El anuncio del Ministerio de Sanidad de España, que llevará ante el Consejo de Ministros la retirada de la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores, provocó reacciones desde la comunidad científica, que cuestiona la decisión pese a reconocer que el contexto de la pandemia es favorable en los últimos tiempos.
A partir del 20 de abril, tras su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE), la mascarilla no será obligatoria en interiores con la salvedad del transporte público, hospitales y residencias, donde se mantendrá la imposición para proteger a la población más vulnerable al coronavirus.
Dada la proximidad de la Semana Santa, que trae consigo un aumento de la movilidad y las relaciones sociales, los expertos consultados por Público ya apuntaban esta semana que podía ser "precipitado" tomar la medida en este contexto.
"Quitar la mascarillas en interiores antes o justo después de la Semana Santa puede ser precipitado", sostenía Ignacio Rosell, secretario del comité de expertos de la Consejería de Sanidad de Castilla y León.
Tras los últimos datos emitidos por el Ministerio de Sanidad, que ya solo analiza la incidencia acumulada en mayores de 60 años, exponen que hay 426,15 casos por cada 100.000 personas, mientras que el porcentaje de camas hospitalarias ocupadas por pacientes covid es del 4,41%. En los últimos siete días han fallecido en España 150 personas por coronavirus.
A través de un comunicado, la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) dejadó entrever que los motivos para retirar la medida son políticos y no basados en criterios científicos: "El anuncio de la retirada de mascarillas en interiores en una fecha determinada, sin que sepamos a priori cómo estará la situación en ese momento del futuro próximo, no puede ser una medida basada en la evidencia de la situación epidemiológica de ese momento, sino en otras cuestiones".
En su escrito, la SEE entiende que la Semana Santa expone los datos a una volatilidad, que puede cambiar después de esta semana. "Es cierto que los indicadores de más gravedad se sitúan en niveles bajos. Pero también es posible que la movilidad que se va a producir con motivo de la Semana Santa y otros acontecimientos, indiquen que la situación es otra", agregan.
En esa línea se muestra también Marcos López Hoyos, de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), que considera la medida "precoz" y se muestra preocupado dado que la mascarilla se retira antes de que se haya comprobado que el sistema de vigilancia actual, basado en redes centinelas, sea capaz de identificar rebrotes o picos de contagios. "No está basada en criterios científicos, pero es una medida que lleva mucho tiempo y que genera cansancio", ha añadido en declaraciones a Público.
La mascarilla es la última gran medida no farmacológica, por lo que su retirada envía un mensaje difícil de contrarrestar: "El uso de la mascarilla en interiores es una medida muy icónica, y muy visible, y su eliminación también transmite el mensaje de que ya no hay necesidad de ninguna medida", apunta la SEE.