Grandes escapes con Morgan Freeman (estreno este sábado 9 a las 22 por History) partió de una idea tan sencilla como potente. Que el actor de Sueños de libertad conduzca un envío sobre fugas de prisión emblemáticas. “Estas paredes son graciosas. Primero las odias y luego te acostumbras. Pasa bastante tiempo hasta que dependes de ellas. Eso está institucionalizado”, dice su personaje en el film de Frank Darabont (1994) que se ha convertido en un clásico moderno. La docuserie, sin embargo, sigue a quienes no se acostumbraron al encierro. Desde el Chapo Guzmán a “los seis de Pittsburgh” a otros casos grabados a fuego en la memoria colectiva como Alcatraz y Dannemora. Un dato: la mayoría de las historias que se repasan en su primera temporada han quedado inmortalizadas en la pantalla grande, telefilmes o series.
El formato no es nuevo para la señal. Grandes misterios de la historia tuvo como host a Laurence Fishburne, John Leguizamo hizo lo propio en Inexplicable Latinoamérica y Damien Lewis desempolvó operaciones míticas de inteligencia en Guerra de espías. Al igual que en esos otros envíos, esta docuserie se vale de testimonios de primera fuente (compañeros de celda y guardias), reconstrucciones dramáticas, material de archivo y la voz de expertos para graficar la espectacularidad en cada plan. Un elemento clave de esta producción es el uso de “Unreal Engine”, una herramienta de creación 3D que le proporciona al relato, según sus creadores, una experiencia inmersiva.
Los productores Geoffrey Sharp y James Younger “no querían que Freeman fuera un presentador en un estudio, sino más bien que se sienta que está ahí mismo, en la cárcel”, dijeron en su encuentro con la prensa. En el primer episodio, de hecho, al conductor se lo puede ver dentro de una de las celdas como la que contuvo -por un tiempo- al narcotraficante más famoso del siglo XXI. “El Chapo Guzmán no solo era un gran criminal, también era un gran escapista”, repasa Freeman detrás de unos barrotes. En este primer episodio se profundiza en sus dos fugas más icónicas: Puente Grande y Altiplano. De la primera se escapó dentro de un carrito de lavandería. La segunda requirió de la misma ingeniería que utilizaba en el traslado de toneladas de estupefacientes a los Estados Unidos. Sus secuaces construyeron un túnel de casi dos kilómetros durante un año. La noche del 11 de julio de 2015, Guzmán se convirtió en el primer prisionero en consumar un escape de esa prisión, y seguramente, sea el único en huir en motocicleta bajo tierra.
Para los hacedores era importante no romantizar a los retratados (uno de los episodios está dedicado al asesino de Martin Luther King que se escapó en 1977 de una prisión en Tennessee) sino centrarse en la concreción de su huida. “A veces en un programa como éste hay gente buena, gente mala y a veces no queda claro quiénes son los buenos y quiénes son los villanos. Y a veces uno termina alentando a aquellos que están tratando de escaparse porque como que el instinto es ver si logran salirse con la suya y logran escapar. Entonces a veces es difícil equilibrar ese interés cuando son antihéroes, por decirlo de alguna manera”, señaló Sharp.
“Acá te mostramos cómo lo hicieron. Les daremos paso a paso, los detalles de lo que hicieron de momento a momento, casi día a día, semana a semana, mes a mes, año a año. Salir de una prisión de máxima seguridad es probablemente uno de los intentos más audaces que los humanos pueden permitirse. Y la cantidad de ingenio, la cantidad de coraje, la cantidad de perseverancia, de apegarse a una actividad que se necesita para hacer algo como eso, es probablemente una de las cosas más fascinantes de la naturaleza humana llevada a cabo por presidiarios”, dijo el conductor en la presentación de programa.
Freeman tampoco es un novato en esta faena. En el 2016 fue la cara visible de La historia de Dios por Nat Geo (encarnó al máximo creador en Todopoderoso). Ahora es el turno de escapes carcelarios. ¿Habrá en el futuro uno sobre asesinos seriales junto a Brad Pitt?