Pedro Marchetta, uno de los personajes más pintorescos del fútbol argentino de finales del siglo XX, falleció este jueves a los 79 años, de acuerdo a lo que confirmó Rosario Central, uno de los tantos clubes en los que dejó su impronta y recuerdo imborrable.
"Desde el Club Atlético Rosario Central sentimos profundamente el fallecimiento de Don Pedro Marchetta, un gran emblema de nuestra institución", informó el club rosarino, donde dirigió durante dos períodos y logró el ascenso a Primera División en 1985. Marchetta tenía 79 años y vivía en la localidad cordobesa de Villa Carlos Paz, donde luchaba contra las secuelas que le había dejado un accidente cerebrovascular (ACV) en 2006, año posterior al de su definitivo retiro del fútbol profesional.
Dueño de millones de anécdotas futboleras, en las que siempre se reflejaba su humor y su picardía, Marchetta fue un mediocampista sin mayor relieve que surgió en Racing y que pasó Gimnasia y Los Andes, entre otros clubes, hasta que antes de los 30 años dicidió su retiro. Sin embargo, su impronta la dejó como entrenador, con casi décadas de trayectoria, pese a un solo título, ese ascenso con Central en 1985. "El que me contrataba sabía que le iba a armar un equipo, que le iba a sacar 10 jugadores de abajo y sin un peso, yo era un bombero que venía con el matafuegos", se autodefinió en una entrevista con El Gráfico al repasar su carrera.
Después de ser ayudante de campo de Alfio Basile en Racing de Córdoba e Instituto, su inicio al frente de un plantel fue en Los Andes, club de Lomas de Zamora, la ciudad en la que nació en 1942. Allí tomó un equipo complicado con el descenso y lo llevó a pelear por subir a la máxima categoría. Luego tuvo un paso destacado por Racing de Córdoba y de ahí saltó a Central, donde logró el ascenso con un gran equipo, que luego, ya dirigido por Angel Tulio Zof, obtuvo el campeonato 1986/1987.
En aquellos años, la presencia de Marchetta en un equipo de Primera División era una fija. Sus dotes de motivador y su verborragia lo convirtieron en un personaje indispensable, con equipos que mezclaban buen juego y resultados. Así pasó por Vélez, Racing e Independiente y los equipos de Córdoba, donde se terminó radicando y donde dejó una huella inolvidable los hinchas de Racing, Instituto, Talleres y Belgrano. A medida que pasaban las temporadas, el Negro, como se lo conocía, fue cambiando su filosofía como técnico, dejando de lado el lirismo inicial a un fútbol mucho más táctico y mezquino. "Que me perdone Menotti pero cambié de vereda", llegó a decir en una de sus ocurrentes frases.
Temperamental y calentón, Marchetta tuvo cruces con muchos protagonistas, desde árbitros y rivales, pero siempre todo murió en el campo. También le valió el mote de "versero", algo que él mismo desmitió en un entrevista en el diario Olé: "No, qué versero. Después de dirigir tantos años en Primera puedo decir que estoy hecho. Tan perro no debo ser porque siempre me llaman...", destacaba en ese momento.
En los últimos años de carrera, su aura comenzó a apagarse y sufrió varios descenso. Probablemente el que más le dolió fue el de Racing de Córdoba, en un recordado partido ante Platense en el que el equipo que ganaba se salvaba, pero si empataban se iban ambos. El 2-2 final, con chances de gol dilapidadas por ambos conjuntos de manera increíble, condenó al descenso a Platense y Racing, dos de sus grandes amores.
Su último equipo fue el Barcelona de Ecuador, allá por 2005. Luego de ello y tras sufrir un ACV, Marchetta estuvo alejado en el fútbol pero siempre recordado por ser un personaje presente en diferentes historias. Según contó a la revista El Gráfico, luego de tener el ACV, estuvo internado ocho meses sin poder "ni hablar ni caminar". Si bien pudo recuperarse en buena forma, ya nunca más volvió al fútbol, su gran pasión junto con el turf.